El pírrico beneficio del 4%
Por Rolando Reyes
Primer Tiro
¿En que se ha gastado, o si se quiere, en que se ha invertido, el 4% del PIB asignado al presupuesto de la educación pública, y cuáles han sido los beneficios obtenidos? Entre el 2012 (año previo a la asignación del 4%) y el 2021 la cobertura de la educación publica en los niveles inicial, básica y media aumentaron en 15.21, 4.18 y 18.4 puntos porcentuales, respectivamente. Durante el mismo periodo, el salario promedio del personal docente aumentó 3.1 veces, y un total de 32,279 nuevos docentes ingresaron al sistema educativo. La cantidad de alumnos por docentes se redujo de 29 a 21, y la cantidad de sesiones por docentes disminuyó de 2.27 a 1.15. En el citado periodo se incorporaron un total de 847 nuevos centros educativos, agregando 13,552 nuevas aulas. También se crearon los institutos adscritos del Ministerio, de los cuales los de bienestar estudiantil y magisterial gastaron el 18% del presupuesto del 2021.
Segundo Tiro
El párrafo anterior deja claro que el 4% del PIB se ha gastado en construir nuevas aulas, triplicar el salario y contratar nuevos docentes, suministrar alimentos y materiales a los alumnos, y en aumentar el fondo de pensiones de los maestros. También queda claro que ahora hay mas niños asistiendo a las escuelas y recibiendo el subsidio social de los alimentos y suministros, siendo este el único beneficio, el único logro que pueden exhibir quienes defendieron y defienden la asignación del 4% de manera incondicional, sin exigir contrapartida en metas de aprendizajes alcanzadas. Paradójicamente, el aumento del 4% del PIB, en vez de aumentar los aprendizajes, los redujo: El puntaje promedio de las pruebas nacionales del nivel intermedio disminuyó desde 57.62 durante el periodo previo, a 56.96 en el periodo posterior a la asignación del 4% del PIB. La prueba PISA del 2019 (seis años después del 4%) fueron inferiores a los de la prueba TERCE del 2013 (un año después del 4%)
Tercer Tiro
Si la teoría predice una correlación positiva entre la cantidad de recursos asignados y los niveles de aprendizaje, y se toma en cuenta que gasto directo variable (salarios, materiales, libros, alimentos) por alumno aumentó en 4.6 veces durante el periodo 2012-2021, entonces un retroceso en el aprendizaje es sencillamente inaceptable, y hay que rendir cuentas. Las autoridades educativas (desde los directores regionales y distritales hasta los de centros educativos) y cada docente en particular deben presentar sus resultados, y la reducción o aumento de una partida presupuestaria debería estar atada al alcance de metas. La cantidad de recursos asignada a cada programa educativo, a cada programa presupuestario, a cada centro educativo, debe decidirse en función de resultados de aprendizaje, pues ya el tiempo de la cobertura pasó. Hay que suponer que quienes defienden la asignación incondicional del 4% del PIB lo hacen en base al beneficio del aumento de la cantidad de niños en las aulas que reciben servicios docentes, alimentación y materiales. Pero ha sido una ganancia pírrica, pues el costo en perdida de aprendizaje ha sido mayor, y quienes exigen la aplicación del 4%, primero deben exigir resultados en la métrica de puntaje en pruebas de aprendizaje estandarizada.
Publicado originalmente en Listín Diario