El Tratado de Alta Mar avanza: la ONU impulsa una nueva era de gobernanza oceánica global
Niza, Francia, 16 junio. — La tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que se celebra del 9 al 13 de junio en Niza, marcó un punto de inflexión en los esfuerzos internacionales por proteger los mares del planeta.
Con la ratificación del Tratado de Alta Mar (BBNJ) como eje central, el evento reune a más de 10,000 representantes de gobiernos, organismos internacionales, científicos, ambientalistas y actores del sector privado, todos bajo una consigna compartida: rescatar la salud de los océanos antes de que sea irreversible.
El avance del Tratado sobre la Biodiversidad Más Allá de la Jurisdicción Nacional fue el tema más celebrado. Con 49 países que ya han ratificado —incluidos Reino Unido e India, que anunciaron su adhesión durante la cumbre— el acuerdo está cerca de alcanzar las 60 ratificaciones necesarias para su entrada en vigor.
Este instrumento permitirá crear áreas protegidas en aguas internacionales, limitar actividades industriales como la pesca intensiva y la minería submarina, y establecer mecanismos de justicia ambiental sobre recursos genéticos marinos.
“El océano es el corazón azul del planeta, y está fallando”, dijo António Guterres, Secretario General de la ONU, en su intervención. “Las soluciones existen, pero requieren valentía política y compromiso financiero sostenido”.
La meta global de proteger el 30 % de los océanos para 2030, conocida como 30×30, también fue reafirmada como una prioridad. Francia, Chile y el Reino Unido anunciaron nuevas zonas de protección marina, y medidas para restringir la pesca de arrastre.
Sin embargo, organizaciones como Greenpeace y la High Seas Alliance advirtieron que muchas “áreas protegidas” siguen siendo vulnerables a prácticas nocivas, por falta de normativas estrictas y vigilancia efectiva.
La contaminación plástica fue otro eje crítico. Naciones como India urgieron a avanzar hacia un tratado global vinculante que regule la producción y distribución de plásticos, especialmente de un solo uso. De no actuar, advirtieron expertos, para 2050 los océanos podrían contener más plásticos que peces por volumen.
En materia de financiamiento, el plan “Nice Ocean Action Plan” propone movilizar hasta 175,000 millones de dólares anuales para iniciativas oceánicas. No obstante, solo 10,000 millones han sido comprometidos hasta ahora, lo que expone la brecha entre los objetivos anunciados y la inversión real disponible.
El cambio climático sobrevoló todas las discusiones. El aumento de la temperatura oceánica, la acidificación y el colapso de ecosistemas clave como los arrecifes coralinos fueron señalados como síntomas alarmantes.
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el 90 % del exceso de calor producido por el cambio climático se ha absorbido en los océanos, con consecuencias imprevisibles para el equilibrio climático global.
Finalmente, la controversia en torno a la minería submarina tensionó parte del diálogo. Mientras Francia y varios países insulares pidieron una moratoria, otros actores —incluidas empresas respaldadas por gobiernos como el de EE.UU.— presionaron por avanzar en licencias exploratorias. La falta de consenso deja el tema como un punto candente para futuras negociaciones.
Se espera que la cumbre cerró con la adopción de una declaración política y el compromiso de reforzar la gobernanza multilateral sobre los océanos, con la mirada puesta en la próxima COP30 en Brasil. Allí se espera que los océanos dejen de ser un tema marginal y ocupen el lugar central que les corresponde en la agenda climática global.