Imposición irracional
Ruddy L. González
Cuando la ‘Ley de Extinción de Dominio’ se vendió al país la motivación principal era golpear las fortunas de los narcos, quienes atrapados y extraditados ‘negocian’ con las autoridades norteamericanas logrando penas reducidas y al volver, deportados tras cumplir condena, reclaman sus bienes dejado a ‘custodia oficial’ y a seguir vida de millonarios.
Estados Unidos, propulsor de la iniciativa, tiene un propósito mayor con esa Ley: perseguir la corrupción, principalmente entre la clase política latinoamericana. Para ‘socializarla’, sin mostrar el refajo de imposición, se usó Naciones Unidas para su propuesta.
Esta Ley no es mala per se. Si su aplicación visualizara clara, justa, ajustada a la ley, a la Constitución, fuera otra cosa.
Cuando el proyecto ‘cayó’ en manos dominicanas se le hicieron ‘arreglos’ y ‘adhesiones’ a la criolla, de acuerdo a los intereses de coyuntura. Y ahí está la suspicacia, el peligro.
El compromiso público, ante ‘el país’ y la Embajada –versión pública en el acto de celebración de la Independencia EEUU-, es aprobarla por encima de lo que sea y de quien sea. Así será, pues se trata de complacer a los Estados Unidos, por temor, por favor, por intereses.
Ni siquiera se hace caso a las advertencias de connotados constitucionalistas sobre choques de articulados con la Constitución.
Se descalifica a cualquiera que hace reparos al proyecto. Se le estigmatiza como ‘comprometido’ con la corrupción, anatema de coyuntura. Así me comentaba un prestigioso abogado.
Publicado en Listín Diario