Haití, Jamaica y Cuba se recuperan tras la destrucción causada por el huracán Melissa
SANTIAGO DE CUBA, Cuba, 30 oct. — Residentes en el norte del Caribe se afanaban el jueves por recuperarse de la destrucción causada por Melissa, mientras aumentaban los fallecidos a causa del catastrófico ciclón.
El estruendo de la maquinaria pesada, el zumbido de motosierras y el ruido de los machetes resonaban en todo el sureste de Jamaica mientras trabajadores gubernamentales y vecinos comenzaban a despejar las carreteras para llegar a las comunidades aisladas que sufrieron el impacto directo de una de las tormentas más poderosas jamás registradas en el Atlántico.
“Ahora no tengo casa”, señaló un angustiado Sylvester Guthrie, que vivía en la localidad jamaiquina de Lacovia, en la parroquia sureña de St. Elizabeth, mientras se aferraba a su bicicleta, la única posesión de valor que le quedó tras la tormenta.
“Tengo un terreno en otro lugar donde puedo construir, pero voy a necesitar ayuda”, suplicó el operario de saneamiento.
Los vuelos con cooperación de emergencia comenzaron a aterrizar en el principal aeropuerto internacional de Jamaica que reabrió el miércoles por la noche, mientras las brigadas distribuían agua, comida y otros productos básicos.
“La devastación es inmensa”, señaló el ministro de Transporte, Daryl Vaz.
Algunos jamaiquinos se preguntaban adónde iban a vivir.
“Ahora estoy sin hogar, pero tengo que mantener la esperanza porque estoy viva”, manifestó Sheryl Smith, que perdió el tejado de su vivienda.
Las autoridades reportaron el hallazgo de al menos cuatro cadáveres en el suroeste de Jamaica.
El primer ministro, Andrew Holness, dijo que hasta el 90% de los tejados de la comunidad costera suroccidental de Black River quedaron destruidos.
Más de 25.000 personas permanecían hacinadas en refugios en la mitad occidental de Jamaica y el 77% de la isla seguía sin electricidad.
Muertes e inundaciones en Haití
Melissa también provocó inundaciones catastróficas en Haití, donde se reportaron al menos 30 muertos y 20 desaparecidos, principalmente en la región sur del país. Unas 15.000 personas permanecían en refugios.
Steven Guadard, que vive en Petit-Goâve, dijo que el huracán mató a toda su familia.
“Tenía cuatro hijos en casa: un bebé de un mes, un niño de siete años, otro de ocho y otro que estaba a punto de cumplir cuatro”, manifestó.
La Agencia de Protección Civil haitiana indicó que el meteoro cobró al menos 20 vidas en Petit-Goâve, incluyendo las de 10 menores. Además, causó daños en más de 160 hogares y destruyó 80.
Las autoridades advirtieron que 152 personas con discapacidad necesitaban ayuda alimentaria urgente en la región sur de Haití. Más de 11.600 personas seguían en refugios en todo el país.
Lenta recuperación en Cuba
En Cuba la gente comenzó a despejar carreteras y autopistas con maquinaria pesada e incluso solicitó la ayuda del ejército, que rescató a personas atrapadas en comunidades aisladas y en riesgo de sufrir deslaves.
No se reportaron decesos después de que la Defensa Civil evacuó a más de 735.000 personas en todo el este de la isla y se realizaron acciones masivas preventivas, desde la poda de árboles al aseguramiento de techos.
“Estamos limpiando las calles, despejando el camino”, dijo Yaima Almenares, profesora de educación física en la ciudad de Santiago, mientras junto a vecinos sacaban ramas y escombros de aceras y avenidas, cortaban troncos de árboles caídos y retiraban la basura acumulada.
En zonas rurales a las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba el agua seguía acumulada en hogares vulnerables el jueves mientras los residentes regresaban desde los refugios para tratar de salvar camas, colchones, sillas, mesas y ventiladores que habían colocado en alto antes del paso de la tormenta.
Una reunión televisada de Defensa Civil, dirigida por el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, no proporcionó una estimación oficial de los daños. Sin embargo, funcionarios de las provincias afectadas —Santiago, Granma, Holguín, Guantánamo y Las Tunas— reportaron pérdidas de tejados, líneas eléctricas y cables de telecomunicaciones de fibra óptica, además de carreteras cortadas, comunidades aisladas y daños en plantaciones de plátano, yuca y café.
Según las autoridades, las precipitaciones fueron beneficiosas para los embalses y para aliviar la severa sequía que afectaba al este de Cuba.
Muchas comunidades seguían sin electricidad, internet y teléfono debido a los desperfectos en transformadores y en el tendido eléctrico.
El pequeño e icónico poblado de El Cobre en la provincia de Santiago fue uno de los más afectados por el paso de Melissa. Hogar de unas 7.000 personas es además el sitio adonde se enclavó la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, patrona de Cuba y muy venerada por los fieles católicos y los de la santería.
“Muy mal que pasamos esto. Mucho aire, mucho viento, tumbadera (derrumbe) de (techos de) zinc, unas casas todas caídas. Esto fue un desastre”, dijo a la AP, Odalys Ojeda, una jubilada de 61 años.
Incluso la basílica fue afectada.
“Aquí en el santuario en lo que es carpintería, vitrales, hasta lo que es la albañilería” se reportaron muchos daños, comentó el párroco Rogelio Dean Puerta. “El poblado también tuvo afectación. Las personas perdieron sus casas, sus pertenencias. Necesitamos ayuda”, agregó.
La localidad, que durante los últimos meses ya había sufrido fuertes apagones debido a la crisis energética del país, continuaba a sin fluido eléctrico y con escasa cobertura telefónica o de internet.
En una inusual declaración el jueves, el Departamento de Estado de Estados Unidos aseguró que estaba “listo para ayudar al pueblo cubano” tras el devastador paso de Melissa.
Un comunicado de prensa de la dependencia norteamericana indicó que estaba preparada “para brindar asistencia humanitaria inmediata directamente y a través de socios locales que puedan entregarla de manera más efectiva a los necesitados”.
El texto no indicó la forma a través de la cual se coordinaría la cooperación o si había tomado contacto con el gobierno cubano, con el cual mantiene un duro enfrentamiento que incluye seis décadas de sanciones económicas y financieras presionando un cambio en el modelo político.
En su cuenta en X, el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío dijo que se había puesto en contacto con el Departamento de Estado. “Estamos en espera de precisión sobre cómo y en qué manera están dispuestos a ayudar”, expresó el funcionario.
Una tormenta histórica
Cuando Melissa tocó tierra el martes en Jamaica como un huracán de categoría 5 con vientos máximos de 295 kilómetros/hora (185 mph), igualó los récords de potencia de otros meteoros atlánticos al tocar tierra, tanto en velocidad del viento como en presión barométrica. Cuando volvió a tocar tierra en Cuba un día más tarde, todavía era un huracán de categoría 3.
Había una alerta por huracán activa el jueves para Bermudas. Las autoridades retiraron una previa para el centro y sureste de Bahamas, pero el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) advirtió sobre posibles lluvias adicionales que descargarían hasta 254 milímetros (10 pulgadas) de agua.
Se esperaba que las condiciones de huracán continúen durante la mañana en el sureste de Bahamas, donde decenas de personas fueron evacuadas.
Melissa era un huracán de categoría 2 con vientos máximos sostenidos cercanos a los 165 km/h (105 mph) el jueves por la mañana y se desplazaba hacia el nor-noreste a 48 km por hora, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos en Miami. El huracán se ubicaba a unos 690 kilómetros (430 millas) al oeste-suroeste de las Bermudas.
Melissa rozó el sureste de las Bahamas el miércoles por la noche, lo que obligó a las autoridades a evacuar a 1.400 personas.
De acuerdo con la previsión, Melissa pasaría cerca o al oeste de Bermudas más tarde el jueves y podría volver a ganar fuerza antes de debilitarse el viernes. AP

 
			
 
					 
							 
							