Iván Gatón realza en España la visión histórica y geopolítica de Duarte; ofrece conferencia
Santo Domingo, 26 febrero .- Juan Pablo Duarte, el padre de la patria, absorbió las ideas más preclaras de su tiempo y con ellas creó una visión iluminada y cristiana que le permitió comprender los signos geohistóricos del siglo XIX, pudiendo entonces desarrollar un proyecto liberal de nación, gracias sobre todo a los conocimientos que adquirió en Europa y Estados Unidos, tras realizar un viaje por esos lugares, siendo muy joven aún, entre 1828 y 1831.
Esa afirmación fue hecha por el profesor y analista internacional Iván Ernesto Gatón, quien expuso sus ideas en una conferencia sobre «La visión histórica y geopolítica de la época del patricio Juan Pablo Duarte», pronunciada en la Universidad de Nebrija. Este evento fue organizado por la Embajada dominicana en España, con motivo de las fiestas patrias de la República Dominicana.
Gatón explicó que el objetivo de su conferencia era «demostrar la comprensión que tuvo Duarte del entorno histórico y geopolítico del mundo que le tocó vivir», así como destacar «la base geocultural que fue el pilar del pensamiento duartiano». La conferencia, fue dedicada por el profesor Gatón a Don Bienvenido Álvarez Vega, quien le permitió desde su juventud publicar sus escritos sobre geopolítica y relaciones internacionales en el periódico Hoy.
Añadió que la visión cristiana del patricio se sustentó en la modernidad a que dio lugar la llegada de los españoles a América en 1492, «hecho que cambió la historia de la humanidad para siempre».
«El contexto en el cual Juan Pablo Duarte desarrolla sus ideas de una patria libre e independiente de toda influencia extranjera, se encuentra enmarcado en el escenario que tuvo su inicio con la Independencia de los Estados Unidos de América en 1776 y la Revolución Francesa de 1789, el Congreso de Viena de 1815 y los procesos que permitirían la independencia de los virreinatos españoles en el continente americano», sostuvo.
El experto apuntó que Duarte compartía la idea madre del movimiento de la Ilustración, según la cual solo el pensamiento racional puede alumbrar el conocimiento y, por tanto, las religiones y creencias popular son supercherías.
Dijo que las ideas de ese movimiento, también llamado «iluminismo», permitieron el cambio de la era moderna a la contemporánea, al desencadenar procesos históricos tan relevantes como los movimientos sociales, políticos e independentistas en América y Europa, por lo que el siglo XVIII es conocido como «el siglo de las luces».
Gatón anotó que Duarte conoció en Europa y Estados Unidos el concepto de República y los fueros municipales, es decir, la importancia de los cabildos libres para organizar un Estado; y recordó que tras regresar al país en 1831, el patricio creó la organización secreta La Trinitaria y los grupos de teatro La Filantrópica y La Dramática, «a los fines de alcanzar los ideales que permitieran la liberación de los dominicanos del yugo haitiano».
«Las ideas que atrajeron al joven Duarte podemos ubicarlas en el contexto de un nuevo orden geopolítico y, por ende, geocultural, que se desarrollaba bajo el paraguas de la Santa Alianza y había derrotado a Napoleón Bonaparte en Viena en 1815, con la hegemonía del imperio austro-húngaro, el diplomático Metternich y el zar Alejandro II de Rusia», continuó.
Contexto histórico
El conferenciante destacó que esa época era un tiempo de luchas imperiales que repercutían en el destino de las repúblicas americanas, donde Inglaterra, «que dominaba los mares», estaba en lucha contra el imperio español y puso en marcha una estrategia para «tener mayor incidencia en el orbe a través de sus capitales financieros, ayudando a figuras como Francisco Sebastián de Miranda, precursor de las independencias en América, a través de las logias masónicas…»
Resaltó que Miranda enroló en el proyecto emancipador al joven acaudalado Simón Bolívar, «quien pudo llevar a cabo la gesta independentista, frente al decadente imperio español que en esa época se encontraba bajo el reinado del que es considerado uno de los peores reyes de España, Fernando VII, el rey felón».
«La independencia efímera de Núñez de Cáceres, en 1821, había dejado una experiencia decepcionante porque la mayoría de la poblacion de la zona oriental de la isla no veía posible que se pudiera lograr la independencia de los haitianos, que sería imprescindible la ayuda exterior; sin embargo, este referente no menoscabó las aspiraciones de Juan Pablo Duarte», agregó.
Iván Gatón apuntó que en diciembre de 1843 se celebró en Haití una asamblea constituyente con representantes de la parte española, entre los que se encontraban Buenaventura Báez, Tomás Bobadilla y José Joaquín del Monte, quienes propusieron al cónsul francés Andrés Nicolás Levasseur un plan para implantar una república independiente en la parte oriental de la isla, a cambio de comprometer la integridad territorial de la península de Samaná, a lo que se opuso el patricio con celo nacionalista.
De hecho, destacó que Duarte envió una comunicación en marzo de 1844, escrita con su puño y letra, «al agente oficioso británico Teodoro Stanley Heneken, vía la Junta Central Gubernativa reorganizada, donde se puede notar el profundo espíritu nacionalista del patricio».
En ese documento, que era una respuesta a una comunicación del día anterior, decía que la península y bahía de Samaná «corresponden a nuestro territorio y el pueblo dominicano como libre y soberano tiene la entera disposición de lo que es suyo.»
Y daba garantías de que, tras la recomposición de la Junta Central Gubernativa, «en nada tendrá que inquietarse el Gobierno de S. M. Británica sobre una ocupación extranjera de dicha Península de Samaná, pues hallándose el pueblo entero opuesto a toda intervención extranjera en nuestra política, nos parece que deben disiparse por consecuencia los motivos de su protesta».
Concluía manifestando su deseo de que los gobiernos dominicano y británico pudieran «entrar en relaciones recíprocas de comercio y amistad que podrán en lo venidero cederse y proporcionar unas fuentes de utilidad para ambos pueblos».
Gatón recordó que Inglaterra fue el primer país que reconoció la independencia dominicana. «Comprendiendo la dinámica de los imperios que hegemonizaban el planeta y asumiendo las ideas que permitían una mayor comprensión y realización de las aspiraciones de los criollos de ascendencia española del lado oriental de la isla, es decir, la intuición dictada por la presciencia de los hechos históricos y geopolíticos que determinaban el futuro por venir, Juan Pablo Duarte sembró la semilla de mostaza que, como dice la parábola bíblica, creció y se diseminó por el resto del globo terráqueo», añadió.
Sostuvo que Duarte se inspiró en valores cristianos e ideó la simbología patria con el conocido pasaje de Juan 8:32, «bajo el lema imperecedero de «Dios, Patria y Libertad»; así que «los preceptos de Jesús de Nazareth nos permiten asumir que la visión histórica y geopolítica de nuestro padre de la patria descansaba en las premisas universalistas de la religión cristiana, que permitió que en su ciclo de evolución histórica se desarrollaran los principios que ponen en el centro de la existencia humana la libertad, el respeto y el amor al prójimo que solo es posible seguir su senda por el camino que, de manera clara y precisa, quedará escrito hasta el fin de los tiempos: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
«Finalmente, como expresara don Carlos Federico Pérez, por natural contraste, la República Dominicana tendió desde sus comienzos a quebrar el enclaustramiento haitiano, proclamando en la simbología de su bandera, genialmente ideada por Duarte, la unión e igualdad de todas las razas bajo la cruz del cristianismo», concluyó la conferencia