Elecciones en Estados Unidos 2024: Trump y Harris en una contienda reñida y sin un claro favorito

Este martes, Estados Unidos celebra sus elecciones presidenciales en un ambiente de profunda polarización, comparable en intensidad solo con los tiempos de la Guerra Civil. Donald Trump y Kamala Harris se enfrentan en una competencia donde los llamados «estados bisagra» —siete en total— podrían definir el rumbo de la nación.

Como símbolo del cierre de una intensa campaña, Trump votó temprano en Palm Beach, Florida, junto a su esposa, Melania, y afirmó con confianza que “será una gran victoria”. El candidato republicano confía en su campaña y en el respaldo de su base, especialmente en estados clave como Georgia, donde asegura que le va “muy bien”.

Mientras tanto, Harris ha mantenido una campaña activa, desde visitas puerta a puerta en Pensilvania hasta una serie de entrevistas y actos en Washington, donde celebrará esta noche una fiesta de espera de resultados.

La contienda refleja un virtual empate según las encuestas, y los expertos advierten que cualquier predicción es arriesgada. En el primer presagio electoral en Dixville Notch, Nueva Hampshire, ambos candidatos obtuvieron el mismo número de votos, reflejando la incertidumbre de un proceso en el que ya votaron más de 82 millones de personas de forma anticipada.

La complejidad del sistema electoral de Estados Unidos, en el cual el presidente no es electo directamente sino a través de el Colegio Electoral, hace difícil prever un desenlace rápido.

Si bien en 2016 los resultados se definieron pocas horas después del cierre de urnas, en 2020 se necesitaron cuatro días para proclamar un ganador. Trump insiste en que el ganador debería definirse la misma noche electoral, pero el alto número de votos por correo y la diversidad de horarios y sistemas en cada estado hace que esto sea improbable.

Harris, por su parte, ha destacado en sus últimas declaraciones que estas elecciones representan un “punto de inflexión” para el país, pues ambos candidatos presentan “visiones muy diferentes del futuro”.

La campaña de la demócrata también subraya el peligro de figuras de terceros partidos, como Jill Stein, quien continúa presente en las boletas a pesar de los llamados para que desista. En 2016, Stein obtuvo un porcentaje de votos que afectó a los demócratas en estados decisivos, lo cual podría repetirse en estas elecciones, además de la presencia de otros candidatos de menor escala como Cornel West y Chase Oliver.

Para Trump, de 78 años, ganar significaría un regreso histórico, pues sería el primer presidente en 132 años en retomar la Casa Blanca tras haber sido derrotado. Además, su victoria podría bloquear procedimientos judiciales en su contra, pues ha sido hallado culpable en al menos un caso y enfrenta otros relacionados con la interferencia electoral de 2020.

De llegar Harris a la presidencia, sería la primera mujer, la primera persona negra y la primera con ascendencia surasiática en alcanzar este cargo. Este triunfo coronaría una campaña veloz e inusual, tras asumir el liderazgo del Partido Demócrata hace solo unos meses cuando Biden declinó su reelección.

Harris cerró su campaña con un multitudinario mitin en Filadelfia, atrayendo a decenas de miles de seguidores, mientras que Trump mantuvo su estilo de grandes concentraciones y evitó las visitas puerta a puerta.

Los estados clave como Pensilvania, Michigan y Wisconsin, los mismos que le dieron el triunfo a Trump en 2016 y luego a Biden en 2020, son el epicentro de la estrategia de ambos candidatos. Los resultados preliminares en estos lugares se esperan avanzados en la madrugada, pero es posible que el escrutinio final tarde días.

Una elección histórica y polarizada, con el futuro de EE.UU. en juego

El 2024 marca un momento decisivo para Estados Unidos, con los votantes enfrentados entre dos caminos drásticamente diferentes para el país. Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata demócrata, busca abrir una nueva era inclusiva y de cooperación bipartidista en temas económicos y sociales. De lograrlo, Harris rompería múltiples barreras como la primera mujer y persona de ascendencia afroamericana y surasiática en alcanzar la presidencia.

Donald Trump, por su parte, apuesta a un regreso con propuestas que profundizan sus posturas nacionalistas. Ha prometido implementar aranceles masivos, redirigir la burocracia hacia objetivos propios y realizar una deportación sin precedentes, acciones que ha vinculado con la «recuperación» del país en áreas como el empleo y la seguridad. Este posible retorno traería consigo el fin de investigaciones judiciales en su contra y un giro marcado en la política exterior, especialmente hacia Ucrania y Rusia, lo que ha sido motivo de preocupación internacional.

Los estados clave como Georgia, donde se concentra gran parte del voto anticipado, y Pensilvania, donde ambos candidatos intensificaron sus esfuerzos, se perfilan como determinantes en una elección donde la polarización es profunda. Con la participación histórica en algunos distritos y la gran afluencia de votos anticipados, se espera un proceso de recuento prolongado que podría extenderse días o incluso semanas, como ocurrió en 2020.

Sin importar el resultado, los votantes estadounidenses enfrentan una decisión que definirá el rumbo de la nación, con un contexto de retos económicos, sociales y políticos que exigirán unidad y liderazgo en el futuro inmediato.

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