Japón ante los recursos forestales: Cuando el 70% del territorio son bosques
Kameyama (Japón), 17 dic (EFE).- La abundante madera de los bosques nipones ha revestido la cultura y alimentado décadas de urbanización e industrialización en Japón, pero el país se enfrenta ahora al nuevo reto de gestionar grandes áreas forestales en riesgo de degradación.
Los bosques conforman dos tercios del montañoso archipiélago y un 41 % de estos recursos forestales se plantó artificialmente, una industria muy boyante después de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora la demanda nacional ha caído a favor de la importación de maderas más económicas, disminuyen los silvicultores y en un país de población envejecida y frecuentes desastres, el mantenimiento de grandes áreas forestales supone un desafío.
Kameyama es una montaña frondosa de cedros y cipreses en el corazón de la península de Boso (Chiba), al este de Tokio, un bosque plantado y modelo de gestión forestal privada en el país.
Una tarde de diciembre Kameyama combina, en 47 hectáreas, tonalidades otoñales de árboles de distintas edades con extensos claros de monte que se recuperan del tifón que la arrasó en 2019.
Este es uno de los 74 bosques de Mitsui Bussan Forest, una empresa japonesa propietaria de 44.000 hectáreas, de norte a sur del archipiélago, o el 0,1 % de la superficie de Japón, que a su vez forma parte de Mitsui & Co, un conglomerado con diversas líneas de negocios como la minería, la construcción o la alimentación.
Es la empresa privada que más recursos forestales posee en el país, donde 70 profesionales de los bosques trabajan para rentabilizar y mantener los bosques, cuidando de un ciclo que incluye el plantado, el cultivo, la tala y la utilización.
«En nuestros bosques no hay cámaras de vigilancia, únicamente vallamos el acceso, pero no hay tala ilegal», explica al adentrarse con casco de protección Tomari Hironobu, director de negocio de la empresa a cargo de Kameyama desde hace siete años.
Del correcto manejo y conservación de los bosques depende el ecosistema del archipiélago, un bosque cuidado purifica el agua y provee de nutrientes a los océanos al mismo tiempo que previene corrimientos de tierra, explica este silvicultor.
Por el contrario, un bosque degradado acrecienta los riesgos y deslizamientos de tierra en un país de frecuentes lluvias torrenciales.
«Los desastres son un desafío. Perdimos parte del bosque en el tifón de 2019, pero estamos recuperándolo», dice Tomari.
«El bosque se degrada si las personas no lo cuidan. Un bosque dañado ha de limpiarse, aclararse o cortarse y lo hacemos las personas con nuestras manos, igual que replantar”, explica de la gestión forestal.
Con el doble propósito de hacer negocios de la venta de madera y conservar los bosques, la empresa Mitsui utiliza los beneficios obtenidos para mantenerlos y regenerarlos.
«Administramos los bosques con el medio ambiente, la madera y la rentabilidad económica en mente. Recientemente buscamos ir más allá de la venta de árboles, por lo que estamos evaluando cómo sacar una mayor rentabilidad», afirma Yasuko Ofukutani, directora adjunta de la División de Sostenibilidad Corporativa de Mitsui & Co.
La madera de Mitsui representa el 0,1 % (50,000 m3) de la demanda anual de Japón, según datos de la empresa. También se destina una parte a dos plantas de energía de biomasa en Hokkaido, al norte del país, donde el grupo también ha invertido.
FUTURO DE LOS BOSQUES
Un 31 % de la superficie del total de tierras del planeta son bosques, según el informe «Evaluación de los recursos forestales mundiales» (2020) de la FAO. Más de la mitad (54 %), se encuentran en cinco países: Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos y China.
Otros lugares son profundamente boscosos, como Japón, que con el 68,5 % de superficie con bosques se sitúa por detrás de Finlandia (73 %), entre otros países, y por delante de Brasil (59 %), Perú (58 %) o España (37 %).
La madera ha sido desde antiguo la materia prima nipona, ha vestido templos y santuarios durante eras y se encuentra en el día a día acompañando la mesa, en hogares o construcciones públicas, y diversos festivales locales le rinden tributo cada año.
Madera de las 47 prefecturas de Japón revistió la estructura del Nuevo Estadio Nacional de Tokio durante los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, un diseño de Kengo Kuma y guiño a la importancia de este elemento en todos los rincones del país.
Japón planea, además, introducir una nueva tasa municipal a partir de 2024, un impuesto ambiental forestal para el mantenimiento de los bosques, aunque hay lugares como Kochi, al sur del archipiélago y con una área boscosa de más del 80 %, donde ya se ha implementado.
«Nuestros árboles continuarán viviendo 50, 60 o 100 años y las próximas generaciones los cuidarán. Disminuye la población, pero nuestra empresa se está esforzando para que siempre haya personas que protejan los árboles y las montañas», concluye el silvicultor Tomari.
Carmen Grau Vila