En LatAm, los oficialismos son cada vez más derrotados en las urnas, ¿por qué?
Por Juan Pablo Álvarez
Bloomberg
En los últimos años 10 años, el 73% de los presidentes latinoamericanos vio a sus partidos perder las elecciones presidenciales contra la oposición. De hecho, después de la crisis desatada por la pandemia del coronavirus, el único partido de Gobierno que pudo imponerse en comicios fue el Partido Colorado de Paraguay, en 2023, pero incluso este resultado merece un asterisco: el actual presidente paraguayo, Santiago Peña, pertenece a una facción interna de esa agrupación que no es la misma que la de su antecesor, Mario Abdo Benítez.
Una combinación de factores, que incluye desazón por una economía que no crece y un enojo que se agudizó al calor de las cuarentenas, explica la consolidación de una tendencia que viene desde 2013.
10 años llenos de derrotas para los oficialismos
El relevamiento de lo sucedido en las elecciones de la última década fue llevado a cabo por la web Latinometrics y contempla lo que fue pasando en las democracias de habla hispana (más Brasil) de la región, excluyendo a Nicaragua y a Venezuela, donde se mantienen Daniel Ortega (desde 2007) y Nicolás Maduro (2013), respectivamente. Tampoco aparece Cuba, país gobernado por Díaz Canel, en el que hay un sistema de partido único desde la finales de los años 50.
Según el conteo de Latinometrics, en los últimos 10 años se llevaron a cabo en la región 37 elecciones “libres y justas”, en las que en 28 perdió el partido de Gobierno.
Algunos casos paradigmáticos que se pueden mencionar:
En Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT) gobernó entre 1 de enero de 2003 y el 31 de diciembre de 2010 de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva. El 1 de enero de 2011 asumió Dilma Rousseff, de esa misma fuerza política. En 2014 Dilma fue relegida, pero fue echada por medio de un impeachment el 31 de julio de 2016. Tras su destitución, asumió su vicepresidente, Michel Temer, quien pertenecía al Movimiento Democrático Brasileño. Temer se enfrentó al PT y llevó adelante una gestión conservadora, contraria a la propuesta de sus aliados. En las elecciones de 2018 se impuso el ultraconservador Jair Bolsonaro, que tras cuatro años de gestión no logró ser reelecto y en 2022 perdió con Lula.
Otro caso de derrotas oficialistas reiteradas es el de Argentina. Tras 12 años de kirchnerismo, en 2015 la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner eligió como su candidato a Daniel Scioli, que fue derrotado por el centroderechista Mauricio Macri. Macri, a su vez, perdió las elecciones de 2019 con Alberto Fernández, quien llevaba como vicepresidenta a Cristina. En 2023, el partido de Gobierno buscó seguir en el poder, llevando a las elecciones al ministro de Economía, Sergio Massa, quien perdió contra el libertario Javier Milei.
También en Chile se viene observando un péndulo de derechas a izquierdas, constante. En 2013, Michelle Bachelet volvió al poder de la mano de la coalición Nueva Mayoría, derrotando a Evelyn Matthei Fornet, quien era la candidata del entonces presidente Sebastián Piñera. A su vez, en 2017 el centroderechista Piñera volvió al poder. En 2021 ganó las elecciones una agrupación de izquierda encabezada por el actual presidente, Gabriel Boric.
En Ecuador, en 2017, el izquierdista Rafael Correa sí logró llevar a la Presidencia a su candidato: se trataba de su vicepresidente Lenín Moreno. El inconveniente, para Correa, es que Moreno dio un giro copernicano y llevó a cabo un gobierno completamente distinto al que esperaba el correísmo. En 2021, llegó al poder Guillermo Lasso, quien tras dos años debió dejar el poder, tras verse acorralado por la oposición en un juicio político que estaba a punto de ordenar su destitución. En las elecciones se impuso Daniel Noboa Azín.
En Bolivia, en tanto, gobierna desde 2019 Luis Arce, del mismo partido del expresidente Evo Morales, pero los dos líderes están enfrentados y hoy Morales es, quizás, el principal opositor a este Gobierno.
En la segunda economía de la región, México, se impuso en 2018 el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador, derrotando a los tradicionales partidos políticos PAN y PRI.
En tanto, en 2022, Gustavo Petro se convirtió en el primer presidente de izquierda de la historia de Colombia.
Perú es un caso llamativo también. Un país cruzado por una larga historia de presidentes destituidos, en el cual en 2021 se coronó como presidente el izquierdista Pedro Castillo. Sin embargo, Castillo fue destituido tras intentar un autogolpe de Estado en diciembre de 2022 y su lugar fue ocupado por su vicepresidenta, Dina Boluarte. La actual mandataria está totalmente enfrentada a la cúpula del partido que la llevó a la vicepresidencia.
El caso más reciente: Javier Milei en Argentina
Los analistas de Latinometrics se preguntan, como disparador, si el triunfo del libertario Javier Milei en Argentina, cuyas ideas son rupturistas para la tradición política del país, responde a una ola “antigobernante” en la región. Al respecto, los propios responsables de Latinometrics ensayan algunas respuestas:
“Milei no es el único que canaliza la ira de los latinoamericanos hacia una candidatura exitosa a la presidencia. En la última década, la oposición política –ya sea de izquierda o de derecha– ha ganado casi las tres cuartas partes de todas las elecciones libres y justas”.
“Es posible que muchos votantes se hayan sentido desanimados por sus propuestas ultraconservadoras de política social y económica, pero su otra opción era el ministro de Economía en ejercicio (Sergio Massa) de un país en quiebra, con una inflación del 140%”.
“Tal vez la ira sea la mejor explicación para la ola anti-gobernante que ha invadido la región durante la última década”.
¿Por qué pierden los oficialismos?
“La gente está de mal humor después de una década de poco crecimiento económico y una pandemia que golpeó fuertemente a la región”, sostuvo Benjamin Gedan, director del Programa de América Latina del Centro Wilson.
El experto en política latinoamericana amplió: “Hay poca confianza en los partidos políticos o en las instituciones democráticas y los mandatarios gozan de lunas de miel cada vez más cortas. Con herencias pesadas, incluyendo altos niveles de deuda, los líderes en la región no tienen los recursos financieros para cumplir con sus promesas de campaña”.
Por otro lado, Gedan destacó que “los pueblos latinoamericanos también están decepcionados con la creciente tasa de delincuencia” y resaltó que “los efectos de cambio climático es también un reto enorme”.
A modo de conclusión, Gedan reflexionó: “En esta coyuntura, muchos votan con los pies y migran hacia el norte. Los que quedan aprovechan de las elecciones para castigar a sus gobernantes”.
Por su parte, Mauricio Jaramillo Jassir, analista político y profesor de la Universidad del Rosario (Colombia) detalló: “La gente vota por un cambio, la gente vota después de un tiempo de hastío. Ese cambio se puede llamar Nayib Bukele, Javier Milei o Gustavo Petro. Ganan las elecciones quienes pueden encarnar la idea de cambio, es decir, quienes la gente piensa que pueden corregir algo que no funciona”.
Jaramillo Jassir puntualizó que se observa un “voto bronca” para castigar a los políticos. Según su mirada, ganan quienes han conseguido “canalizar la indignación ciudadana frente a la política”.
Bloomberg