El Banco Mundial prevé una bajada del crecimiento en Latinoamérica al 2,6 %

Washington, 11 ene (EFE).- América Latina crecerá un 2,6 % en 2022 y un 2,7 % en 2023, después de una fortísima recuperación del 6,7 % el año pasado, y se enfrenta a importantes riesgos como un aumento abrupto en la cantidad de casos de covid-19, tensiones en la financiación y estrés relacionado con la deuda, vaticinó este martes el Banco Mundial (BM).

El crecimiento se ralentizará en la región a medida que se endurezca la política fiscal y monetaria, se prolongue la demora en las mejoras en las condiciones del mercado laboral y las condiciones externas se vuelvan menos favorables, apuntó el organismo en su informe semestral de «Perspectivas Económicas Globales».

El proceso de recuperación hacia los niveles del Producto Interno Bruto (PIB) anteriores a la pandemia será desigual por países y en algunos de ellos tardará más en llegar, aseguró el banco.

Las proyecciones elaboradas hasta fin de 2023 implican que, si se ponderan las cifras en función del PIB, la región de América Latina y el Caribe perderá terreno en el ingreso per cápita no solo en relación con las economías avanzadas, sino también con las de Asia oriental y el Pacífico y las de Europa y Asia central.

Por países, la economía de Brasil se desacelerará hasta el 1,4 % en 2022 y repuntará al 2,7 % en 2023.

El crecimiento de México, por su parte, disminuirá según las proyecciones hasta el 3 % en 2022 y el 2,2 % en 2023.

En Argentina, el crecimiento se desacelerará al 2,6 % en 2022 y al 2,1 % el año siguiente, mientras que los fuertes rebotes observados en Chile, Colombia y Perú en 2021 también se debilitarán en 2022 y todavía más en 2023.

En Centroamérica, el crecimiento se mantendrá sólido en 2022 en un 4,7 %, debido a la mejora en las perspectivas respecto de la vacunación contra la covid-19 y la entrada firme y continua de remesas.

El Banco Mundial alertó de que los brotes de coronavirus siguen constituyendo un riesgo incluso en países con altas tasas de vacunación y que un deterioro repentino de la actitud de los inversores podría generar dificultades para afrontar el servicio de la deuda y episodios de salidas de capitales.

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