La comunicación en el matrimonio
Por Euri Cabral
En los tiempos actuales muchos matrimonios viven situaciones de conflictos y graves problemas, entre otras razones, por no tener una buena comunicación. La comunicación correcta y conveniente entre esposo y esposa, es uno de los elementos claves para evitar que se llegue al divorcio. Los matrimonios deben y tienen que poner mucho, pero mucho interés, en cultivar una comunicación amplia, permanente y efectiva.
El reconocido escritor cristiano Gary Chapman, autor del libro “Los cinco lenguajes del amor”, afirma lo siguiente: “La habilidad para hablar y para escuchar son dos de los dones más profundos recibidos de Dios. Nada es tan importante en una relación como hablar y escuchar”. Sin embargo, existen muchos matrimonios que aunque llevan años juntos y han vivido en un mismo espacio por mucho tiempo, no son ni siquiera conocidos, no se saben comunicar, ninguno sabe nada del otro y cuando tratan de comunicarse, lo que hacen es maltratarse. Comunicarse es poder hablar sin prejuicios y sin temores. Es también saber escuchar, sin prejuicios ni temores.
En sentido general, los hombres casi no hablamos en nuestros hogares. Somos mudos o no prestamos atención cuando nuestras esposas ponen algún tema. Y eso no debe ser así. En cambio, a las esposas les gusta hablar mucho y que les hablen. Eso tiene una explicación: las mujeres se excitan por el oído; les gusta mucho que les hablen. Aunque hay mujeres que se pasan, que abusan de eso, que hablan hasta por los codos y no dejan que sus maridos siquiera puedan respirar.

Tanto el marido como la mujer deben entender que la comunicación es una calle de doble vía; deben los dos jugar su papel y saber hablar y comunicarse. Existen parejas que viven en la misma casa, los dos trabajan fuera durante el día, y aunque conversan de algunas cosas por teléfono, en realidad no existe comunicación entre sí.
A las mujeres les encanta que sus esposos hablen con ellas de todo, a veces, de cosas muy importantes o a veces, de cosas triviales. Porque eso debemos siempre construir mejores vías de amor y de entendimiento. Los hombres debemos comprender que cuando nuestra esposa nos dice que quiere hablar, no debemos sentir temor, debemos ser sinceros y entender que lo que ella busca es construir un canal claro de comunicación y de confianza.
Los hombres debemos escuchar a nuestra esposas y sostener una linda conversación de cualquier tema, sea el futuro de la casa, de sueños compartidos o de la inmortalidad del cangrejo, pues con eso estamos construyendo un buen nivel de comunicación. Otro elemento muy importante para saber comunicarnos con nuestra pareja es no tratar de interpretarla o decirle “yo sé lo que estás pensando”. Eso es gravísimo. A las mujeres, eso las saca de quicio de inmediato.
Una comunicación efectiva, con detalles y con amor, genera confianza y evita problemas. Es una bendición de Dios para nuestros matrimonios. A propósito de comunicarse el uno con el otro, en estos tiempos hay un aparatito que, aunque sirve para comunicarse, está provocando graves y profundos daños a los matrimonios, y provocando muchos divorcios. Ese aparatito se llama celular.

Paradójicamente, el celular, un medio para comunicarse, está siendo uno de los elementos que más interfiere y evita una buena comunicación en los matrimonios. Todos, y en especial los hombres, somos esclavos de los celulares. Tenemos una relación más íntima con ellos que con nuestras esposas.
Aunque pueda darse el caso con algunas mujeres, lo más común es que los hombres vivamos esclavizados del WhastApp, del Twiter, del Facebook, del Instagram, del Tik Tok y de todas las plataformas nuevas que se inventan para los teléfonos inteligentes. Nos pasamos el día entero esclavos del celular y cuando llegamos a nuestras casas, seguimos pegados del aparatito y no le ponemos atención a nuestras esposas, no la escuchamos, no le hablamos, porque seguimos conectados a la red del celular. Los hombres tenemos que dejar de ser esclavos de ese aparatito electrónico.
Debemos trabajar de forma permanente para que en nuestros matrimonios se implemente una buena comunicación. Debemos tomar medidas efectivas para eso. Por ejemplo, debemos implementar que, por lo menos una vez a la semana, hablemos con nuestras esposas de un tema de importancia y trascendencia para ambos, fuera de las cosas cotidianas. Y cuando surja una situación difícil o algún problema, debemos acostumbrarnos a orar antes de empezar a abordarlo.
Cuando nos sentemos a conversar con nuestras esposas debemos ir dispuestos a escuchar, no solo a oír. La diferencia entre oír y escuchar es que quien oye, no le da importancia a lo que se le dice, pero quien escucha no solo pone mucha atención y mira a los ojos, sino que también hace todo lo posible por ayudar a encontrar soluciones a los problemas.
No debemos tratar temas con nuestras esposas que provoquen muchas tensiones en horarios de comidas, frente a nuestros hijos e hijas o cuando ambos lleguemos del trabajo. Es necesario llegar a un acuerdo para que los temas difíciles lo tratemos en la noche, cuando entremos a nuestra habitación, siempre en amor y con ánimos de resolver.

Cuando se converse sobre un tema, ninguno de los dos debe interrumpir al otro, ni mucho menos tratar de interpretarlo. Nunca debemos decir mentiras ni ocultar algo para ganar una discusión o hacer quedar mal a nuestra pareja. Quien sale perdiendo con eso es el matrimonio. Y debemos tener bien presente que nuestras esposas son mucho más importantes que el celular.
La mayor comunicación e intimidad debe ser con nuestra esposa, no con el celular. Dejemos dejar de ser esclavos del celular en nuestros hogares. Al llegar a la casa, debemos soltar el celular y dedicarle tiempo y atención a nuestras esposas, a nuestros hijos e hijas, a nuestra familia. Así, encontraremos mucha bendición para nuestros matrimonios.
Euri Cabral
Economista y Comunicador

