HRW considera que combatientes liderados por Hamás cometieron crímenes de guerra el 7 de octubre
TEL AVIV, Israel, 17 julio — Los grupos armados dirigidos por Hamás cometieron numerosos crímenes de guerra durante el ataque del 7 de octubre sobre el sur de Israel que desencadenó la guerra en curso en la Franja de Gaza, según un reporte de un grupo internacional de derechos humanos publicado el miércoles.
Human Rights Watch apuntó que las acciones de los combatientes palestinos, que mataron a alrededor de 1.200 personas y tomaron a más de 250 como rehenes durante la incursión, encajan en la definición jurídica internacional para crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.
El informe concluyó que cinco grupos armados palestinos distintos, encabezados por las Brigadas Qassam de Hamás, cometieron crímenes de guerra y violaron el derecho internacional al matar, torturar, capturar rehenes, saquear y cometer delitos de violencia sexual y de género. El grupo de derechos humanos, con sede en Nueva York, apuntó que sus investigadores no pudieron verificar de forma independiente las denuncias de violencia sexual y violaciones, pero se basaron en un reporte independiente de un enviado especial de Naciones Unidas que halló “motivos razonables” para creer que los insurgentes de Hamás habían perpetrado violencia sexual durante el ataque.
El reporte de 230 páginas de HRW se centra únicamente en los ataques del 7 de octubre y no examina las acciones de Hamás o Israel durante la guerra posterior en Gaza. Más de 38.600 personas han muerto en las ofensivas terrestres y bombardeos israelíes en la Franja desde el inicio de la guerra, según el Ministerio de Salud del sitiado enclave, cuyo conteo no distingue entre víctimas civiles y combatientes.
Los insurgentes cometieron un crimen contra la humanidad porque lanzaron un “ataque generalizado dirigido contra la población civil”, afirmó Belkis Wille, directora asociada de HRW que llegó a Israel días después del 7 de octubre y pasó un mes estudiando el ataque junto a personal local. Los investigadores examinaron ataques palestinos contra 26 sitios civiles en el sur de Israel, incluyendo kibutzim, ciudades, dos festivales de música y una fiesta en la playa, y hablaron con cerca de 100 sobrevivientes y 50 expertos y efectivos de emergencias.
“El asesinato de civiles y la toma de rehenes eran objetivos centrales del ataque planeado, y no acciones que se produjeron como una ocurrencia tardía o porque el plan salió mal, o actos aislados, por ejemplo, perpetrados por palestinos no afiliados de Gaza”, apuntó Wille.
Tras revisar cientos de fotos y videos, los investigadores determinaron que la mayoría de los palestinos que participaron en la incursión estaban afiliados a grupos armados y no eran ciudadanos aleatorios que aprovecharon la apertura de la cerca fronteriza.
“Esta fue una afirmación que se hizo muy al principio, la hizo Hamás para distanciar a sus propios combatientes de los abusos, y la hizo Israel para justificar los ataques a civiles en Gaza”, agregó.
HRW observó imágenes de los combatientes, incluyendo los que iban vestidos con ropa civil o no llevaban insignias militares, comunicándose con walkie-talkies y recibiendo órdenes de comandantes, lo que llevó a la conclusión de que los insurgentes que cometieron los peores abusos, especialmente en las primeras horas del ataque, pertenecían a facciones armadas.
En una respuesta de nueve páginas al reporte de HRW, Hamás indicó que las Brigadas Qassam planearon y dirigieron el ataque del 7 de octubre, no el movimiento político de Hamás, y que los combatientes tenían orden de no atacar a la población civil. El grupo de derechos humanos calificó esa respuesta como “falsa” y añadió que “el asesinato intencionado y la toma de rehenes civiles estaban planeados y altamente coordinados”.
La organización pidió a Hamás que libere de inmediato a los aproximadamente 120 rehenes y cadáveres que siguen retenidos en Gaza e instó a todas las partes a cumplir con la ley internacional y a acordar un alto el fuego lo antes posible.
Human Rights Watch mantiene una tensa relación con Israel, a quien ha acusado en múltiples ocasiones de violar el derecho internacional. En abril, una investigación del grupo determinó que un ataque israelí en el centro de Gaza en octubre, en el que murieron 106 palestinos, fue un crimen de guerra porque no tenía un objetivo militar aparente. Israel sostiene que intenta evitar las bajas civiles y culpa de esas muertes a Hamás porque sus insurgentes operan en zonas residenciales con una densa población.
HRW acusó también a Israel de violar el derecho internacional al atacar edificios residenciales en Líbano con fósforo blanco, una munición química. El ejército israelí señaló que cumple la ley internacional en lo relativo a las municiones y que empleó fósforo blanco como cortina de humo, no para atacar a civiles.
AP