Haití empeora y no se vislumbra solución

Por Bernardo Vega

La semana pasada miembros de las bandas hoy catalogadas tanto por Donald Trump como por Luis Abinader, como terroristas, tomaron el control de la aduana de Malpasse que está a pocos metros al oeste de la aduana de Jimaní. Tradicionalmente esa es la ruta más importante para exportar mercancías hacia Haití pues es la que lleva directamente a Puerto Príncipe, el principal mercado, pero ha sido controlada desde hace un tiempo por los terroristas quienes cobran “peaje” para que las mercancías puedan llegar a la capital.

Consecuentemente, la práctica de los exportadores dominicanos ha sido entregar sus mercancías en Jimaní y que desde allí las transporte el comprador haitiano, quien se encarga de resolver los varios “peajes”. Alternativamente, la carga se envía por mar desde Haina a Puerto Príncipe. La toma de control de la aduana de Malpasse significa que ya el gobierno haitiano no recibe sus ingresos aduanales los cuales ahora presumiblemente están cobrando los terroristas.

La ruta alternativa y que ha crecido en importancia por los problemas anteriores es la de Elías Piña-Belladere-la presa de Peligre-Mirebalais hasta Puerto Príncipe. Pero en la misma también hay que pagar “peaje”. Recientemente Mirebalais fue tomada por los terroristas y sus habitantes, en desesperación, cerraron la generación de energía en la cercana presa de Peligre para llamar la atención sobre sus problemas.

La única ruta que se mantiene totalmente abierta es la de Dajabón-Juana Méndez-Fort Liberté-Cabo Haitiano lo que permite operar sin problemas a la zona franca CODEVI y la de los surcoreanos en La Limonade.

Las acusaciones hechas recientemente contra nuestro país de que suple de armas a los terroristas son exageradas. Solo conocemos el caso de municiones robadas por policías dominicanos y vendidas en Haití y el de furgones en tránsito que llegan al país rumbo a Haití y que no eran revisados por precisamente tratarse de mercancías en tránsito. El gobierno haitiano recientemente prohibió esa ruta. El grueso de las armas que llegan a Haití proviene de contrabando enviado desde el río de Miami y que también llegan hasta Jamaica. Recientemente el canciller Marco Rubio ha prometido enfrentar esa violación.

La prensa internacional ha citado en estos días el caso de empleados de la Dirección General de Migración que violan a mujeres haitianas y/o exigen dinero para que ellas no sean deportadas. ¿Cuán frecuente es esa abominación? No lo sabemos, pero creemos que sería recomendable que todo empleado de Migración lleve en su uniforme su nombre completo para que así pueda luego ser identificado por las personas agredidas.

Naciones Unidas no está haciendo nada porque carece de recursos y teme el veto en su Consejo de Seguridad por parte de China y/o Rusia. El canciller Rubio ha pedido a la OEA que resucite la Fuerza Interamericana de Paz, pero esa institución no cuenta con los recursos para ese propósito y no sabemos de país alguno en el continente dispuesto a prestar tropas para ese fin.

Una tercera alternativa es la contratación de mercenarios, como hizo los Estados Unidos en Afganistán e Irak donde actuó la empresa Blackwater. Precisamente su fundador, Erick Prince, muy bien relacionado con el presidente Trump, desde marzo ha sido contratado por el gobierno haitiano para atacar a los terroristas, utilizando drones y planea traer de Estados Unidos unos 150 ex miembros del ejército y la policía haitiana. No sabemos si hay suficiente plata para ese contrato. El nuevo gobierno de Daniel Noboa en Ecuador aparentemente también está contratando a Prince dada la enorme cantidad  de crímenes en ese país.

El presidente Trump ya ha anunciado que quitará a los venezolanos su Temporary Protective Status (TPS) lo que obligaría a que sean deportados miles de ellos y está por verse si hará lo mismo con los miles de haitianos amparados bajo ese mismo programa. De hacerlo, muchos de ellos al llegar a Haití buscarían cruzar la frontera dominicana.

Nos luce que Trump, quien ha manifestado no querer meterse a resolver el problema haitiano, tan solo cambiará de opinión si miles de los vecinos toman la yola para llegar a la Florida como ocurrió en 1994 cuando hasta se tuvo que enviar a miles de ellos a la Base de Guantánamo.

Finalmente, nos preocupan mucho dos cosas. Primero, muy recientemente el gobierno de Trump le ha pedido a la Suprema Corte de Justicia de ese país que sea legal deportar a un extranjero a un país que no sea el de su origen o ciudadanía, y se cita el caso de Sudán del Sur. De aprobarse eso significaría que Estados Unidos podría legalmente deportar haitianos a República Dominicana. Y, segundo, el establecer impuestos a las remesas enviadas por indocumentados implicaría que estos tendrían que solicitarle como favor a otro dominicano con papeles que le envíe su dinero lo que podría crearle problemas al legalizado frente a su Impuesto sobre la Renta. También estimularía el resurgimiento de ilegales casas de cambio y envío de remesas en efectivo.

Sería echar para atrás todo lo que se ha avanzado en ese campo y gravar precisamente a los más pobres con un impuesto. La presidenta de México y empresas afectadas, como Western Union, se han quejado, pero que yo sepa ningún funcionario o empresario de nuestro país ha evidenciado públicamente preocupación sobre el asunto.

Acento

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