Gisèle Pelicot: El símbolo de resistencia contra la violencia sexual que conmocionó a Francia (Video)
París, Francia, 22 de diciembre. – «Que la vergüenza cambie de bando». Esta frase se convirtió en un grito colectivo en Francia tras el mediático caso de Gisèle Pelicot. Víctima de violación con sumisión química durante cerca de diez años, a manos de su esposo y otros cincuenta hombres, Pelicot se erigió en 2024 como un símbolo de valor y dignidad frente a las agresiones sexuales y la violencia de género.
En el transcurso de este año, Gisèle Pelicot no solo ganó notoriedad nacional, sino que su historia traspasó fronteras, consolidándola como un símbolo feminista contra la violencia sexual en el mundo entero.
La valentía que mostró al alzar su voz y exponer públicamente su caso marcó un antes y un después en el debate sobre la violencia de género y el papel de la justicia para proteger a las víctimas.
Durante cerca de diez años, entre 2011 y 2020, Gisèle Pelicot fue víctima de su esposo, Dominique Pelicot. Él la drogaba para dejarla inconsciente y violarla sistemáticamente.
No contento con ello, reclutó a más de cincuenta hombres a través de internet para que también abusaran de ella, mientras grababa los ataques en video. Este caso de extrema violencia de género salió a la luz tras años de silencio y negación, cuando Gisèle finalmente decidió denunciar y llevar a juicio a su esposo y a todos los involucrados.
El juicio comenzó el 2 de septiembre de 2024 en el Tribunal de Aviñón, en el sureste de Francia, y culminó con un veredicto histórico el 19 de diciembre. Los 51 hombres que se sentaron en el banquillo de los acusados fueron hallados culpables. Las condenas oscilaron entre 3 y 20 años de prisión, siendo esta última la pena máxima, impuesta a Dominique Pelicot como principal responsable de los crímenes.
En palabras de Gisèle Pelicot, la clave de su lucha ha sido revertir la narrativa que ha silenciado a tantas víctimas a lo largo de los años. “Que la vergüenza cambie de bando” no solo se convirtió en una consigna para el juicio, sino en una declaración de principios que ha inspirado a miles de mujeres en situaciones similares a no quedarse calladas.
La exposición mediática del caso incluyó momentos difíciles y controvertidos. Erika Olavarría, corresponsal de France 24 en Aviñón, destacó la valentía de Gisèle al aceptar que se mostraran en la corte los videos y fotografías de las agresiones, grabados por su esposo.
Esto fue una decisión dolorosa pero necesaria, según Olavarría, ya que ayudó a demostrar la brutalidad de los hechos y a dejar claro que la vergüenza debía recaer exclusivamente en los agresores.
Durante el juicio, Gisèle Pelicot enfrentó no solo a los acusados, sino también a una defensa legal que intentó minimizar los crímenes al sugerir la posibilidad de un consentimiento por parte de la víctima.
Estas insinuaciones fueron recibidas con indignación tanto por los abogados de Gisèle como por la opinión pública. Pelicot reconoció que se sintió profundamente humillada por algunas de las preguntas que buscaban restar responsabilidad a los agresores o insinuar complicidad.
Charlotte Donat, abogada defensora de uno de los coacusados, comentó al respecto: “Nuestras preguntas incomodaron porque los abogados de la señora Pelicot las consideraron un maltrato en los alegatos. Pero nunca estimamos que ella consentía o estaba informada de los planes de su marido”. Estas declaraciones evidenciaron las dificultades que enfrentan las víctimas en los procesos judiciales, donde muchas veces deben justificar su sufrimiento frente a un sistema que no siempre las protege.
El 19 de diciembre, tras conocer el veredicto final, Gisèle Pelicot expresó su gratitud hacia quienes la apoyaron y dedicó su lucha a las víctimas cuyas historias aún permanecen en las sombras. “Este juicio ha sido una prueba muy difícil (…). Pienso en las víctimas no reconocidas. Quiero que sepan que compartimos la misma lucha”, declaró conmovida.
La salida de Gisèle del tribunal fue un momento emotivo. Entre gritos de apoyo y pancartas de agradecimiento, cientos de personas se congregaron para aplaudir su valentía. Ghislaine Sainte Catherine, una de las asistentes, expresó: “La señora Pelicot es verdaderamente admirable. Es un ejemplo para todas las mujeres que quieren presentar una denuncia, pero no lo han hecho. Habrá un antes y un después de la señora Pelicot”.
Malika Djelluli, otra de las mujeres presentes, compartió una reflexión similar: “Esta mujer abrió las compuertas de algo. Por fin nos escuchan y nadie puede decir ‘eso no es verdad’. Este caso es una concentración de todo el dolor y las palabras no dichas que muchas hemos guardado durante años”.
El caso de Gisèle Pelicot no solo marcó un precedente legal, sino que encendió una chispa en la lucha contra la violencia de género. Su valentía y resiliencia se han convertido en un llamado a la acción para transformar un sistema que históricamente ha revictimizado a quienes sufren agresiones. El legado de Pelicot trasciende las audiencias judiciales: es un símbolo de esperanza y un recordatorio de que el silencio nunca debe ser la respuesta.
Con datos de France 24