La continuidad de Estado, utopía en RD

Emelyn Baldera

En el país, una de las grandes debilidades en torno a la gobernanza tiene un punto de partida: la nula continuidad de Estado.

Es difícil para algunos políticos entender que una vez juramentados como Presidentes de la nación, puedan dar continuidad a ejecutorias que hayan sentado precedentes positivos, sin que esto represente una desventaja porque lo hizo otro gobierno.

La continuidad de Estado, un tema que ha cobrado vida en estos días a propósito de la situación que atraviesa el sector educativo y que un ex ministro de Educación como Melanio Paredes- 2008-2011- ha puesto en evidencia, señalando que el tranque mayor que vivimos en áreas tan neurálgicas para el desarrollo del país, como la educación, se debe justo a la no continuidad de ejecutorias valiosas y oportunas que han servido de referencia para diferentes gobiernos.

Para quedarnos en el tema de educación, el ex presidente Leonel Fernández, en sus gobiernos, disfrutó de hacer acuerdos valiosos con universidades de renombre, referentes a nivel internacional, se le veía con frecuencia viajar a distintos destinos con estos fines, no obstante, a la llegada al poder de su compañero de partido, Danilo Medina, esos avances, acuerdos y acercamientos tomaron otro rumbo, dado a que no lo veía como una prioridad, por lo menos, así lo manifestaron funcionarios allegados al presidente Medina.

Una de las grandes fallas en el sector educativo, según Paredes, es la no implementación de las políticas públicas planificadas en los últimos 30 años comenzando por el Plan decenal de 1992 y los demás esfuerzos y ejecutorias de ministros pasados incluyendo el aporte de Milagros Ortiz Bosch en el gobierno de Hipólito Mejía.

El ministro Ángel Hernández, recién juramentado, aseguró que su meta era hacer que los niños aprendieran, y es plausible su interés.

Sería valioso abrir la mirada, lejos de la politiquería al currículum estudiantil y de igual manera si de continuidad hablamos, echarle un ojo a acuerdos importantes, como el que se hizo con el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), para incluir la materia de Educación Vial en las escuelas del país.

La educación dominicana merece tener un ministro con una mirada plural, capaz de volar cabezas y cuyo único objetivo sea trabajar, trabajar y trabajar.

Fuente El Caribe

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