FMI vislumbra “reseteo del sistema internacional de comercio”

Por Henri Hebrard

En espera de otra publicación de mis acostumbradas «Buenas noticias desde la economía dominicana», me complace compartir mi 8ª entrega semanal de «Petróleo y Moneda», este nuevo espacio de opinión y análisis económico que inauguramos a final de febrero 2025.

En esta nueva entrega, «FMI vislumbra reseteo del sistema internacional de comercio», analizamos la sensible revisión a la baja de las proyecciones de crecimiento del PIB para 2025 y 2026, no solamente a nivel global, sino también para República Dominicana.
Muchas gracias de antemano por su interés y sus acostumbrados comentarios

Sin sorpresa alguna, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en ocasión de sus acostumbradas reuniones de primavera, celebrada esta semana en Washington, acaba de publicar la edición de abril 2025 de “Perspectivas de la Economía Mundial” con muy sensibles revisiones a la baja en sus proyecciones de crecimiento de la economía global para 2025 y 2026.

Desde que el pasado 2 de abril el presidente Donald Trump anunció incrementos en los aranceles de Estados Unidos a sus importaciones, los gobiernos de todos los países se han revisado sus perspectivas económicas de corto y mediano plazo, además de tratar de identificar medidas en respuesta a estos cambios. Lo que acaba de acontecer no es un simple cambio en las reglas del juego, sino un cambio al juego mismo: el gobierno de Estados Unidos busca rediseñar el mapa comercial global, lo que la propia directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en su presentación del informe, denomina como “reseteo del sistema internacional de comercio”.

En primer lugar, producto del aumento de los aranceles y de las probables respuestas por parte de China o de la Unión Europea, una guerra comercial significaría un poderoso shock negativo en el nivel de actividad económica, tanto por las propias medidas como por la alta incertidumbre que genera la indefinición de cuál sería el nuevo marco definitivo de referencia; en este sentido, hay que recibir con prudencia estas reproyecciones, ya que el FMI advierte que se trata de un “pronóstico de referencias” en base a las informaciones disponibles al 4 de abril 2025, y no de su acostumbrado “escenario base”.

Será prudente darle seguimiento a futuras actualizaciones probablemente en julio y luego en octubre 2025 para que el FMI pueda afinar la puntería, incluyendo también el comportamiento real de las economías durante el primer semestre 2025.

En cuanto a la economía global, luego de cerrar el año 2024 con un crecimiento de 3.3%, ligeramente por debajo del 3.5% de 2023, el FMI proyecta un descenso del crecimiento global a 2.8%, o sea cinco decimales por debajo del de 2024, y cuatro decimales por debajo de la proyección de 3.2% que había elaborado en octubre 2024 (o sea, antes de celebrarse las elecciones en Estados Unidos). En otras palabras, a nivel global, el FMI estima a medio punto porcentual el impacto de las medidas hasta el momento anunciadas por la Casa Blanca.

Ahora bien, el FMI plantea correcciones mucho más marcadas para los países del continente americano, con la notoria excepción de Argentina que sigue su proceso de revolución económica liberal con un crecimiento del PIB estimado ahora en 5.5% vs. 5% en la proyección de octubre 2024. Esta recuperación de Argentina se ha podido comprobar en República Dominicana cuando, durante el primer trimestre, el país habrá recibido a 129,203 turistas argentinos, o sea, un crecimiento de un 94.7% por encima de los 66,368 arribados en enero-junio de 2024.

En el caso de Estados Unidos, luego de crecer 2.8% en 2024 (muy similar al 2.9% de 2023), el FMI proyecta una revisión a la baja a 1.8% (diez decimales menos que 2024, y cuatro por debajo de la proyección de 2.2% que se había formulado en octubre 2024). Esto es de alta significancia para República Dominicana, dadas las relaciones tan estrechas entre las dos economías. México es castigado con la mayor corrección a la baja: luego de crecer 1.5% en 2024 (menos del 3.3% de 2023), la proyección de octubre 2024 apuntaba a un crecimiento de 1.3%, pero ahora vislumbra un -0.3% en 2025.

Para la economía regional, la revisión a la baja es bastante similar a la de la economía global: Latinoamérica y el Caribe (LAC) creció 2.4% en 2024, se proyectaba para este año un 2.5%, pero, producto de la ralentización global, ha revisado a la baja, a 2% para 2025.

En el caso de Centroamérica, el FMI no tiene una revisión uniforme de las seis economías signatarias del DR-Cafta, distinguiéndose tres casos:

  • Guatemala es la única economía centroamericana para la cual el FMI revisa al alza sus expectativas de 3.7% en 2024 a 4.1% en 2025, inclusive mejorando de cinco decimales la proyección inicial de octubre 2024 (3.6%). Guatemala lideraría el crecimiento regional justo delante de República Dominicana (4%);
  • Tres países tienen una revisión moderada a la baja para 2025: El Salvador desde un 2.6% (2024) a un 2.5% (2025); Honduras 3.6% (2024) a un 3.3% (2025) y Nicaragua de 3.6% (2024) a 3.2% (2025) a pesar de ser el único país gravado con arancel suplementario por encima del 10%.
  • Finalmente los dos países más impactados son los de mayores encadenamientos con Estados Unidos: Costa Rica se proyecta para 2025 con 3.4%, nueve decimales por debajo de 2024 (4.3%); mientras, en el caso de República Dominicana, se pasaría de un 5% (2024) a apenas 4% (2025), lo que obligaría a revisar de nuevo a la baja el marco macroeconómico plurianual que en marzo 2025 ya había reducido de 4.75% (presupuesto 2025) a 4.5% la proyección para este año.

En resumidas cuentas, si bien, como advierte el FMI, no se sabe cuáles serán los impactos a nivel global como local de este cambio de juego, no es menos cierto que el mundo global abierto que conocimos hasta el año pasado está prácticamente por desaparecer.

El problema es que el nuevo mundo por surgir podrá tomar meses y hasta años para cristalizar, con lo que, transicionar desde la vieja globalización hacia la emergencia de un nuevo orden mundial será un vuelo plagado de turbulencias.

Para República Dominicana, le conviene apostar al éxito de la transformación económica de Estados Unidos, y retomar la agenda de las grandes reformas estructurales pendientes, sin las cuales no será ya posible cumplir con la visión presidencial de duplicar la economía real dominicana en los próximos 10 a 12 años. Como lo decía el escritor Jorge Luis Borges: “El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer”.

Comentarios
Difundelo