El congresista George Santos queda en libertad bajo fianza y declara que no piensa dimitir
Nueva York, 10 may (EFE).- El congresista republicano por Nueva York George Santos, famoso por la maraña de falsedades que urdió para ser elegido, se declaró este miércoles no culpable de los presuntos delitos por los que hoy fue detenido y quedó en libertad bajo fianza de medio millón de dólares.
Santos compareció ante una jueza federal tras ser imputado por supuesto fraude, lavado de dinero, robo de fondos públicos y falso testimonio, con un total de trece cargos en su contra.
En medio de una gran expectación, el legislador se declaró no culpable de todas esas acusaciones, según medios presentes en el tribunal de la localidad de Central Islip (Nueva York) en el que tuvo lugar la sesión.
Santos quedó en libertad condicional con una fianza de 500.000 dólares garantizada por tres personas anónimas y la jueza, Anne Y. Shields, decretó que sus movimientos deben limitarse a Nueva York, Washington y lugares entre las dos ciudades.
Para viajar a otros puntos, el congresista de 34 años deberá recibir una aprobación previa, según decidió la jueza.
Al salir del tribunal -y entre gritos de «mentiroso» que tuvo que escuchar-, Santos dejó claro que no pensaba renunciar a su escaño en el Congreso, algo que tampoco le ha pedido el Partido Republicano hasta el momento, y añadió que pensaba incluso presentarse a la reelección en los comicios del años próximo.
De hecho, agradeció al Partido Republicano por «ser paciente», en referencia a las palabras de sus líderes en Washington de que no le presionarían para dejar el escaño.
Tuvo incluso tiempo de tuitear un breve mensaje: «Caza de brujas», misma expresión que usa el expresidente Donald Trump -de quien Santos se declara admirador- para referirse a los casos judiciales abiertos contra él.
Como suele ser habitual con los republicanos, aludió a supuestos delitos cometidos por el entorno de presidente Joe Biden y se quejó de que, a diferencia de su caso, quedan impunes, y añadió que aportará pruebas de que las acusaciones contra él no tienen fundamento.
De ser considerado culpable, Santos se enfrenta a una pena de hasta veinte años de cárcel por los cargos más graves.
El Departamento de Justicia le señaló hoy como sospechoso de «malversar donaciones de sus simpatizantes, obtener de forma fraudulenta subsidios de desempleo y mentir a la Cámara de Representantes».
El fiscal federal Breon Peace, del Distrito Este de Nueva York, dijo que con su imputación hoy pretende «erradicar agresivamente la corrupción y el autoengaño de las instituciones públicas, así como hacer que los funcionarios públicos rindan cuentas ante las circunscripciones que los eligieron».
Peace aludió a la «persistente deshonestidad (de Santos) y engaño para ascender por los pasillos del Congreso y enriquecerse: usó las donaciones políticas para llenarse los bolsillos», dijo de forma gráfica, antes de recordar que también se benefició de fondos de desempleo «que debieron ir a los neoyorquinos que perdieron sus empleos en la pandemia».
Fue el diario The New York Times el primero que desveló, poco después de la elección de Santos el año pasado, toda la red de falsedades que adornaban su falso curriculum, relativas a su familia, su religión, sus estudios o sus aficiones, y el propio Santos llegó a admitir que había «embellecido» algunos de esos detalles.
Pero el escrutinio al que lo sometieron los medios a partir de entonces reveló conductas más directamente delictivas relacionadas con el uso del dinero, y si bien la sección local del Partido Republicano tomó distancias con Santos de manera solemne, en Washington el partido ha sido mucho menos estricto y no le ha impedido seguir en el escaño.