Israel arrasa vecindarios enteros en la sitiada Gaza, que enfrenta un apagón inminente

JERUSALÉN 11 octubre — Los palestinos en la asediada Franja de Gaza trataban de buscar lugares seguros el miércoles mientras los ataques israelíes arrasaron vecindarios enteros, los hospitales se quedaban sin suministros y se esperaba un apagón en las próximas horas, agravando la miseria de una guerra provocada por la letal incursión masiva de insurgentes de Hamas en Israel el pasado fin de semana.

Los ataques aéreos redujeron cuadras enteras a escombros en el pequeño enclave costero y dejaron un número desconocido de cadáveres bajo los montones de escombros. Los bombardeos continuaron a pesar de que se cree que los insurgentes de Hamas retendrían a unas 150 personas — incluyendo soldados, hombres, mujeres, niños y adultos mayores — que fueron llevadas a Gaza como rehenes tras el asalto.

Israel ha prometido una ofensiva sin precedentes contra el grupo que gobierna la Franja luego de que sus combatientes atravesaron la valla fronteriza e irrumpieron en el sur del país, abatiendo a civiles en sus casas, en las calles y en un multitudinario festival de música al aire libre.

Se espera que la guerra, que se ha cobrado al menos 2.100 vidas en ambos bandos, se recrudezca y empeore la miseria de quienes viven en Gaza, donde los productos de primera necesidad y la electricidad ya escaseaban.

Israel ha impedido la entrada de alimentos, combustible y medicamentos al territorio — una franja de 40 kilómetros (25 millas) de largo encajada entre Israel, Egipto y el mar Mediterráneo donde viven 2,3 millones de personas. El único paso fronterizo que se mantenía desde Egipto cerró el martes luego de que se registraron ataques aéreos en las inmediaciones.

Los gazatíes abarrotan las escuelas de Naciones Unidas y el número de barrios seguros es cada vez menor. Los grupos humanitarios pidieron la creación de corredores para llevar ayuda a Gaza y advirtieron que los hospitales, desbordados por los heridos, se estaban quedando sin suministros.

“Ahora mismo no hay ningún lugar seguro en Gaza”, dijo el periodista Hasan Jabar luego de la muerte de tres reporteros palestinos en un bombardeo sobre un céntrico vecindario en el que había ministerios, oficinas de medios de comunicación y hoteles. “Temo de verdad por mi vida”.

La operadora eléctrica del territorio indicó que su única central se quedará sin combustible en cuestión de horas, lo que dejará a Gaza sin electricidad luego de que Israel cortase el suministro. Los palestinos dependen desde hace años de los generadores para abastecer viviendas, oficinas y hospitales, pero tampoco pueden importar combustible para mantenerlos en funcionamiento.

La Organización Mundial de la Salud indicó que los suministros almacenados de forma preventiva para siete hospitales de Gaza se han agotado debido a la avalancha de heridos. El director de Médicos Sin Fronteras afirmó que en dos hospitales se estaban agotando el material quirúrgico, los antibióticos y el combustible, además de otros suministros.

En uno, “hemos gastado en tres días las existencias de emergencia para tres semanas, en parte debido a la llegada de 50 pacientes a la vez”, dijo Matthias Kannes, jefe de la misión de la ONG en Gaza. Por su parte, el mayor hospital de Gaza, Al-Shifa, tiene apenas combustible para tres días, añadió.

Israel ha llamado a filas a 360.000 reservistas y parece cada vez más probable que lance una ofensiva terrestre sobre Gaza, con su gobierno sometido a una intensa presión pública para derrocar a Hamas, que gobierna el territorio desde 2007. En el pasado, ese objetivo se consideraba inalcanzable porque exigiría una reocupación de la Franja, al menos temporal.

“No permitiremos una realidad en la que se asesina a los niños israelíes”, dijo el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, en un encuentro con soldados cerca de la frontera sur el martes. “He quitado todas las restricciones: eliminaremos a cualquiera que luche contra nosotros y utilizaremos todas las medidas a nuestro alcance”.

Los intercambios de disparos en la frontera norte con insurgentes en Líbano y Siria, por su parte, indicaron el riesgo de que el conflicto se expanda a la región.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió el martes a otros países y grupos armados que no entren en la guerra. Washington ya ha enviado munición y equipos militares a Israel y desplegó un grupo de ataque de portaaviones en el Mediterráneo oriental como medida de disuasión.

El martes por la noche, los ataques aéreos israelíes alcanzaron la vivienda familiar de Mohammad Deif, el esquivo líder militar del ala militar del grupo insurgente. En el operativo en la localidad sureña de Khan Younis fallecieron el padre, el hermano y al menos otros dos familiares de Deif, confirmó Bassem Naim, un alto cargo de la milicia a The Associated Press.

Deif está en paradero desconocido desde hace mucho tiempo.

En una nueva táctica, Israel advierte a la población civil para que desalojen los vecindarios antes de arrasarlos en lo que podría ser el preludio de un operativo terrestre.

El Ministerio del Interior gazatí dijo que los ataques israelíes destruyeron por completo el vecindario de al-Karama, en la Ciudad de Gaza, y dejaron “un gran número” de fallecidos o heridos. Los equipos médicos no podían llegar a la zona porque todas las carreteras de acceso estaban impracticables. Los equipos de rescate reportaron problemas para acceder a otras zonas.

De acuerdo con el ejército israelí, más de 1.200 personas, incluyendo 155 soldados, fueron asesinadas en Israel, una cifra nunca vista desde la Guerra del Yom Kipur de 1973 con Egipto y Siria, que duró semanas. En Gaza han muerto 950 personas, entre ellas 260 niños y 230 mujeres, según las autoridades de la zona. Israel dice que entre esas víctimas hay cientos de combatientes de Hamas. En ambos bandos hay miles de heridos.

En territorio israelí se han encontrado los cadáveres de unos 1.500 militantes de Hamas, explicó el ejército. No estaba claro si esas cifras se solapaban con los decesos reportados por las autoridades palestinas.

En Gaza, más de 200.000 personas han huido de sus hogares, según la ONU, el mayor éxodo desde que una ofensiva aérea y terrestre israelí desplazó a unas 400.000 personas en 2014. La gran mayoría se refugia en escuelas gestionadas por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Los daños en tres instalaciones de agua y saneamiento han dejado sin servicio a unas 400.000 personas, apuntó la ONU.

En el sur de Israel, decenas de miles de personas han sido evacuadas desde el domingo.

AP

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