El cambio de rumbo en China
Con el ascenso de Xi Jinping a la presidencia de la República Popular China y a la Secretaría General del Partido Comunista Chino en 2013, se produjo un cambio significativo en la forma de actuar de la jerarquía china. Este nuevo accionar marcó una desviación con respecto al rumbo iniciado por Deng Xiaoping en 1978, caracterizado por un proceso de reformas de liberalización económica y apertura hacia el mercado mundial.
Bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, China experimentó un período de transformación económica y social sin precedentes. Las reformas permitieron la participación de la sociedad china en una economía de mercado, facilitando la inversión nacional y extranjera y fomentando el crecimiento económico. Se introdujeron matices de libertad en el movimiento de las personas y en el flujo de información internacional. Además, se abrieron las universidades a corrientes de pensamiento y conocimiento universales, promoviendo el intercambio intelectual.
Sin embargo, con el ascenso de Xi Jinping, esta trayectoria comenzó a cambiar de rumbo. A pesar de los enormes beneficios que las reformas habían generado para la sociedad china, como la reducción de la pobreza y el crecimiento económico, el presidente Xi decidió reducir el proceso de reformas, e iniciar un movimiento de mayor control estatal y del Partido sobre la sociedad.
Existen varias posibles motivaciones que podrían haber impulsado a Xi a modificar el rumbo de China. En primer lugar, la preocupación por la corrupción fue un factor fundamental. El presidente Xi lanzó una campaña para combatir la corrupción, reconociendo el peligro que esta representa para la moral y los ideales el Partido y la sociedad. Basándose en lecciones del colapso del Partido Comunista y del Sistema Soviéticos. Xi entendería que la corrupción debilita a la sociedad y pone en riesgo la supervivencia del régimen.
En segundo lugar, Xi buscó promover una filosofía propia del pueblo chino, que fortaleciera la cohesión social y resistiera las influencias negativas del consumismo y las ideas occidentales invasivas. En lugar de fomentar el consumismo y la división social que este conlleva, se promovieron valores confucianos como la ética personal, la virtud, la frugalidad, la moralidad y la solidaridad, que fortalecieran la familia núcleo de la sociedad. Además, se hizo hincapié en la justicia social y se fortaleció la educación pública.
Finalmente, Xi implementó una política expansionista que buscaba aumentar la influencia de China en el mundo poniendo en ejecución el programa de La Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. Y por otra parte desarrollar una estrategia que contemplaba la recuperación de territorios que consideraba parte de China, y que se encuentran en disputas con países vecinos. Estas acciones tenían como objetivo cohesionar al pueblo chino en torno al liderazgo de Xi, especialmente en momentos en que se detenían las reformas económicas, y se endurecían las medidas de control interno.
Estas reflexiones sobre el cambio de rumbo en China, nos llevarían a sopesar el impacto que medidas con características similares, de fortalecimiento de sus virtudes, valores y acervo cultural, tendrían en una sociedad que, como la dominicana, se encuentra en urgente necesidad detener y revertir su rápida descomposición social y la pérdida de su nacionalidad.
Fuente Listin Diario