En el filo de la navaja: La Cumbre Mundial de Suiza sobre la Paz en Ucrania: ¿Un triunfo para Zelensky o un esfuerzo fallido?

Por la redacción

La reciente cumbre mundial sobre la paz en Ucrania, celebrada en Bürgenstock, Suiza, reunió a 96 países, incluyendo a 60 jefes de Estado y de gobierno. La declaración final emitida por la cumbre enfatiza la necesidad de seguridad nuclear y de tránsito marítimo, destacando que la central nuclear de Zaporiyia debe estar bajo control ucraniano.

También se hace un llamamiento humanitario para la liberación de prisioneros de guerra mediante un intercambio completo. Sin embargo, la falta de consenso y la ausencia de actores clave como Rusia y China han dejado en entredicho la eficacia del evento para avanzar hacia el fin del conflicto.

La declaración final de la cumbre puede considerarse un triunfo parcial para el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. La inclusión de puntos cruciales como la seguridad nuclear y la liberación de prisioneros de guerra refleja un respaldo internacional importante para algunas de las demandas clave de Ucrania. Estos elementos son vitales no solo para la seguridad y la estabilidad regional, sino también para la moral y el bienestar del pueblo ucraniano.

El apoyo de una mayoría  de los países presentes, incluyendo la representación de alto nivel de Estados Unidos por parte de la vicepresidenta Kamala Harris, refuerza la legitimidad de las demandas ucranianas en el escenario internacional.

Sin embargo, la abstención de 12 países, entre ellos Brasil, India y Sudáfrica, revela una fractura en el consenso global. Estos países, con vínculos comerciales y políticos con Rusia, optaron por no suscribir la declaración, lo que refleja la persistente influencia y las alianzas geopolíticas de Moscú.

La declaración final de la cumbre, aunque simbólicamente poderosa, enfrenta retos para allanar el camino hacia la terminación del conflicto. La falta de un consenso total y la ausencia de Rusia y China, actores de primer orden en la dinámica del conflicto, limitan su impacto práctico.

 Mientras la cumbre refuerza la postura ucraniana y prioriza la importancia de la seguridad nuclear y los derechos humanos, no ofrece un plan concreto para la implementación de estos principios ni para la resolución del conflicto.

La división entre los participantes de la cumbre refleja las complejidades geopolíticas que dificultan una solución negociada. La falta de unanimidad señala que, aunque hay un reconocimiento general de la necesidad de paz, las divergencias en cómo alcanzarla persisten. Esta falta de unidad socava la presión internacional que podría ejercerse sobre Rusia para comprometerse con un acuerdo de paz.

La propuesta reciente de Vladimir Putin, que exige la retirada de las tropas ucranianas de los territorios ocupados y la renuncia de Ucrania a su incorporación a la OTAN, indica claramente que Moscú no está dispuesto a hacer concesiones.

Esta postura intransigente, en vísperas de la cumbre, revela la estrategia de Rusia de mantener el control sobre las áreas ocupadas y continuar ejerciendo presión sobre Ucrania y sus aliados occidentales.

La ausencia de Rusia en la cumbre refuerza la percepción de que el Kremlin no está interesado en negociar un fin inmediato al conflicto bajo los términos actuales. La persistencia de estas exigencias y la falta de flexibilidad sugieren que, a corto plazo, es improbable que se produzcan avances importantes hacia la paz.

El Papel de República Dominicana en la Cumbre Mundial de Suiza

La reciente participación del Presidente Luis Abinader en la cumbre mundial sobre la paz en Ucrania,  ha sido destacada como un reflejo del liderazgo regional del jefe de Estado dominicano. Sin embargo, es prudente analizar de manera crítica el verdadero impacto y la influencia de nuestro país en las decisiones finales de este tipo de eventos internacionales.

Es innegable que la invitación al presidente Abinader es un reconocimiento a República Dominicana como un actor relevante en la región. La realidad geopolítica dicta que nuestra postura y decisiones en foros internacionales están, en gran medida, alineadas con las de Estados Unidos y otros países occidentales. Este alineamiento no solo refleja nuestra dependencia económica y política, sino también nuestra orientación histórica hacia Occidente.

Un comunicado de la Dirección de Prensa del Palacio Nacional destacó el «liderazgo regional» del Presidente Abinader, señalando que ha sido el único jefe de Estado de la región invitado a la cumbre.

Sin embargo, este énfasis en la figura presidencial podría haber sido mejor orientado hacia el reconocimiento del liderazgo de República Dominicana como nación. Nuestro país ha alcanzado una posición destacada en la región gracias a su crecimiento económico sostenido y su estabilidad política, logros que trascienden la administración actual y reflejan un esfuerzo colectivo a lo largo de los años.

En vísperas de la cumbre, la cancillería dominicana emitió una declaración conciliadora respecto al conflicto entre Rusia y Ucrania. Esta postura, aunque diplomáticamente prudente, contrasta con la firme condena inicial de República Dominicana a la invasión rusa, en alineación con Estados Unidos y otros aliados occidentales.

Esta dualidad en la postura refleja la complejidad de navegar las aguas diplomáticas en un conflicto tan polarizado y el esfuerzo de mantener una imagen de mediador equilibrado.

República Dominicana firmó la Declaración de Suiza, reafirmando su compromiso con la paz y la seguridad global.

Pero la participación del Presidente Abinader en la cumbre le brindó la oportunidad de fortalecer relaciones con otros líderes mundiales y regionales, una estrategia valida para aumentar la visibilidad y la influencia del país en la arena internacional.

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