Haití en el centro del debate internacional durante la Asamblea General de la ONU

Nueva York, 25 de septiembre – En el contexto del 79º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), Haití ha sido uno de los temas más destacados de la semana, con múltiples llamados internacionales para que la comunidad global apoye a esta nación en su crisis social, económica y de seguridad.

Países de todo el mundo, incluyendo las potencias del G7, han solicitado un despliegue más rápido de agentes en el terreno y una mayor asistencia humanitaria para enfrentar la grave situación que atraviesa Haití.

El grupo de naciones del G7, compuesto por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos y el Alto Representante de la Unión Europea, emitió un comunicado instando a que se complete de manera urgente el despliegue de los contingentes comprometidos en Haití.

Además, exhortaron a los países que han prometido enviar recursos que aceleren sus contribuciones financieras y de personal para apoyar a la Misión de Apoyo Multinacional de Seguridad en Haití.

Mientras tanto, la delegación de Haití en la ONU ha estado realizando múltiples reuniones en busca de ese respaldo internacional. Sin embargo, un incidente ocurrido en uno de esos encuentros sacó a la luz una evidente fractura entre el Consejo Presidencial de Transición (CPT) y la oficina del primer ministro haitiano, Garry Conille.

El lunes pasado, durante un encuentro entre Conille y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, Leslie Voltaire, miembro del CPT, intentó asistir en representación de Edgar Leblanc Fils, presidente del Consejo Presidencial de Transición, debido al retraso en su viaje.

Sin embargo, Voltaire fue impedido de ingresar a la reunión por agentes de seguridad brasileños, lo que generó una protesta pública por parte del asesor presidencial, quien alegaba ser el representante oficial de Haití.

El medio haitiano Le Nouvelliste reportó que, a pesar de las explicaciones de Voltaire, quien habló en francés y portugués, los agentes de seguridad le negaron el acceso por no estar en la lista de participantes.

En un intento por verificar su identidad, los agentes incluso buscaron en Google, pero al no encontrar ninguna información que lo relacionara con la presidencia de Haití, se le pidió que se retirara del lugar. El hecho fue catalogado por Voltaire como un «golpe de Estado diplomático», y afirmó que la diplomacia en Haití es un campo exclusivo del presidente, no del primer ministro.

Este percance refleja las tensiones internas en el liderazgo haitiano, en un momento en el que el país busca desesperadamente apoyo internacional. Según Voltaire, el primer ministro Conille no tiene competencia en temas diplomáticos y calificó el incidente como una violación de las responsabilidades presidenciales. «Rodarán cabezas», advirtió Voltaire tras el incidente.

Por su parte, Edgar Leblanc Fils, quien tenía previsto viajar a Nueva York el fin de semana pasado para participar en la Asamblea General, se vio obligado a retrasar su viaje debido a problemas con la obtención de protección diplomática.

La Embajada de Estados Unidos en Haití expresó el lunes su pesar por las demoras en los arreglos de seguridad para Leblanc y atribuyó los retrasos a la «complejidad» de los procedimientos internos.

Finalmente, Leblanc Fils partió ayer de Haití rumbo a Nueva York, donde se espera que pronuncie un discurso en el debate general del 79º periodo de sesiones este jueves. No obstante, el incidente con Voltaire dejó un mal sabor en las relaciones entre las distintas facciones del gobierno haitiano, justo cuando más se necesita unidad para enfrentar la crisis.

El portavoz del primer ministro Conille, Jean Jules Désauguste, negó las acusaciones de boicot hacia el presidente del CPT. Según explicó, Conille había planeado la participación en la Asamblea General de manera coordinada con el Consejo Presidencial. El incidente, sin embargo, ha puesto de relieve las tensiones políticas dentro del gobierno haitiano, que sigue lidiando con una profunda crisis de gobernabilidad.

A nivel internacional, el G7 ha intensificado sus llamados para que se acelere el apoyo a Haití, pidiendo a los países comprometidos que desplieguen a sus agentes de seguridad lo antes posible y que se incrementen las contribuciones financieras para garantizar el éxito de la misión de apoyo.

También instaron al Consejo de Seguridad de la ONU a considerar una nueva Operación de Paz para Haití, que incluiría una mayor participación internacional para restablecer el orden en el país.

Además del G7, Estados Unidos y Guyana, que actualmente preside el Caricom, discutieron la posibilidad de una nueva operación de mantenimiento de la paz en Haití durante una reunión bilateral.

El tema de Haití ha cobrado una gran relevancia en la Asamblea General de la ONU este año, con la creciente preocupación de que la crisis humanitaria y de seguridad en el país caribeño podría desestabilizar aún más la región.

El presidente brasileño Lula da Silva, quien se reunió con el primer ministro haitiano Garry Conille, expresó su preocupación por la situación en Haití y abogó por un mayor compromiso de la comunidad internacional para solucionar la crisis. Brasil ha sido un actor importante en el pasado en misiones de paz en Haití y ha manifestado su disposición a colaborar en futuros esfuerzos.

Con la creciente presión internacional, Haití espera que las reuniones en la ONU esta semana puedan traducirse en un mayor respaldo tangible para enfrentar la grave situación que vive el país. Sin embargo, las divisiones internas y los incidentes diplomáticos como el ocurrido entre Voltaire y Conille muestran que Haití no solo enfrenta desafíos externos, sino también problemas de cohesión dentro de su propio liderazgo, lo que podría complicar aún más los esfuerzos para superar la crisis.

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