El Picasso menos conocido dialoga consigo mismo en la Galería Gagosian de Nueva York

Javier Otazu +

Nueva York, 21 abril.- Más de cincuenta obras de Picasso, algunas nunca mostradas al público y procedentes mayormente de la colección personal de su hija Paloma, se exhiben en la Galería Gagosian de Nueva York. Se trata de una muestra que se podrá visitar hasta el 3 de julio.

‘Picasso tête-à-tête’ incluye esculturas, dibujos, pinturas al óleo. Del mismo modo, hasta muñequitas pintadas que Picasso confeccionó para Paloma cuanto ella tenía tres años. La exposición de este «artista prometeico» -como lo define Gagosian- abarca obras que van desde 1905 hasta 1972.

La particularidad de esta exposición se despliega en tres salas separadas. Las obras están dispuestas no de forma cronológica, sino mezclando periodos y estilos. Es una suerte de diálogo entre ellas, más o menos aparente, que el visitante debe descubrir por sí solo.

Es más, los cuadros y esculturas no llevan incluido ningún rótulo o texto explicativo que ayude a situar la obra. Pese a ello, sí se ofrece una hoja aparte donde se pueden consultar esos datos. Así el espectador puede tratar primero de encontrar la relación entre las piezas que se han colocado «tête-à-tête».

Así dispuestas las obras, llama más la atención la multitud de estilos que Picasso cultivó a lo largo de varias décadas. En ellas transitó numerosas corrientes del arte contemporáneo. De este modo, se fragmentaba en tendencias y experimentos en los que el artista malagueño nunca quiso verse encorsetado.

Picasso Nueva Yor
Un visitante observa uno de los cuadros de Pablo Picasso que se exponen en Nueva York. EFE/ Javier Otazu

Un pintor sin estilo

«Probablemente soy un pintor sin estilo. Cambio demasiado, me muevo sin parar. Me ves aquí y ya he cambiado, ya estoy en otra parte. Nunca me quedo en un lugar y por eso no tengo estilo». Lo dijo el artista en 1963 en una cita elegida por Gagosian como introducción a la muestra.

Este particular diálogo entre las obras desparejas del artista ya había sido realizado en 1932 por él mismo. Estaba complacido de poder retar al espectador para que descubriera los vínculos más o menos elocuentes entre sus obras.

En esta ocasión, ha sido Paloma Picasso la que ha aportado de su colección personal una gran parte del material que aquí se exhibe. En muchos casos llevaba décadas sin aparecer ante el público. Eso por extraño que parezca en un artista infaltable en cualquier subasta de arte contemporáneo que se precie y del que quedan pocos ángulos por explorar.

Hay al menos una decena de obras que tienen a Paloma como protagonista. A veces en retratos y otras -y son las piezas más entrañables- como motivo y destinataria de una colección de muñequitas fabricadas en madera, cartón o lana pintadas. Son llamadas todas ellas «muñeca Paloma». Están reunidas para la muestra en un conjunto que aparenta ser una extraña familia.

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Artista intimista y el padre entregado

Pero no todo es el artista intimista y el padre entregado: no faltan los óleos donde el mismo Picasso se autorretrata junto a una modelo en una actitud agresiva de inevitable confusión artístico-sexual o los dos cuadros titulados ‘El beso’ donde ese beso aparenta más un encuentro salvaje.

Lo que más abundan son retratos de mujeres individuales de pie, sentadas o acostadas, algunas identificadas con un nombre y otras anónimas.

En el diálogo propiciado por Gagosian, se puede seguir al incansable Picasso que comenzó retratando a una delicada ‘Olga’ de hechura clásica (1923), sentada en un sillón, hasta llegar a ‘Jacqueline’, otra modelo sentada retratada en 1962 a base de figuras cubistas en blanco y negro.

Bustos en bronce, bodegones cubistas, autorretratos… hay pistas en esta exposición para encontrar las mil y una caras de este artista interminable.EFE

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