El poder, transitorio es
Edgar Lantigua
La Corte Suprema de Justicia de Honduras ha decidido el lunes un no ha lugar del recurso planteado por la defensa del expresidente Juan Orlando Hernández, una ratificación de la sentencia del juez natural que autorizó su extradición a los Estados Unidos.
Que el poder, es una realidad transitoria, ya lo sabe muy bien Juan Orlando Hernández, al experimentar en 19 días, el paso de los fastos del poder a la humillación y la cárcel, y su ya inminente extradición a los Estados Unidos.
Ni en Honduras ni en ningún otro país de la región es parte de la ceremonia de juramentación presidencial recitar la frase típica de las entronizaciones papales, Sic Transit Gloria Mundi, Transitoria es la gloria del mundo, que podría parecernos excesiva para el poder de un papa, no así si para los que, desde la silla de Pedro, tuvieron poder no solo sobre la iglesia, sino sobre gobiernos y vastos territorios de Europa.
A Juan Orlando, le jugaron en contra los demonios de su pasado reciente, su captura, encabezada, como diría el cómico cubano Rosendo Rosell, “figúrense, imagínense”, por el secretario de Seguridad, Ramón Sabillón, el mismo al que había destituido años atrás como jefe policial y que tuvo que exiliarse.
Ya antes le habían jugado en contra los capos, algunos extraditados por el mismo Hernández, que rápido advirtieron que, sus detenciones y extradición tenían como propósito apoderarse del negocio de la droga, Hernández y su hermano.
Desde la detención de Manuel Antonio Noriega, con una intervención militar norteamericana, ningún otro presidente había sido objeto de acusaciones directas con apertura de juicio por el delito de narcotráfico en América, un drama que permea toda la actividad política del continente, donde legisladores ministros, militares, han sido señalados por sus vínculos con este delito.
Para muchos es un espejo en el que deben verse todos los gobernantes del continente, en la mira permanente de Washington, que cada vez es más inflexible con delitos que antes propiciaban algunas de sus agencias, como nos recuerda el escándalo Irán-Contras.
Juan Orlando Hernández y su hermano representan hoy, lo más oscuro de los vericuetos del poder, que ha servido casi siempre para demostrar hasta dónde conduce el afán de riqueza, de quienes lo ostentan.
El mensaje de su arresto no sólo nos remite a la transitoriedad del poder desde la perspectiva del delito, sino también de la venganza, porque ¿Acaso no hubo eso en el secretario de estado que fue a comunicarle su arresto?
Pero sobre todo en la lección de que desde el poder político lo razonable y sensato es combatir el narcotráfico y sus secuelas y no utilizar las estructuras gubernamentales para, protegidos por el poder del Estado, realizar acciones ilícitas.
En la toma de juramento presidencial en lugar de la expresión latina, Sic Transit Gloria Mundi, debería incluirse la frase: “recuerde que un día, usted no será presidente”, como dicen que le dijo un político dominicano a otro, hace años, en otras circunstancias, porque cuando ya no se tiene el poder presidencial, es cuando el poder de la ley puede alcanzarlos con más facilidad.
Y todos pasan, en 4, 8 o en los que sean.