El costo de doblegar al banco central

Jaime Aristy Escuder

Donald Trump se ha colocado sobre una ruta de colisión con la Reserva Federal. El presidente de Estados Unidos busca una reducción de la tasa de interés con el doble objetivo de crear condiciones favorables al crecimiento del producto interno bruto (PIB) y de mantener la tendencia ascendente del precio de los activos financieros, incluidos los digitales.

La semana pasada, tal como se había previsto en esta columna, el banco central de Estados Unidos decidió mantener sin cambios y en territorio restrictivo la tasa de interés de política monetaria, debido a que la tasa de inflación continúa muy por encima de la meta del 2%. A diciembre de 2024, la tasa de inflación interanual, medida por la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), se colocó en un 2.9% y la tasa de desocupación cerró en un nivel cercano al pleno empleo. En consecuencia, no era conveniente flexibilizar las condiciones monetarias, pues podría aumentar la inflación.

La tasa de interés de referencia de la Reserva Federal permanecerá dentro del rango que va del 4.25% al 4.5% durante varios meses más. El mercado prevé que no habrá recortes adicionales de dicha tasa hasta, al menos, la reunión de política que se celebrará en junio de este año. Además, en el mejor de los casos, se proyecta la aprobación durante 2025 de dos recortes de 25 puntos básicos cada uno.

Ante la decisión de no reducir la tasa de interés, Trump afirmó que «debido a que Jay Powell y la Fed no lograron detener el problema que crearon con la inflación, lo haré liberando la producción de energía estadounidense, recortando la regulación, reequilibrando el comercio internacional y reactivando la fabricación estadounidense.» Esas declaraciones reflejan el malestar y la impaciencia de Trump, lo que sugiere que las relaciones entre la Reserva Federal y el primer mandatario serán extremadamente tensas y turbulentas hasta mayo de 2026, cuando concluya el mandato de Powell.

El banco central de Estados Unidos fue creado en diciembre de 1913 mediante la promulgación de la Ley de la Reserva Federal, con el propósito de que dicha institución dotara de credibilidad a la política monetaria y sirviera de respaldo al sistema bancario en tiempos de crisis. El banco central es la entidad responsable de crear la oferta de dinero base y de situar la tasa de interés en un nivel compatible con la doble meta de mantener una tasa de inflación baja y estable y un mercado laboral con pleno empleo.

Algunas de las medidas económicas anunciadas por Trump preocupan a la Reserva Federal, ya que podrían provocar subidas de precios. La imposición de un arancel del 20% a todas las mercancías importadas, de un 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, o de un 10% a las originarias de China elevaría los precios y acentuaría la persistencia de la tasa de inflación. Asimismo, la deportación masiva de inmigrantes ilegales que se encuentran actualmente empleados equivaldría a un choque de oferta negativo que aumentaría los costos laborales unitarios y los precios de los bienes y servicios. Una inflación más persistente obligaría a la Reserva Federal a aplicar una política monetaria más restrictiva, lo que significaría un incremento de las tasas de interés. Esa postura monetaria generaría un gran malestar en la Casa Blanca.

Un choque con el presidente Trump podría afectar a la independencia y credibilidad de las decisiones del principal banco central del mundo. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), advirtió recientemente -sin mencionar a Trump- que la interferencia política en las decisiones del organismo emisor perjudica su capacidad de reducir la inflación, puesto que produce una mayor volatilidad económica y genera aumentos de precios más pronunciados.

La independencia del banco central respecto al poder político facilita la aplicación de una política monetaria consistente a lo largo del tiempo, tal como fue definida a finales de los años setenta por los profesores Edward C. Prescott y Finn Kydland, galardonados con el premio Nobel de Economía en el año 2004. De sus estudios se desprende que, cuando los intereses políticos traspasan las puertas del banco central y se instala en sus órganos de decisión la discrecionalidad en el manejo de la política monetaria, se reduce la transparencia y efectividad de las comunicaciones y se adoptan decisiones inesperadas, incoherentes e incompatibles con el control de la tasa de inflación. Con el paso del tiempo, la inconsistencia intertemporal reduce la credibilidad de los objetivos anunciados por las autoridades, disminuye la efectividad de la política monetaria a niveles subóptimos y crea un entorno riesgoso y desfavorable para el crecimiento sostenido de la actividad productiva y del empleo.

Las acciones de la Reserva Federal, tanto antes como después de que Trump tome su control mediante el nombramiento de su próximo presidente en 2026, impactarían en la economía global y forzarían a los demás bancos centrales a adoptar medidas para enfrentar la inflación importada. En particular, la incertidumbre sobre las decisiones de la Reserva restringiría la capacidad del Banco Central de la República Dominicana para reducir la tasa de interés de mercado. A pesar de que en 2024 el dinámico sector privado nacional logró expandir el producto interno bruto en un 5%, no es menos cierto que cada día que pasa con tasas de interés excesivamente elevadas se contrae la posibilidad de que se pueda incrementar la inversión y el consumo a un ritmo compatible con el crecimiento del PIB potencial.

En conclusión, si Trump consigue doblegar a las autoridades monetarias estadounidenses, o nombra presidente de la Reserva Federal a un político complaciente con los intereses y requerimientos del Ejecutivo, el costo puede resultar catastrófico. Una postura monetaria inadecuada provocaría aumentos de precios y la pérdida del anclaje de las expectativas de inflación. Debido a la incertidumbre económica resultante, es probable que los mercados financieros registren caídas significativas de los principales índices bursátiles. Ese escenario, unido a una mayor volatilidad, generaría un entorno pesimista para la población que reduciría la demanda agregada y el crecimiento económico.

Diario Libre

Comentarios
Difundelo
Permitir Notificaciones OK No gracias