Francia celebra unas elecciones con altas apuestas. La ultraderecha lidera los sondeos previos
PARÍS, 30 junio — Las urnas en toda la Francia continental abrieron el domingo en la primera ronda de unas elecciones parlamentarias excepcionales que podrían dejar el gobierno francés en manos de fuerzas nacionalistas y de ultraderecha por primera vez desde la era nazi.
El resultado de las elecciones de dos rondas, que concluirán el 7 de julio, podría afectar a los mercados financieros europeos, el apoyo occidental a Ucrania y a la gestión del arsenal nuclear y la fuerza militar global de Francia.
Muchos votantes franceses están frustrados por la inflación y las preocupaciones económicas, así como por el liderazgo del presidente, Emmanuel Macron, al que consideran arrogante y desconectado de su realidad cotidiana. La Agrupación Nacional, la plataforma antiinmigrantes de Marine Le Pen, ha canalizado ese descontento, en especial a través de plataformas como TikTok, y domina todos los sondeos de opinión antes de los comicios.
Una nueva coalición de izquierdas, el Nuevo Frente Popular, también plantea un desafío a Macron, un líder afín al sector empresarial, y su alianza centrista Juntos por la República.
Hay 49,5 millones de votantes registrados que elegirán a 577 miembros de la Asamblea Nacional, la cámara baja del parlamento francés, en dos rondas.
La participación al mediodía era del 25,9%, según cifras del Ministerio del Interior, más alta que en las legislativas de 2022 a esa hora. Hace dos años, el 18,43% de la gente había votado al mediodía.
Macron votó en un centro electoral de París con su esposa, Briggitte Macron. Marine Le Pen, líder de la reforzada Agrupación Nacional, había votado antes en el bastión de su partido en el norte de Francia.
La votación se celebraba durante la tradicional primera semana de las vacaciones de verano en Francia, y se registraron al menos cinco veces más solicitudes para votar por correo que en los comicios de 2022.
Tras una campaña relámpago marcada por un creciente discurso de odio, las urnas abrieron pronto en los territorios franceses de ultramar, y más tarde en el territorio continental a las 8 de la mañana del domingo. Las primeras estimaciones se esperaban para las 8 de la tarde, cuando cerraran los últimos centros electorales, con resultados oficiales previstos para el domingo por la noche.
Los ciudadanos en otros territorios franceses de ultramar como San Pedro y Miquelón, San Bartolomé, San Martín, Guadalupe, Martinica, Guyana, Polinesia Francesa y los que votaban en oficinas abiertas en embajadas y puestos consulares en América votaron el sábado.
Los votantes que acudieron en persona a un colegio electoral de París el domingo mencionaron preocupaciones como la inmigración, la inflación y el creciente coste de la vida, en un país cada vez más dividido entre bloques de izquierda y derecha y con un presidente debilitado y muy impopular en el centro político.
“A la gente no le gusta lo que está ocurriendo”, dijo Cynthia Justine, votante de 44 años en París. “La gente siente que ha perdido mucho en los últimos años. La gentes está enojada. Yo estoy enojada”.
Añadió que dado “el creciente discurso de odio”, era necesario que la gente expresara su frustración con los que ejercen y buscan el poder y acudiera a votar.
“Para mí es importante porque soy una mujer y no siempre hemos tenido derecho a votar”, dijo Justin. “Como soy una mujer negra, es aún más importante. Hay mucho en juego en este día”.
Pierre Leclaer, un jubilado de 78 años, dijo que había votado por el sencillo motivo de “intentar evitar lo peor”, que para él era “un gobierno que es de la extrema derecha, populista, no progresista y no muy republicano”.
Macron convocó las elecciones anticipadas después de que su partido se viera arrasado en las elecciones al Parlamento Europeo de principios de mes por la Agrupación Nacional, que tiene lazos históricos con el racismo y el antisemitismo y es hostil hacia la comunidad musulmana francesa. Fue una apuesta arriesgada a que votantes franceses satisfechos con el resultado de las elecciones europeas se verían animados a votar a fuerzas moderadas en unos comicios nacionales para mantener a la ultraderecha fuera del poder.
En lugar de eso, las encuestas previas sugieren que la Agrupación Nacional está ganando apoyos y tiene posibilidades de conseguir una mayoría parlamentaria. En esa situación, se esperaría que Macron nombrara primer ministro al presidente de la Agrupación Nacional, Jordan Bardella, de 28 años, en un incómodo sistema de reparto de poder conocido como “cohabitación”.
Aunque Macron ha dicho que no renunciará antes de que expire su mandato presidencial de 2027, la cohabitación le debilitaría dentro y fuera del país.
El resultado de la primera ronda ofrecerá una imagen general sobre la opinión de los votantes, pero no necesariamente sobre la composición general de la Asamblea Nacional. Resulta extremadamente difícil hacer predicciones debido al complicado sistema de voto y porque los partidos trabajarán entre rondas para formar alianzas en algunas circunscripciones o salir de otras.
En el pasado, esas estrategias ayudaron a mantener a candidatos de ultraderecha fuera del poder. Pero ahora el apoyo al partido de Le Pen se ha extendido mucho.
Bardella, que no tiene experiencia de gobierno, dice que utilizaría los poderes del primer ministro para impedir que Macron deje de proporcionar armas de largo alcance a Ucrania para la guerra con Rusia. Su partido tiene lazos históricos con Rusia.
El partido también ha cuestionado el derecho a la ciudadanía de las personas nacidas en Francia, y quiere limitar los derechos de ciudadanos franceses con doble ciudadanía. Los críticos dicen que esto socava derechos humanos fundamentales y es una amenaza para los ideales democráticos de Francia.
Entre tanto, las promesas de un enorme gasto público de la Agrupación Nacional, y especialmente de la coalición de izquierdas, han remecido los mercados y avivado la preocupación por la considerable deuda de Francia, que ya ha provocado críticas de organismos reguladores de la Unión Europea.
AP