Intuición e inteligencia artificial
J.C. Malone
Nueva York.-Si la mitad de los 22.2 millones de “seguidores” del presidente Joe Biden en Twitter son “cuentas falsas”, debemos revisar las cuentas de toda la clase política.
Una reciente auditoría, conducida con inteligencia artificial, reveló que 49.3 por ciento de los seguidores de Biden en Twitter no existen.
En 2016, Hillary Clinton alegó que Rusia apoyó el triunfo de Donald Trump con muchísimas “cuentas falsas” en los medios sociales, influyendo así el voto.
Trump dijo en 2020, como Hillary en 2016, que le hicieron fraudes, pero ninguno presentó pruebas. Hillary habló de las cuentas falsas, pero nunca se demostró; la revelación de que Biden solo tiene la mitad de los seguidores que dice tener lanza una sombra de dudas sobre todos sus números políticos.
Parece que asistimos a una realineación politico-económica de Twitter, el medio más importante del planeta.
Las cuentas falsas de Biden salen a relucir cuando Elon Musk negocia la compra de Twitter; eso devalúa la credibilidad de la plataforma, y la de Biden.
Esas cuentas falsas, en medio de una negociación de US$44,000 millones, reducirá el valor real de Twitter.
Musk dijo que si adquire a Twitter rehabilitará la cuenta de Trump, suspendida el 8 de nero de 2021, después de que los trumpistas asaltaron el Congreso para impedir la proclamación de Biden.
Aquí tenemos enfrentamientos político y económico; los actuales dueños de Twitter están “contra” Trump; no así el posible nuevo dueño.
Si Musk compra o no a Twitter, es irrelevante; ya el valor de sus acciones se reduce, su credibilidad se desmorona; mientras negocian, la empresa está perdiendo valor.
Aceptemos que el 50 por ciento de los 22.0 millones de seguidores de Biden en Twitter son falsos. Si el 75 por ciento de los 79 millones que tenía Trump cuando lo suspedieron son falsos, todavía Trump supera con un 100 por ciento a Biden.
En verdad es saludable admitir que a los políticos nunca debemos creerles más de la mitad de la mitad de todo lo que dicen.
La intuición siempre nos ha dicho que no debemos confiar en políticos, pero la ambición logra cegarnos. Ahora la inteligencia artificial confirma que la intuición tenía razón.