LA CLAVE DEL ÉXITO COMIENZA EN LA PALABRA

Por Anthony Franco

El verdadero éxito comienza en la Palabra de Dios. No se trata de un cliché ni de una frase hecha, es una verdad incuestionable. Si queremos alcanzar plenitud y prosperidad, no podemos ver la Biblia como un simple libro religioso o histórico. Ella es nuestro manual de vida. En sus páginas encontramos principios, consejos y revelaciones que nos conducen al gozo, a la paz y a una prosperidad integral.

Hoy en día, miles de personas buscan fórmulas de éxito en videos de motivación, conferencias, libros de superación personal y nuevas ideas de negocios. Van de proyecto en proyecto, de sueño en sueño, pero muchas veces sin resultados reales ni duraderos.

Yo mismo pasé por esa etapa. Recuerdo con claridad aquellos tiempos en los que deseaba con todo mi corazón trascender en la comunicación. Pero mis condiciones eran adversas: pobreza, hambre, rechazo y frustraciones. En el barrio donde vivía, la oscuridad era literal, porque todas las noches nos quitaban la electricidad. En medio de esa realidad, buscaba libros con la esperanza de aprender cómo salir adelante. Descargaba conferencias de YouTube de famosos motivadores, me llenaba de sus historias inspiradoras y trataba de calmar mi mente. Sin embargo, mientras más los escuchaba, más vacío me sentía. El éxito parecía inalcanzable.

Fue entonces cuando conocí la verdadera clave: me enamoré de la Presencia de Dios. Comencé a adorar, a leer Su Palabra y a orar con fervor. Fue ahí cuando mi perspectiva cambió. Dejé de caminar en el positivismo humano y empecé a vivir desde la fe; dejé de depender de la emoción y empecé a abrazar el Propósito. Ese fue mi primer éxito: descubrir mi identidad y comprender para qué estaba en esta tierra. Ya no soñaba con miedo ni con inseguridad, sino con la confianza de un hijo del Dios Todopoderoso.

Cuando ponemos a Dios en el centro de nuestros planes, el éxito está garantizado. Él nunca deja en vergüenza a quienes confían en Su Nombre. El salmista lo expresó con certeza:

“Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.”
(Salmos 34:5)

No conozco a nadie que haya confiado genuinamente en Dios y haya sido defraudado. Aun cuando enfrentamos ataques o decepciones, el Señor convierte todo en bien, como lo afirma Romanos 8:28:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Un ejemplo inspirador de esta verdad lo encontramos en el discurso del actor Denzel Washington durante la ceremonia de graduación en la Dillard University, en Nueva Orleans. Sus palabras recorrieron el mundo cuando dijo:

“Pon a Dios primero en todo lo que hagas. En todo lo que crees ver en mí. En todo lo que he logrado, en todo lo que crees que tengo —y sí, tengo algunas cosas— todo lo que tengo es por la gracia de Dios. Entiéndelo: es un regalo.”

El éxito verdadero no se mide por lo que acumulamos, sino por cuánto permitimos que la Palabra de Dios guíe cada paso de nuestra vida.

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