Hillary Clinton: Kamala Harris puede ganar y hacer historia
Hillary Rodham Clinton
The New York Times
La historia nos está observando. La decisión del presidente Biden de poner fin a su campaña fue un acto de patriotismo, uno de los más nobles que he visto en mi vida. También debería ser un llamado a la acción para que el resto de nosotros continuemos con su lucha por el alma de nuestra nación. Las próximas 15 semanas no se parecerán a nada que este país haya vivido políticamente, pero que no les quede ninguna duda: esta es una contienda que los demócratas pueden y deben ganar.
Biden ha hecho algo difícil y fuera de lo común. Ser presidente era el sueño de su vida. Y cuando por fin lo consiguió, lo hizo excepcionalmente bien. Renunciar a ello, aceptar que terminar el trabajo implicaba pasar la estafeta, requería una verdadera claridad moral. El país importaba más. Como alguien que compartió ese sueño y que ha tenido que aceptar el hecho de que no lo alcanzaría, sé que no fue fácil. Pero era lo correcto.
Las elecciones tienen que ver con el futuro. Por eso me entusiasma la vicepresidenta Kamala Harris. Ella representa un nuevo comienzo para la política estadounidense. Puede ofrecer una visión esperanzadora y unificadora. Tiene talento, experiencia y está lista para ser presidenta. Y sé que puede derrotar a Donald Trump.
En estas elecciones, las opciones se han vuelto aún más evidentes y claras. Por un lado está un delincuente convicto que solo se preocupa por sí mismo y que busca hacer retroceder nuestros derechos y nuestro país. Por el otro, está una exfiscala inteligente y vicepresidenta exitosa que encarna nuestra fe en que los mejores días de Estados Unidos aún están por llegar. Se trata de viejos agravios frente a nuevas soluciones.
El historial y el carácter de Harris serán distorsionados y desprestigiados por un alud de desinformación y la clase de prejuicios desagradables que ya hemos estado escuchando de los portavoces del MAGA. Ella y la campaña tendrán que hacerse escuchar por encima del bullicio, y todos nosotros, como votantes, debemos ser reflexivos sobre lo que leemos, creemos y compartimos.
Algo sé sobre lo difícil que puede ser para las candidatas fuertes luchar contra el sexismo y la doble moral de la política estadounidense. Me han llamado bruja, “mujer desagradable” y cosas mucho peores. Incluso me quemaron en efigie. Como candidata, a veces evité hablar de hacer historia. No estaba segura de que los votantes estuvieran preparados para ello. Y no me postulé para romper un techo; me postulé porque pensaba que era la más cualificada para hacer el trabajo. Aunque todavía me duele no haber podido romper ese techo de cristal, el más alto y arduo, estoy orgullosa de que mis dos campañas presidenciales hicieran que pareciera normal que una mujer encabezara la fórmula.
Harris enfrentará retos adicionales únicos por ser la primera mujer negra y sudasiática en encabezar la fórmula de un partido importante. Eso es real, pero no debemos tener miedo. La idea de que el progreso es imposible es una trampa. Después de todo, en 2016 yo gané el voto popular nacional por casi tres millones, y no fue hace tanto que los estadounidenses elegimos por una abrumadora mayoría a nuestro primer presidente negro. Como vimos en las elecciones legislativas de 2022, las prohibiciones del aborto y los ataques a la democracia están moviendo a las votantes a la acción como nunca. Con Harris a la cabeza, este movimiento puede convertirse en una ola imparable.
Hay poco tiempo para organizar una campaña para ella, pero el Partido Laborista en el Reino Unido y una amplia coalición de izquierda en Francia obtuvieron grandes victorias recientemente, incluso con menos tiempo. Harris tendrá que llegar a los votantes que ven a los demócratas con escepticismo y movilizar a los electores jóvenes que necesitan ser convencidos. Pero puede hacer campaña con su sólido historial y con planes ambiciosos para reducir aún más los costos para las familias, promulgar leyes de seguridad de armas con sentido común y restaurar y proteger nuestros derechos y libertades.
Ella tiene una gran historia que contar sobre los logros de este gobierno. Biden y Harris encabezaron la remontada de Estados Unidos luego de que Trump hiciera las cosas mal en la pandemia y dejara nuestra economía en caída libre. Bajo su liderazgo, Estados Unidos ha creado más de 15 millones de puestos de trabajo y el desempleo está cerca de su nivel más bajo en 50 años.
Cuando la inflación se disparó en todo el mundo, muchos economistas dijeron que la única manera de controlarla sería una dolorosa recesión con grandes pérdidas de empleos. Pero Biden y Harris mantuvieron a los estadounidenses trabajando mientras la inflación volvía a niveles normales y los ingresos reales de los trabajadores aumentaban.
Cuando muchos pensaban que el bipartidismo había muerto, Biden y Harris unieron a republicanos y demócratas para aprobar importantes leyes sobre infraestructura y energías limpias, microchips y seguridad nacional. Desde los precios de los medicamentos hasta la deuda estudiantil, obtuvieron resultados que han fortalecido nuestro país y mejorado la vida de la gente.
Harris está crónicamente infravalorada, como tantas mujeres en la política, pero está bien preparada para este momento. Como fiscala y fiscala general de California, se enfrentó a narcotraficantes, contaminadores y prestamistas abusivos. Como senadora de EE. UU., interrogó rigurosamente a funcionarios y nominados del gobierno de Trump, algo que fue inspirador ver. Como vicepresidenta, Harris se ha sentado con el presidente en la sala de crisis, ayudando a tomar las decisiones más difíciles que un líder puede tomar. Y cuando la extremista Corte Suprema revocó el fallo del caso Roe contra Wade, se convirtió en la más apasionada y eficaz defensora de la restauración de los derechos reproductivos de las mujeres en todo el gobierno.
Estoy entusiasmada por escucharla presentar argumentos convincentes contra Trump, quien fracasó como presidente la primera vez y ahora está haciendo una campaña con una plataforma peligrosa. Un segundo mandato de Trump sería mucho peor que el primero. Los planes de Trump son más extremos, está más agitado y las salvaguardas que limitaban algunos de sus peores instintos han desaparecido.
The New York Times