Enmendar un error es un acierto
Teófilo Quico Tabar
Las personas que han tenido oportunidad de vivir por encima del promedio de vida, y que además han participado por largo tiempo en el servicio público, deberían expresar sus experiencias y vivencias para que las nuevas generaciones puedan tomar, si así lo entienden conveniente, aspectos que pueden servir para que las cosas ocurran de la mejor manera. Y que a la vez sirvan de guía para evitar errores.
Solo Dios es infalible. A partir de ahí, todos los que de alguna forma tienen la oportunidad de servir desde alguna posición, privada o pública, deben tener conciencia de que en alguna oportunidad, aún con la mejor intención, han podido equivocarse, haciendo lo que no es efectivo.
La obstinación es un desacierto, decía un conocido profesor de los años 60. Razón por la cual es necesario medir de forma consciente, los resultados de sus acciones y corregir a tiempo. Hasta Tres Patines, el famoso comediante cubano decía en una famosa canción, que si se mete la pata y se saca pronto se queda bien.
Ese consejo de la sabiduría popular, debe servir de ejemplo constante y permanente. Reflexionar acerca de si las acciones adoptadas dieron los resultados positivos o por el contrario, provocaron reacciones que la gente rechaza de manera voluntaria. Determinar si los efectos, antes que positivos se convirtieron en negativos.
Este consejo de los años vividos, aunque para algunos resulten críticos y provoquen alguna reacción que perfore la sensible epidermis humana, debe ser tomado en cuenta. Porque insistir en acciones que no conducen a resultados positivos, solo porque un sabio entiende que es conveniente, al final terminara en fracaso.
El ser humano, de cualquier nivel y en cualquier posición, puede estar imbuido de las mejores intenciones, pero si como resultado de la aplicación de algunas medidas, el remedio resulta peor que la enfermedad, por mejor médico que sea, ni el enfermo ni los familiares estarán contentos con los resultados. Esto así, porque la humanidad está diseñada, pese a lo que se entienda, de una forma en que no perdona los errores repetidos.
Puede pasar por alto algún acto que no salga bien, si los que los ejecutan tienen la valentía de expresar sus errores y pedir disculpas. Pero si repiten las acciones y los resultados continúan siendo negativos y no los expresan, no habrá forma de que la población reaccione de forma generosa y comprensiva.
Enmendar errores enaltece. Eleva a quien es capaz de reconocer que cometió un desliz, aún estableciendo que su intención no fue esa. En virtud de eso, algunos dicen y repiten la expresión de que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones. Expresión que en realidad no sé donde está escrita. Pero no deja de ser un reflejo de la realidad. Porque si con la mejor intención se ejecuta una acción, entendiendo que los resultados serán favorables y resulta todo lo contrario, lo inteligente es enmendar. Y expresarlo públicamente. Dejando constancia de que la intención no era esa, sino la que podría explicar de manera sincera.