El ‘bien dormir’, seguro de vida y la mejor receta para prevenir enfermedades
Pilar Palazuelos |
Santander, 24 marzo.- Los trastornos del sueño crecen de forma exponencial, su prevalencia es alta y aumenta el número de solicitudes para hacer estudios en las consultas. Sabemos que dormimos menos de lo que deberíamos, pero seguimos robando tiempo al sueño .
Los expertos advierten: no cuidar el sueño y no dormir las horas necesarias es “una tremenda agresión biológica” y la causa oculta de patologías que obligan a los pacientes a peregrinar de especialista en especialista.
En la Unidad del Sueño y Ventilación del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander lo tienen claro. Los trastornos del sueño están alcanzando una prevalencia “increíble” y, de hecho, estudios del Ministerio de Sanidad apuntan que un 55 por ciento de la población española no tiene un adecuado descanso.
Esta unidad es pionera, trabaja desde hace más de tres décadas y en este tiempo han pasado por ella prácticamente 40.000 pacientes.
Se trata de un departamento multidisciplinar, en el que trabajan sobre todo neumólogos y neurofisiólogos en contacto con otros profesionales como otorrinos, ortodoncitas o cirujanos maxilofaciales.
En esta unidad reivindican la necesidad de “poner al sueño en el lugar que le corresponde”, según destaca, en una entrevista con EFE, su responsable, Mónica González, quien avisa de que no sólo nos va en ello la calidad de vida, sino también el tener una buena salud.
“Agresión brutal”
Los trastornos del sueño no tratados están detrás de muchos problemas de salud. Padecer apnea obstructiva del sueño, la causa que más frecuentemente lleva a los pacientes a esta consulta y en la que se calcula que sólo un 15 % de los afectados está diagnosticado, implica tener papeletas de hipertensión arterial, un mayor riesgo de diabetes, o de accidentes cardíacos o cerebrovasculares.
Pero parece que el sueño sigue siendo el pagano de nuestro estilo de vida. “Le robamos tiempo al sueño y no a otras cosas para todo lo que tenemos que hacer. Si tienes trabajo, ¿a quién le robas el tiempo? ¿El prime time de este país a qué hora es? Dormimos 26 minutos de media menos que el resto de la población europea y tenemos el dudoso honor de ser los que más hipnóticos y benzodiacepinas consumimos”, asevera la responsable de la Unidad del Sueño.
Se da un círculo vicioso que supone “robar” horas al sueño y “encima” meterse en la cama y querer “una medicina que haga dormir al instante”. “Es una agresión brutal”, incide González.
El ‘peaje’ del fármaco
El camino debería ir por otro lado. “La prescripción de hipnóticos y benzodiacepinas es tremenda”, subraya.
Aunque en ocasiones estos fármacos pueden ser útiles, “tienen que ser gestionados a partir de una historia clínica y controlados en el seguimiento por un especialista”.
“En situaciones de estrés tremendo, con una patología de fondo, son muy útiles. No estamos quitando el beneficio de estos fármacos, pero no podemos acomodarnos a utilizarlos para solucionar situaciones en las que lo que media es el problema de una sociedad 24/7, de altísima exigencia de niveles laborales, con estrés y ansiedad tremendos”, remarca González.
A su juicio, se ha “normalizado como sociedad” el consumo de este tipo de fármacos con los que “se paga un peaje”.
Telemonitorización
Lo que está claro es que dormir tanto en exceso como con privación de sueño tiene un gran efecto negativo sobre múltiples esferas metabólicas o inmunológicas.
Esta unidad del Hospital Valdecilla, que fue pionera en España, comenzó con un pequeño grupo de pacientes en 2015, incorporando progresivamente una “revolución tecnológica” y hoy tiene a todos los pacientes telemonitorizados, siendo así Cantabria la única comunidad del país que cuenta con este seguimiento en el cien por cien de los casos.
Antes de la telemonitorización la persona debía ir al hospital para hacer el control y modificar cualquier parámetro.
Ahora no se prescribe ningún equipo que no se puede telemonitorizar y que no permita “el traslado virtual al domicilio de más de 8.000 cántabros” para controlar su sueño.
Así, se reciben miles de datos procedentes de la relación entre el paciente y su tratamiento, y el análisis y la interpretación de todos estos megadatos ofrece una oportunidad inigualable de conocer nuevos aspectos de la enfermedad y de poner la tecnología al servicio del paciente.
Sesgo de género
Otro aspecto que detectan en la unidad es “la gran discriminación de género” en la apnea de sueño, “como en tantas otras enfermedades”.
“Los síntomas de las mujeres son diferentes y existe un gran sesgo inconsciente en el personal médico”, admite González.
Y explica que en sus consultas siguen viendo ocho hombres por cada mujer, cuando se sabe “que la prevalencia real es el doble en el hombre que en las mujeres antes de la menopausia y que después se iguala”.
El sesgo “viene de los propios estudios de investigación”, donde prácticamente la totalidad de los individuos evaluados son hombres y “se sacan conclusiones que son universales para todos”.
“La información científica se aplica a todos por igual, las actuaciones que se producen valen para el cien por cien de la población, cuando se ha estudiado sólo una parte. Y se mantiene y se mantiene”, lamenta esta especialista.