El alto costo de las EDE para los contribuyentes dominicanos

Santo Domingo, 2 mayo. – Las Empresas Distribuidoras de Electricidad (EDE), de propiedad estatal, representaron en 2024 un gasto significativo para el país, equivalente al 1.4% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que se traduce en US$1,769 millones pagados con recursos provenientes de los contribuyentes. Así lo revela un informe reciente del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES).
Estas empresas continúan siendo financiadas por el erario debido a su ineficiencia operativa, incapaces de reducir pérdidas técnicas y comerciales. En 2024, las EDE no lograron cobrar el 42.2% de la energía que adquirieron: el 37.6% de esa energía nunca se facturó, y un 4.6% fue facturado pero no cobrado, según indica CREES.
El impacto de estas pérdidas se dimensiona al compararlas con otras prioridades nacionales. En 2024, el gobierno destinó el equivalente a US$1,144 millones —0.9% del PIB— a la justicia y la seguridad ciudadana. Esto significa que se gastó 1.6 veces más en cubrir las deficiencias de las EDE que en la protección de la ciudadanía, de acuerdo con los datos recopilados por CREES.
El peso fiscal de las EDE es innegable. En los últimos cinco años, las transferencias a estas empresas han representado casi la mitad del déficit fiscal promedio de 3.0% del PIB.
Pero más allá del aspecto económico, CREES advierte que también se trata de un problema ético: los ciudadanos no tienen acceso a los beneficios o la propiedad de estas empresas, pero están obligados a asumir sus pérdidas mediante impuestos.
Ante este escenario, CREES propone que la propiedad de las EDE sea transferida a entidades con solvencia económica y reputación que salvaguarde una buena gestión.
Este modelo, según el centro de estudios, sería más efectivo que el esquema de subcontratación planteado, que obligaría al Estado a seguir financiando inversiones futuras con deuda pública, sin que existan garantías de que las pérdidas desaparecerán.
En un sistema de mercado, subraya CREES, los incentivos que mueven a cualquier emprendedor son evitar la pérdida de su capital y lograr una ganancia. Esto aplica tanto al colmadero como al hotelero o al dueño de una telefónica.
La distribución de electricidad, aunque más compleja, no debería ser la excepción. La solución a la crisis de las EDE debe ir más allá de la complacencia, concluye el informe.
