El vallado al domicilio de Cristina Kirchner eleva la tensión en Buenos Aires (video)
Buenos Aires, 27 ago (EFE).- La instalación este sábado de un perímetro de vallas en torno al domicilio de la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, elevó la tensión en las calles de Buenos Aires, con choques entre policías antidisturbios y un grupo de simpatizantes de la expresidenta del país (2007-2015).
Al cabo de la tensa jornada y aclamada por miles de manifestantes y entre gritos de «Cristina presidenta», Fernández de Kirchner pronunció un discurso nocturno en el que pidió la retirada y el abandono de la protesta por parte de sus seguidores, aunque no escatimó en críticas a la oposición y especialmente al alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, cuyo gobierno municipal ordenó la instalación de estas vallas en la madrugada del sábado.
«Tenemos que pedirle a la oposición, sobre todo ahora que se avecina una nueva campaña presidencial, que dejen de competir entre sí para ver quién odia más y quién le pega más a los peronistas. Esas competencias para ver quién es más duro nunca llegaron a buen puerto en la Argentina», aseguró Cristina Fernández sobre un escenario improvisado a las puertas de su domicilio.
INSTALACIÓN DE LAS VALLAS
Las movilizaciones en su favor comenzaron el pasado lunes, cuando un fiscal federal solicitó para la vicepresidenta una condena a doce años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por presuntos delitos de corrupción.
Desde ese mismo día, un grupo de militantes políticos, sociales y estudiantiles afines a la exmandataria mantenía una vigilia en torno a su vivienda, con el objetivo de expresar su apoyo y evitar congregaciones de sus detractores en el lugar.
Sin embargo, el Gobierno capitalino aprovechó las fuertes lluvias de la madrugada de este sábado para limpiar la zona, reforzar la presencia policial y establecer el polémico vallado, impidiendo la confluencia de nuevos manifestantes.
La vicepresidenta había emitido un comunicado en las primeras horas de la tarde para expresar su rechazo a esta decisión, subrayando que amaneció con la esquina de su casa «literalmente sitiada».
«Las vallas colocadas por el señor Larreta son algo más que impedir la libre circulación. Son algo más que sitiar a la vicepresidenta de la nación. Quieren prohibir las manifestantes de amor y de apoyo absolutamente pacíficas y alegres, que tienen lugar ante la ya inocultable persecución del partido judicial», sostuvo en el texto.
En una rueda de prensa nocturna, Horacio Rodríguez Larreta explicó que estas medidas pretendían favorecer la «paz social» y el «orden público», para que pudiesen convivir «el derecho a manifestarse con el derecho a circular».
«Lo que inicialmente era una expresión de apoyo, se convirtió en un acampe permanente, con grupos que se iban turnando para ocupar el espacio público. Una cosa es una manifestación y otra muy distinta es un plan sistemático de ocupación del espacio público. Eso no lo podemos permitir», aseguró el alcalde capitalino.
MOVILIZACIÓN MASIVA
Ante esta situación, la coalición oficialista del Frente de Todos llamó a una concentración masiva frente a la vivienda de la vicepresidenta: ministros, funcionarios de alta jerarquía y dirigentes políticos y sindicales encabezaron una movilización de miles de personas que clamaban por la retirada del vallado.
La protesta transcurrió de forma pacífica en un principio, hasta que un grupo de simpatizantes de Cristina Fernández consiguió tirar abajo las vallas, rompiendo el perímetro policial y avanzando sobre el domicilio de la exmandataria.
Fue entonces cuando los agentes antidisturbios cargaron contra los manifestantes, utilizando un camión hidrante para dispersar a la multitud, que respondió con forcejeos y ataques a los vehículos policiales.
Según fuentes del Ministerio de Seguridad capitalino consultadas por Efe, hubo un total de 14 policías heridos, en tanto que entre los manifestantes no hubo heridos ni detenidos.
REACCIONES POLÍTICAS
El presidente argentino, Alberto Fernández, expresó en su cuenta de Twitter su «más enérgico repudio» ante unos hechos que catalogó como «violencia institucional» y pidió a los líderes opositores que «cesen las expresiones provocativas y violentas».
Por su parte, el alcalde de Buenos Aires enfatizó que tanto el presidente como la vicepresidenta «no hacen más que echar nafta (gasolina) al fuego».
El peronismo, que hasta hace unas semanas atravesaba fuertes divisiones internas, está en un «permanente estado de alerta y movilización» tras la solicitud de condena contra Cristina Fernández por parte del fiscal federal Diego Luciani, en el marco de un juicio por presuntas irregularidades en la adjudicación de obras públicas cuando era jefa de Estado.
El fiscal considera que está probado que Cristina Fernández fue la «jefa» de una asociación ilícita que causó un millonario perjuicio económico al Estado, pero la vicepresidenta sostiene que no existen pruebas en su contra y que es víctima de una «persecución política y mediática».