Hacia la tercera presidencia del SICA

Federico Alberto Cuello

Es impensable colocar a un peso pluma con un peso pesado en el mismo cuadrilátero. Por más ágil que sea para esquivar los golpes de su contrincante, le será imposible dejarlo fuera de combate.

En el escenario internacional, países como RD tienen menos desventajas en su interacción con los pesos pesados del mundo si se alían con países afines para compartir soluciones comunes a los desafíos que confrontan.

Porque aliados, en mecanismos como el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), despertamos el interés de socios importantes dispuestos a colaborar en la mejora y expansión de nuestras infraestructuras, así como en atraer inversiones productivas orientadas a las exportaciones que generen empleos y reduzcan las presiones migratorias.
Los miembros del SICA representamos la 5ta. economía de América Latina y el Caribe, sólo por debajo de Brasil, México, Argentina y Colombia.

Por si fuera poco, RD tiene la mayor economía del grupo –aportando 28% del producto regional– y registra el mayor crecimiento anual promedio desde 1991.

La tercera presidencia dominicana del SICA, del 1 de julio al 31 de diciembre del 2022, coincide con momentos delicados del escenario internacional.

La guerra en Ucrania incrementó severamente los precios de los combustibles fósiles, conllevando costosos subsidios, afectado la disponibilidad de recursos para el gasto social y las redes de protección.

Las nuevas cuarentenas en Shanghái perturbaron las cadenas de suministro de países que comenzaban a superar el COVID-19, con la dramática reducción en la disponibilidad de buques para transportar contenedores que se vive nuevamente en el Asia oriental.

Para rematar, vivimos en la indefensión por la inflación de los precios de alimentos, combustibles fósiles y minerales críticos.
Reducir la dependencia de combustibles fósiles requiere alcanzar la autonomía energética para la generación eléctrica y los transportes.

Con ello desaparecerá la fuente principal de inflación importada, permitiéndonos eliminar subsidios y reorientar el gasto hacia necesidades más relevantes para el desarrollo.

Superar la perturbación de las cadenas de suministro requiere descentralizar las inversiones, aprovechando la localización más cercana que tienen los países del SICA frente a los mercados estadounidenses y europeos.

Esto permitiría garantizar entregas “justo a tiempo” desde nuestros territorios, al margen de lo que pase en otros países asiáticos afectados por medidas demasiado drásticas para contener el COVID-19.
De ahí el interés de Corea en trabajar con el grupo SICA.

Sus empresas están listas para invertir en la diversificación de nuestras exportaciones, en la construcción de infraestructuras y en la transferencia de tecnologías y políticas públicas requeridas para consolidar nuestra capacidad de gestionar nuestros propios procesos de desarrollo.

Ahora que celebramos en el SICA 60 años de relaciones con Corea, esta tercera presidencia permitirá estrechar aún más nuestros lazos, inaugurando la oficina del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) en Seúl, y lanzando el Centro de Cooperación Corea-SICA, cuyo acuerdo esperamos firmar en octubre próximo.

Que la presidencia dominicana nos permita consolidar aún más nuestra unidad, fortalecidos por el apoyo de quien supo resurgir como ave fénix de las cenizas de la guerra.

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