En el 2022: ampliación de todas nuestra carreteras
Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.[email protected]
No quería terminar el 2021 escribiendo sobre Hitler, a pesar de que, internacionalmente encontramos líderes que promueven la grandeza de sus países y razas “über alles”, ambicionan el territorio de sus vecinos, o reprimen a palos en las calles todo disenso. El estilo de Hitler sigue contagiando líderes y partidos cual virus que muta.
Sugiero como meta para el 2022 una medida que, una vez implementada, mejoraría el flujo vehicular por todas las carreteras del país. El tránsito circularía por esas vías como si fuesen nuevas y ampliadas. Varias de las vías del país son excelentes, pero nos sirven hasta el próximo camión. Piensen en la autopista Duarte. Usted puede avanzar hasta que se topa con el próximo vehículo pesado, empeñado en transitar impertérrito por el carril izquierdo hasta su próximo destino. La ley estipula que los vehículos lentos deben utilizar el carril derecho. Continuamente usted tiene carretera, ¡hasta el próximo camión irrespetuoso de la ley, en el carril izquierdo!
Además de las velocidades irresponsables, el continuo y obligado zigzag de nuestras vías explica tristemente la alta tasa de accidentes mortales en carreteras, una de las mayores del mundo.
En lo que las autoridades competentes actúan sugiero lo siguiente. Sancionar con apego a la ley a los infractores. Hacer más severas las multas de los reincidentes e incluir también a las empresas a las que sirven. De seguro, sus dueños se interesarán más en cómo conducen sus choferes. Pudiera someterse a la consideración de los nacionales las diez empresas que con más frecuencia amenazan las vidas de los conciudadanos. Pudiera reconocerse a los choferes y empresas que hacen un uso responsable de las vías nacionales. Con el dinero recaudado por las multas y una alianza público – privada, pudiera comprarse el equipo necesario para que una patana volcada no cierre por más de doce horas una carretera nacional.
Las compañías de seguros cuidan muy bien su capital y tienen muy en cuenta a los clientes chocones, o las familias donde maneja un adolescente. ¿A quién le duele que haya vehículos pesados que impiden el tránsito de los ciudadanos, o exhiben impunemente un manejo temerario? Hace rato que las autoridades exigen celosamente los impuestos, ¿por qué tanta timidez en remediar lo que salvaría vidas, aseguraría el progreso y el uso responsable de nuestras carreteras?