El abuso de poder
Miguel Guerrero
Las críticas al Ministerio Público no se refieren a su supuesto empeño de establecer precedentes en la lucha contra la corrupción, que sigue siendo un cáncer en la vida nacional. Lo criticable son sus métodos, el abuso de poder, las violaciones evidentes al debido proceso y, peor aun, el desconocimiento al principio básico del estado de derecho como es la presunción de inocencia.
Los procedimientos usados en las últimas detenciones de exfuncionarios de la pasada administración cuestionan sus intenciones y las del Gobierno. Sabemos que la “justicia independiente” es una ficción, un pretexto para aplicar justicia selectiva. Dudo que haya muchos ciudadanos indiferentes a cualquier acción dirigida a sancionar la corrupción. Pero nada ganamos si ese esfuerzo se erige sobre la anulación de principios en que se sostiene un estado de derecho, porque entonces ningún ciudadano estaría protegido de los excesos del Gobierno, un poder de naturaleza autoritaria.
Las detenciones en horas de la madrugada con un aparataje de fuerza, la irrupción en hogares de ciudadanos con arraigos que en tres años mientras esperaban por su arresto no dieron señales ni evidencia alguna de esconderse o escapar, son apenas parte de métodos repudiables e inaceptables, que perturban la paz pública y la tranquilidad social, en un año preelectoral y arrojan así más leña al fuego de la rivalidad política.
La filtración de informes sobre expedientes en etapa de investigación a los medios es una vergüenza, como lo es todavía más que algunos medios se dejen servir de esa manera, sin cuestionar las intenciones detrás de esas filtraciones.
No hay nada que se parezca a un Ministerio Público independiente, porque ese órgano es el brazo del Gobierno en la lucha contra el crimen. Las violaciones al debido proceso actuarán como un bumerán, y sembrarán dudas sobre sus intenciones en la lucha contra la corrupción.