El tema migratorio en la agenda hemisférica

Francisco S. Cruz

Como se venía venir, Donald Trump está implementando su plan de repatriación y control fronterizo-migratorio -un asunto que Biden llevó, prácticamente, a frontera abierta- en su afán de frenar una oleada que en Europa ya es crisis o choque de civilizaciones con sus implicaciones históricas, socioeconómicas, culturales y demográficas.

Y nuestro hemisferio no está exento del fenómeno, pues no hay país que escape al problema-desafío unas veces desde la perspectiva socio-económica y otras de disolución étnica-cultural y de identidad, ya que hay migración renuente a la integración socio-cultural constructiva y más bien, aunque en minoría, se convierte en amenaza -Huntington-Sartori- en la línea de equilibrio étnico o de seguridad nacional.

Lógicamente, abogamos porque el fenómeno migratorio sea abordado desde una visión de respeto a los derechos humanos, dinámica socio-económica y, dentro de lo posible, bajo una estricta depuración para no repatriar a “mansos y cimarrones”-; y segundo, sin obviar que cada país tiene derecho a ejercer una política migratoria en consonancia con su capacidad de absorción socioeconómica-demográfica. Eso sí, no tiene defensa lógica ni basamento jurídico-político internacional o patriótico que, un país se niegue, como Colombia al principio, o el populismo-evasión de México-Honduras, a recibir sus connacionales repatriados y más si se trata de migración irregular o de convictos -por supuesto, no hay que generalizar-. Lo más aceptable, diplomático o político-patriótico, del país emisor, es recibir; y si ha habido violación a algún derecho, ejercerlo-denunciarlo por los canales correspondientes, pero jamás, ningún país, podrá justificar o negarse a recibir sus connacionales (igual, toca a México u otros: no están obligados a recibir extranjeros, pero tampoco a ser puerta-oasis de “polleros” en el corredor México-Centroamérica -llámese “la vuelta por México”-, con su consecuente trastrueque de delincuencia, trata de personas, armas, narcotráfico y asociación o colusión entre “autoridades” locales y agentes del crimen internacional organizado, innegable).

Pero, volviendo los EE.UU. es innegable que fue promesa de campaña y, por más que se publiquen las estadísticas sobre repatriación, Trump sigue por debajo de Obama y Biden, que los supere, ya será otra cosa. Sin embargo, pienso que su política migratoria persigue dos objetivos: a) desalentar futuras -o en marcha- oleadas migratorias masivas; y b) que la migración ordenada será la que impere, sin descartar, en mi opinión, una reforma migratoria quizás no tan flexible ni amplia como la de Reagan, pero en la mira de zanjar falencias históricas de un tema de seguridad nacional (pues no hay estadísticas confiables en números ni amenazas solapadas de intenciones ocultas que nada pueda tener con la búsqueda de trabajo -como es el caso de la mayoría de hispanos, por demás de fácil integración-).

En fin, que no debería haber pánico por la política de repatriación de Trump porque podría estar enviando una señal a los países de la región y sus pares latinoamericanos: háganse responsables de sus connacionales, paren la corrupción; y por último, decidan cuál es su aliado (¿China-Rusia, o Estados Unidos?). Además, podría estar implícita una interrogante: ¿Por qué defender la política de zona de influencia cuándo se trata de China o Rusia, y no la que EE.UU. trata de ejercer en nuestro hemisferio? ¿Doble moral política-ideológica o qué?

Por último, ojalá que el tema migratorio no sea usado en nuestro hemisferio, como ideología patriotera de gobiernos de seudo-“izquierda” o dictaduras, como tampoco para que EE.UU. no asuma su cuota histórica en su zona de influencia, digo, si quiere ser entendido como primer socio, pues es obvio la intención-expansión (comercial-ideológica o de enclave bélico-militar-inteligencia encubierto) de China-Rusia en la región. Además, hay otros aspectos de orden interno o de economía doméstica a considerar (el impacto real de la mano de obra de los inmigrantes, regular e irregular en la economía -tampoco olvidemos el grave problema demográfico-laboral chino-europeo: población envejeciente). !Ojo, pues!

El Caribe

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