Emigración, identidad y desarrollo humano
Carlos Salcedo
Ya que Donald Trump es presidente de Estados Unidos de Norteamérica y firmó una orden ejecutiva, sin considerar que en su 14ª. enmienda la Constitución establece el principio de «ciudadanía por derecho de nacimiento» y negando la ciudadanía a hijos de inmigrantes indocumentados, aprovecho para destacar el valor que tiene la emigración.
Hay casi tres millones de dominicanos en la diáspora, equivalente a un 24 % de nuestra población. Aunque en el ranquin mundial tenemos un porcentaje de emigrantes medio, el número de emigrantes dominicanos ha seguido aumentando. Los principales países de destino de la emigración dominicana son Estados Unidos de América (84 %), España (6 %) e Italia (3 %).
Año tras año han crecido sostenidamente las remesas de los dominicanos residentes en el exterior. Según el Banco Central (BC), en 2024 las remesas fueron de US$10,756.0 millones, aumentando de US$598.8 millones (5.9 %) en comparación con el 2023, reflejando un resultado alineado con sus proyecciones. Solo en el mes de diciembre se recibieron US$1,003.5 millones, para un incremento interanual de 6.2 %.
Es innegable el efecto multiplicador que generan las remesas en el consumo, la inversión y el financiamiento de los sectores vulnerables del país. El desempeño económico de EE. UU. fue un factor determinante en el comportamiento de las remesas, pues el 80.3 % de estas en diciembre (US$710.5 millones) provinieron de ese país.
También de otros países se recibieron remesas en diciembre: de España, segundo país con mayor cantidad de residentes dominicanos, US$55.9 millones (6.3 % del total) y de Italia y Haití el 1.7 % y 1.0 % de los flujos formales recibidos.
Es grande el impacto de las remesas en la economía, la educación, la salud y en las actividades productivas. Pero no es igual de positiva la desigualidad y la discriminación en la que viven muchos en el exterior, a lo que se suma la pérdida de identidad de quienes eligen el silencio o la confusión con otra cultura.
Si los dominicanos en el exterior contribuyen tanto con nuestra economía, la política exterior y cultural debe seguir siendo fortalecida, apostando más recursos, para que ser dominicano sea símbolo de orgullo donde quiera que se encuentre uno de los nuestros.
Así revitalizamos lo que somos y nos cohesionamos para continuar nuestro ritmo de crecimiento para acercarnos cada vez más a nuestras metas de desarrollo humano.
El Día