Golpe de estado corporativo

J.C. MALONE

En pocas semanas Haití terminará e inaugurará el canal que construye desviando aguas del río Masacre. Militarizar y cerrar la frontera no detuvo su construcción. La forma como el gobierno dominicano maneja la situación, sólo logró quebrar a los pequeños y medianos productores agropecuarios que vivían del mercado haitiano.

El retorno masivo de los haitianos a su país, reduce considerablemente la crucial oferta de mano de obra barata de la que depende el crecimiento económico dominicano. Esa es una seria distorsión económica que, en lo inmediato, producirá un inevitable y peligroso aumento de precios.

Sin la mano de obra barata haitiana, los dominicanos trabajarán los campos, cobrando mucho más; los precios de alimentos se dispararán, serán prohibitivos para las mayorías. Sin los albañiles haitianos, los constructores contratarán dominicanos, todos los precios aumentarán considerablemente.

Las consecuencias económicas de la política fronteriza del presidente Luis Abinader amenazarán seriamente su popularidad. Lo despreciarán los pequeños y medianos productores quebrados, el pueblo consumiendo alimentos caros, también los constructores y compradores de edificaciones.

El gobierno propició un golpe de estado corporativo contra los pequeños y medianos productores, para que las corporaciones tomen ese negocio. El nacionalismo patriotero, anti-haitiano, puede destruir la economía dominicana.

El éxito económico estadounidense depende de energía y mano de obra barata, los dominicanos, siguiendo el mismo modelo, alcanzamos crecimiento económico. Los ultraderechistas estadounidenses desprecian los inmigrantes, pero ningún presidente sensato destruirá la economía para complacer a esos grupos.

Una economía sin mano de obra barata, perdiendo US$100 millones mensuales, enfrentando aumentos generales de precios, es una bomba de tiempo. Abinader no calculó nada de eso.

La economía dominicana es la gran perdedora de la nueva política fronteriza, el único “beneficio” es un aumento circunstancial en la popularidad de Abinader.

Faltan casi siete meses para las elecciones presidenciales de mayo. En política, eso equivale a varias vidas eternas. Abinader le entregó el futuro de su reelección a los haitianos y ellos no están contentos con él.

Al final, Abinader terminará cosechando exactamente lo que sembró.

Listín Diario

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