Explosión en complejo gasífero deja a Margarita en la oscuridad y agrava la crisis energética en Venezuela
Caracas, Venezuela, 25 de noviembre. – Una violenta explosión registrada esta semana en el Complejo Gasífero Muscar, en el estado Monagas, ha sumido a las islas de Margarita y Coche en una crisis eléctrica sin precedentes. Con hasta 20 horas diarias sin electricidad, las zonas afectadas enfrentan una paralización casi total de actividades, pérdidas millonarias y el agravamiento de un sistema eléctrico ya deficiente.
El incidente, que dejó cinco heridos y severos daños en la infraestructura del complejo, impacta directamente la producción industrial y la generación termoeléctrica en la región oriental del país. El complejo Muscar, perteneciente a PDVSA-Gas, es una instalación clave para el suministro energético de estados como Nueva Esparta y Monagas, que ahora lidian con las consecuencias de la explosión.
Oscuridad en Margarita: turismo y economía paralizados
Margarita, conocida como el principal núcleo turístico de Venezuela, enfrenta uno de los peores apagones de su historia reciente. Durante varios días, los habitantes de la isla han reportado cortes de luz de hasta 20 horas continuas, lo que ha obligado a suspender clases, reducir jornadas laborales y enfrentar la pérdida de alimentos y electrodomésticos.
El comercio turístico, columna vertebral de la economía insular, se encuentra al borde del colapso. Restaurantes, hoteles y pequeños negocios han tenido que cerrar sus puertas, mientras el sector hotelero calcula pérdidas millonarias debido a cancelaciones masivas y el deterioro de infraestructura crítica que depende de energía eléctrica.
Impacto en la producción petrolera y petroquímica
La explosión en Muscar no solo afecta el suministro eléctrico, sino que también amenaza la producción nacional de petróleo, que en los últimos meses mostraba señales de recuperación tras el desplome entre 2014 y 2019. Según el economista petrolero Rafael Quirós, la producción diaria podría caer temporalmente en 200,000 barriles, pasando de los 970,000 actuales a 750,000 barriles diarios.
El gas asociado, esencial para la inyección en pozos reactivados, se ha visto severamente limitado, con una caída del 78% en la producción de gas de la región oriental. Además, empresas clave como Pequiven y la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), que dependen del gas para procesos petroquímicos y siderúrgicos, han tenido que detener sus operaciones por completo.
Acusaciones de sabotaje y manejo oficial
El gobierno de Nicolás Maduro, a través de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, ha calificado el incidente como un “ataque terrorista” y ha señalado que hay 11 personas detenidas, incluyendo un extranjero que supuestamente abandonó el país el mismo día de la explosión. Durante una cadena nacional, Rodríguez acusó a la líder opositora María Corina Machado y al empresario estadounidense Erik Prince de ser los autores intelectuales del sabotaje, en colaboración con “criminales, mercenarios y paramilitares colombianos”.
Por su parte, fuentes dentro de la industria petrolera, que han solicitado anonimato, señalan que el accidente ocurrió mientras se realizaban maniobras de limpieza en una tubería. El procedimiento implicaba el uso de un “poli pig”, un material diseñado para despejar sedimentos en los ductos, pero una fuga en una de las terminales provocó la explosión, destruyendo dos turbinas de gran tamaño.
Repercusiones económicas y posibles soluciones
La explosión en Muscar pone en jaque la ya debilitada economía venezolana, altamente dependiente de los ingresos petroleros. Según expertos, las reparaciones podrían llevar varias semanas, aunque algunos analistas consideran que, con los materiales disponibles en el país, PDVSA podría realizar un bypass en las tuberías para restablecer parcialmente el suministro de gas en un lapso de dos o tres semanas.
Mientras tanto, las autoridades han priorizado el suministro de gas para consumo doméstico en lugar de alimentar las operaciones industriales, lo que afecta directamente a sectores clave como el petroquímico y el siderúrgico.
Un patrón recurrente en PDVSA
El accidente en Muscar es solo el más reciente en una larga lista de incidentes que han afectado a PDVSA en los últimos 15 años. La falta de mantenimiento, la pérdida masiva de trabajadores calificados debido a la crisis migratoria, la corrupción endémica y la politización de la empresa han convertido los accidentes industriales en una constante.
Organizaciones independientes han señalado que la infraestructura energética de Venezuela opera en condiciones críticas, con instalaciones obsoletas y poca inversión en seguridad. Estas deficiencias no solo afectan la producción, sino también la calidad de vida de millones de venezolanos que dependen de un sistema eléctrico y de hidrocarburos funcional.
Un futuro incierto para Margarita y el país
Mientras la reparación de la infraestructura dañada sigue siendo una prioridad, las islas de Margarita y Coche enfrentan un panorama desolador. La falta de electricidad amenaza con agravar la crisis humanitaria en la región, dificultando el acceso a servicios básicos como agua potable y atención médica.
A nivel nacional, el gobierno enfrenta el desafío de mantener la producción petrolera y de gas en medio de un contexto de sanciones internacionales, desconfianza en los mercados y una infraestructura energética al borde del colapso.
El accidente en Muscar es un recordatorio de las profundas debilidades estructurales de la economía venezolana y de la urgente necesidad de reformas integrales en el sector energético. Mientras tanto, Margarita y las regiones orientales seguirán lidiando con las sombras de una crisis que no parece tener fin.