Huracanes en el Atlántico: Científicos advierten sobre su aumento en frecuencia e intensidad
Reading, Reino Unido, 23 de febrero. – Un reciente estudio ha revelado que la frecuencia e intensidad de los huracanes en el Atlántico podrían incrementarse significativamente en la próxima década, generando una amenaza creciente para las comunidades costeras de América del Norte y Central.
Investigadores de la Universidad de Reading han utilizado el software de predicción climática DePreSys4, desarrollado por la Oficina Meteorológica del Reino Unido, para proyectar patrones de huracanes con hasta diez años de anticipación.
Publicado en la revista Climate and Atmospheric Science, el estudio advierte que la cantidad de ciclones tropicales en el Atlántico podría duplicarse en comparación con la década de 1970, mientras que en el Pacífico oriental el aumento sería de aproximadamente un tercio.
Además, la energía total liberada por estas tormentas podría alcanzar el doble de los niveles registrados hace cincuenta años, lo que sugiere que no solo serán más frecuentes, sino también más destructivas.
Los ciclones tropicales, también conocidos como huracanes en el Atlántico y tifones en otras partes del mundo, son sistemas meteorológicos de gran intensidad que afectan vastas regiones, provocando vientos extremos, lluvias torrenciales, marejadas ciclónicas y daños materiales devastadores.
Estas tormentas tienen un impacto directo en la economía y en la seguridad de millones de personas en zonas vulnerables, como el Caribe y la costa este de Estados Unidos.
Hasta ahora, la predicción de ciclones tropicales se ha basado en modelos subestacionales y anuales. Sin embargo, la capacidad de prever estos fenómenos en escalas decenales ha sido limitada. La investigación realizada con DePreSys4 busca cerrar esta brecha, proporcionando información crucial para la planificación a largo plazo y la implementación de medidas preventivas.
El estudio también destaca que la actividad humana, en particular las emisiones de aerosoles, puede influir en la actividad ciclónica al modificar la temperatura de la superficie del mar y la circulación atmosférica.
Aunque algunos modelos climáticos prevén una posible reducción en el número total de ciclones, también anticipan que los que se formen serán mucho más intensos, aumentando así el riesgo de desastres naturales.
Uno de los hallazgos más relevantes es que la energía total de los huracanes en el Atlántico Norte podría duplicarse en comparación con la década de 1970. Esto se debe, en gran parte, al calentamiento global y a los cambios en los patrones de viento, que crean condiciones propicias para el desarrollo de tormentas más poderosas.
El modelo DePreSys4 permitió analizar la densidad de trayectorias de ciclones tropicales en el periodo 1961-2021, comparando sus resultados con los datos históricos del reanálisis ERA5. Aunque el modelo logró simular adecuadamente la distribución geográfica de los ciclones, presentó ciertos sesgos en la representación de estos sistemas en el Atlántico Norte y el Pacífico. También se observó que subestima la variabilidad interanual de la densidad de trayectorias, lo que sugiere la necesidad de seguir refinando su precisión.
A pesar de estas limitaciones, DePreSys4 ha demostrado una capacidad significativa para predecir la actividad ciclónica en el Atlántico Norte y el Pacífico oriental con una anticipación de entre 2 y 9 años.
Además, ha sido capaz de proyectar con precisión la frecuencia de formación de ciclones en el Atlántico oriental y el Pacífico central, lo que representa un avance clave en la predicción del comportamiento de estos fenómenos naturales.
Paul-Arthur Monerie, autor principal del estudio e investigador en el Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Reading, explicó la importancia de estos avances: “Hasta ahora, las predicciones de huracanes eran como tratar de ver a través de una densa niebla, ya que solo podíamos distinguir lo que estaba directamente frente a nosotros.
Una mejor previsión despeja esa niebla y revela patrones que se podrán ver años después. Este avance ofrece a las comunidades costeras un tiempo precioso para prepararse. Nuestro estudio muestra que la actividad de huracanes aumentará hasta 2030, lo que dará a todos más tiempo para prepararse y protegerse”.
El estudio atribuye este incremento en la actividad ciclónica a dos factores principales: el calentamiento del océano y los cambios en los patrones de viento. Monerie señaló que «es probable que las temperaturas del océano Atlántico sean más altas en los próximos años, lo que proporcionará más energía para que los huracanes se formen y se intensifiquen». Asimismo, la variabilidad en los patrones de viento podría generar condiciones favorables para el desarrollo de tormentas de gran magnitud.
El impacto de estos hallazgos es significativo, ya que proporciona a los gobiernos y organismos de gestión de desastres la posibilidad de mejorar su planificación y respuesta ante huracanes. Con información más precisa y a mayor plazo, las autoridades podrán diseñar estrategias más eficaces de mitigación, evacuación y adaptación en áreas de alto riesgo.
A pesar de los avances logrados con DePreSys4, el estudio reconoce que aún existen desafíos en la predicción de ciclones tropicales. En particular, la precisión de los modelos aún debe mejorarse para reducir los sesgos en la representación de la densidad de trayectorias y la génesis de ciclones.
Para ello, se recomienda continuar investigando las fuentes de habilidad predictiva y desarrollar modelos climáticos multimodelo que puedan ofrecer pronósticos más confiables.
El futuro del monitoreo de huracanes dependerá en gran medida del progreso en las tecnologías de predicción climática y de la capacidad de los gobiernos y comunidades para adoptar medidas preventivas efectivas.
A medida que el calentamiento global continúe alterando los patrones climáticos, la preparación y adaptación se volverán más críticas que nunca para reducir el impacto de los huracanes en las poblaciones vulnerables.
Con estos hallazgos, la comunidad científica refuerza la necesidad de una acción climática más decidida para mitigar los efectos del cambio climático en la actividad ciclónica.
Si bien la predicción a largo plazo ofrece una oportunidad valiosa para mejorar la respuesta ante huracanes, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero sigue siendo un factor clave para frenar el aumento de la temperatura global y, con ello, la intensificación de estos fenómenos.