El impacto del ataque de Irán a Israel, la antesala de un previsible conflicto global
Por Manuel Jiménez V
Quizás sea demasiado pronto para evaluar completamente las repercusiones del ataque deliberado de Irán contra Israel en represalia por el incidente en su consulado en Damasco, que resultó en la muerte de dos generales de la Guardia Revolucionaria. Este episodio se suma a la creciente tensión que ha caracterizado la relación entre ambos países en los últimos años en el Medio Oriente.
Sin embargo, el ataque ha puesto de manifiesto la capacidad de respuesta de Israel frente a cualquier agresión por parte de sus enemigos. Más de 300 drones y misiles balísticos fueron lanzados desde territorio iraní hacia objetivos en Israel, y según la evaluación oficial de Tel Aviv, el 99 por ciento de estos fueron interceptados, con solo un impacto menor en una base militar judía en el interior del país.
El compromiso de Estados Unidos y otros países occidentales, como Inglaterra, de defender a Israel ante cualquier amenaza que ponga en peligro su existencia es evidente. Resulta sorprendente la participación de la Fuerza Aérea de Jordania, que interceptó varios misiles que violaron su espacio aéreo. Este ataque refuerza la posición de Israel y cuestiona seriamente el poder militar de Teherán, un país sancionado por Estados Unidos y la ONU debido a sus planes nucleares.
Aunque las causas del ataque al consulado de Irán en Damasco aún no están claras, se atribuye a Israel, aunque estos no han reivindicado la acción. Parece que el objetivo principal era la eliminación de dos generales de la Guardia Revolucionaria Iraní, uno de ellos muy popular, posiblemente debido a informes de inteligencia sobre su presencia en una oficina iraní en el extranjero.
Irán es considerado un gran enemigo de Occidente, especialmente de Estados Unidos, pero también es un aliado importante de Rusia, a quien ha suministrado armamentos estratégicos como los drones kamikaze utilizados en la guerra contra Ucrania.
Es probable que Israel, bajo la influencia de Estados Unidos, no responda de inmediato a este ataque iraní, evitando así la escalada de un conflicto que podría llevar al borde de una conflagración mundial. La administración Biden ha intensificado las gestiones diplomáticas con otros países árabes para prevenir una escalada que aumentaría la tensión mundial, especialmente con la invasión rusa a Ucrania como telón de fondo.
Hasta el momento, Rusia y China han mantenido silencio frente al conflicto reciente entre Israel e Irán, lo que no necesariamente significa que estén al margen, sino que podrían estar esperando el desarrollo de los acontecimientos para determinar sus acciones futuras.
Una guerra directa entre Irán e Israel en el terreno es poco probable, ya que requeriría la participación de Irak, país que los separa geográficamente. De lo contrario, el conflicto se desarrollaría principalmente a través de la tecnología, lo que podría ser indicativo del futuro de los enfrentamientos entre países no fronterizos.
Los antecedentes
Israel es un estado judío establecido en 1948 en una región que históricamente ha sido habitada por judíos, musulmanes y cristianos. Muchos musulmanes, incluidos algunos líderes iraníes, consideran que la creación de Israel en tierras consideradas sagradas para el Islam fue una injusticia.
Irán, desde la Revolución Islámica de 1979, ha mantenido una postura antisionista y ha apoyado a grupos palestinos que luchan contra Israel, como Hamas y Hezbollah. Esto se basa en parte en la ideología revolucionaria islámica y en la retórica anti-Israel del gobierno iraní.
El programa nuclear de Irán ha generado preocupaciones en Israel y otros países de la región y del mundo. Israel ve a Irán como una amenaza existencial debido a su retórica hostil hacia el Estado judío y a su supuesto objetivo de obtener armas nucleares.
Irán e Israel compiten por influencia en la región del Medio Oriente. Israel ve a Irán como un actor desestabilizador que apoya a grupos terroristas y busca socavar la estabilidad en la región. Irán, por otro lado, ve a Israel como un aliado clave de Estados Unidos y como una amenaza para sus intereses regionales.