Gobierno, exenciones y Ley de Cine
Por Euri Cabral
El presidente Luis Abinader, mientras fue candidato opositor, defendió el cine dominicano y prometió varias veces que la Ley de Cine sería apoyada ampliamente en su gobierno. Sin embargo, desde que llegó al poder su equipo económico lo convenció de que debía eliminar la esa ley, con una serie de argumentos totalmente fuera de la realidad y envueltos en una aureola de falsedades y mentiras.
En la reforma fiscal sugerida por el gobierno el pasado año, uno de los temas principales fue la eliminación de la Ley de Cine. El gobierno se empleó a fondo en una campaña sistemática para desacreditar la ley y al cine dominicano. Gracias a Dios y a una fuerte oposición de todos los sectores de la sociedad dominicana, esa reforma fiscal fue derrotada y el gobierno debió retirarla. Sin embargo, todavía varios de los funcionarios del área económica siguen con su campaña aviesa de desacreditar la ley de cine.
Ante eso, es muy loable la responsable declaración dada por el ministro de Cultura, Roberto Angel Salcedo, en el sentido de que conversó con el presidente Abinader y este le dijo que la Ley de Cine no será afectada. La designación de Roberto Angel como ministro de Cultura fue una buena señal para el cine dominicano, pues este funcionario y amigo es uno de los soportes principales del amplio desarrollo que ha alcanzado la industria cinematográfica en la nación dominicana.

Confiamos que el actual ministro de Cultura será un bastión de defensa y de enfrentamiento a quienes en el gobierno, todavía, no pierden la ilusión de afectar el cine dominicano. Esos funcionarios no entienden ni valoran en su justa dimensión lo que representa el cine dominicano para el presente y el futuro de la economía dominicana.
En una parte de la sociedad dominicana todavía existen muchos precipicios y criterios equivocados sobre la industria cinematográfica. He afirmado, y lo reitero, que que el cine dominicano camina la ruta del turismo. Es una industria donde el gobierno está invirtiendo, no gastando. Es una industria donde los beneficios colaterales son tan o más importantes que lo que se ve de ingreso inmediato.
Partiendo del criterio de que el cine es un industria en desarrollo y que camina una ruta parecida a la del turismo, es un error querer medir el éxito por las cantidad de personas que van al cine a ver las películas dominicanas. La dimensión y el éxito del cine dominicano y las películas que se producen deben verse acorde a la magnitud de la industria que representan y la fortaleza que le dan a la marca país.
Aunque muchos no quieren asumirlo, la Ley de Cine en sus doce años de existencia, le ha dado un beneficio económico al país de alrededor de 4 mil millones de pesos, si lo vemos de forma integral. Y si a eso le agregamos que que ha generado más 10 mil empleos directos y alrededor de 20 mil indirectos, que ha traído más 10 mil millones de dólares en inversión extranjera y que ha consolidado la imagen de marca-país, podemos concluir que la Ley de Cine ha sido de gran beneficio para el gobierno, para el país y para toda la población.

A pesar de todo eso, la campaña contra la Ley de Cine 108-10, ha sido permanente y sistemática. Ojalá que con Roberto Angel en el ministerio de Cultura, esa campaña desde el gobierno mismo sea eliminada. El sector cultural del país es uno de los principales defensores de la Ley de Cine, y no puede permitar que sea afectada y, si llegara a modificarse, en lo que todos estamos de acuerdo, es para adaptarla a los nuevos tiempos y ampliar los beneficios a quienes están inmersos en esta industria que tanto favorece al país, al Estado y a la población dominicana.
Hoy más que nunca es necesario entender, que el cine dominicano y la Ley de Cine deben ser vistos y evaluados con una perspectiva amplia. Es un grave error analizar el aporte del cine dominicano viendo solo los subsidios del Estado a través del artículo 34 de la ley, sin incuir los aportes que trae a la nación el articulo 39, que computa todos los beneficios que dejan las producciones internacionales que se realizan en el país.
Por todo eso no se puede afirmar que el cine dominicano no tiene tasa de recuperación. Eso es ver la fiebre en la sábana. El cine dominicano tiene una gran tasa de recuperación si lo vemos en su amplitud. No es solo ver el resultado de la inversión en la cantidad de gente que va al cine, sino en todo lo que produce la industria del cine en el país, los empleos que genera, los impuestos que paga, los servicios que consume y la fuerza que le da a la marca país. Ya es tiempo que el presidente Abinader, y todo el gobierno, entiendan esta realidad de una vez y por todas.

Euri Cabral
Economista y Comunicador