El ultraderechista José Antonio Kast parte como favorito para polarizado balotaje en Chile
POR NAYARA BATSCHKE
SANTIAGO, 18 nov. — El resultado de las elecciones generales en Chile no ha sorprendido a nadie. Como anticipaban los sondeos, la comunista Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast se enfrentarán en una segunda vuelta electoral. Para ese balotaje del 14 de diciembre, el líder del Partido Republicano estaría mejor posicionado después de que los distintos sectores de la derecha se llevaran juntos más del 50% de los votos dejando en aprietos a la izquierda en el poder.
Jara, de 51 años, y Kast, de 59, obtuvieron, respectivamente, 26,85% y 23,92% de los votos en los comicios generales del domingo. Pese a que la comunista lideró las preferencias, fue la candidata de izquierda que menos votos obtuvo desde la restauración de la democracia en 1990. La alianza progresista que encabeza también cosechó el peor resultado en la votación para renovar el Congreso.
“Jara marcó menos que la aprobación del propio gobierno, que gira en torno al 30%. Entonces hay gente que aprueba el gobierno y que no votó por ella”, dijo a The Associated Press el analista político Gilberto Aranda, de la Universidad de Chile. “Está muy cuesta arriba para la izquierda”.
Juntos, Jara y Kast suman poco más del 50% de los sufragios, por lo que para la segunda vuelta enfrentan el desafío de conquistar a la otra mitad de un electorado desgastado y fragmentado en un contexto de creciente preocupación por la delincuencia y la inmigración irregular.
El líder del Partido Republicano se ha visto fortalecido con el apoyo explícito que los otros representantes de la derecha le expresaron de cara al balotaje: Evelyn Matthei (12,46%), la carta de la derecha tradicional, y Johannes Kaiser (13,94%), el libertario que sacudió la campaña con su disruptivo discurso. El respaldo de ambos al ultraderechista lo sitúa con cerca de 51% de votos perfilándolo como el favorito para ser el próximo gobernante de Chile.
“El domingo se dirimió la lucha entre las derechas, fue la primaria de la derecha y ha ganado una facción del hiperconservadurismo”, dijo Aranda. Pese a la “fragmentación importante del voto” en los sectores conservadores, “los que votaron por Matthei y los que votaron por Kaiser no están demasiado lejos de la opción de Kast”, acotó el analista.
Giro hacia la extrema derecha

Los resultados del domingo han confirmado el giro ideológico a la ultraderecha y expuesto el batacazo de la derecha tradicional representada por Matthei, que terminó en el quinto lugar entre los ocho aspirantes presidenciales.
A lo largo de la campaña, Kast, opuesto al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo, ha atraído a votantes gracias a su propuesta de un “gobierno de emergencia” para atajar el crimen organizado y controlar la inmigración irregular, las dos principales preocupaciones de los chilenos.
El discurso de mano dura del líder del Partido Republicano, que incluye medidas como la deportación masiva de migrantes indocumentados, la construcción de muros y zanjas en las fronteras e incursiones militares para recuperar áreas dominadas por el narcotráfico, ha conquistado incluso a aquellos que se posicionan en el otro lado del espectro político.
“Nosotros le pedíamos a (el presidente Gabriel) Boric que sacara el Ejército o los militares a la calle porque yo he visto a Chile cambiado por el narcotráfico”, dijo Francisco Javier Romero, de 55 años y quien reconoció que pese a que volverá a votar por Jara, un gobierno de Kast podría mitigar ese problema.
Kast también contaría con un sólido sector de derecha respaldándolo en el Congreso.
En la Cámara Baja se produjo un fuerte aumento de los legisladores del Partido Republicano y las distintas fuerzas de derecha suman en total 76 de los 155 escaños. En el Senado la oposición reúne 25 legisladores frente a los 23 que quedan alineados con el oficialismo, más dos independientes.
La ventaja legislativa le daría margen a Kast para poner en marcha su controvertida agenda contra la inseguridad.
“El tema de seguridad fue crucial” para el auge de la derecha, explicó Aranda. La “ percepción de inseguridad en Chile ha aumentado mucho, mucho más que incluso el deterioro de la seguridad efectiva”.
El voto del desencanto
La gran sorpresa de la jornada fue la irrupción del economista Franco Parisi, del Partido de la Gente, quien terminó tercero, con casi 20% de respaldo.
Los votos de Parisi —quien se ha postulado por tercera vez a La Moneda con su eslogan de no ser “ni facho ni comunacho”— se han convertido en un botín vital para las aspiraciones presidenciales. Su partido logró 14 asientos en la cámara baja, un número clave para apuntalar los proyectos del quién resulte el futuro gobernante del país.
“Uno siempre espera mejores resultados…pero eso nos hace plantearnos mayores desafíos”, reconoció Jara desde el escenario de una céntrica plaza de la capital donde expresó sus primeras palabras tras la votación.
Consciente del desafío que tiene por delante, la oficialista aprovechó para hacer un guiño a potenciales votantes. Se solidarizó con Matthei y valoró los “aportes” de los candidatos independientes Marco Enríquez-Ominami, Eduardo Artés y Harold Mayne-Nicholls, quienes juntos lograron cerca del 3% de los votos.
Pero dedicó algunos minutos más largos al electorado que se decantó por Parisi. “Lo que ha hecho Franco Parisi no es menor y se merece nuestro respeto y nuestro aplauso”, indicó. “Al pueblo se le escucha, se le atiende y se le trata de interpretar”.
Parisi dejó en suspenso su eventual apoyo y llamó a los contendientes a “ganarse los votos en la calle”.
Con un discurso “simple, concreto y directo”, considerado por muchos de tinte populista, el economista representa un electorado apolítico y menos ideológico. Entre otras medidas, ha abogado por “bala o cárcel para los criminales”, sacar a los militares a las calles y reembolsar el impuesto al valor agregado a los medicamentos.
“Los votos de Parisi mezclan a los desencantados tanto con la izquierda como la derecha y a los pragmáticos antisistema”, indicó a AP el analista Guillermo Hofmann.
Según Aranda, el voto dirigido al economista expresó “la bronca” con las élites políticas. La tendencia que tome en un futuro es una incógnita. AP

