Haití en Haití
Claudio Caamaño Vélez.
Lo más cómodo es ver el problema haitiano en el rostro de quienes cruzan la frontera para buscar una mejor vida… Para sobrevivir.
Nos han enseñado que nuestro problema es la migración ilegal, pero ese es un resultado del problema. Así ocurre con algunas enfermedades, que pensamos que los síntomas son la enfermedad, y por solo atacar los síntomas nunca nos sanamos.
Tampoco la pobreza en Haití es el problema, sino otro resultado, como también lo es la violencia y la delincuencia.
Entonces ¿Cuál es el problema?
Haití, desde su independencia, fue sometida al pisoteo de las potencias, teniendo incluso que pagarle a Francia su libertad. Pero de manera más reciente, en 1915, Haití fue ocupado por Estados Unidos, quienes durante dos décadas lo exprimieron, y antes de irse dejaron establecida una clase dominante absolutamente servil a sus intereses, que perdura hasta hoy. Propiciaron y defendieron gobiernos dictatoriales que aseguraran sus “inversiones”.
Así han mantenido en el poder a sectores “leales” a sus intereses, e indolentes con su pueblo. Para las potencias, por regla general, es mejor un país pobre pero servil, que un país próspero pero libre.
En Haití no hay ley, ni democracia, ni orden, pero hay una oligarquía muy rica, y extranjeros con importantes inversiones. Hay intereses que son como los gusanos: prosperan entre el excremento y la carne podrida.
La solución de los problemas de Haití está en Haití, y la ayuda debe ser contribuir a que ese pueblo asuma las riendas de su destino, y se sacuda las cadenas que por siglos le han atado a la miseria y al atraso.
Haití fue la primera república negra del mundo, la segunda independencia del hemisferio occidental y la única revuelta de esclavos exitosa en la historia de la humanidad. El pueblo haitiano es un pueblo admirable que merece una mejor realidad.
Publicado originalmente en El Día