La crisis del agua potable en República Dominicana: Un problema de salud y economía
Santo Domingo, 22 julio – La falta de acceso al agua potable ha forzado a la mayoría de los dominicanos a comprarla embotellada, en sus distintas presentaciones, tanto para beber como para preparar los alimentos.
Sin embargo, la compra de botellones de cinco galones o botellas de agua no garantiza la potabilidad y salubridad del líquido. Esto se debe a las horas de exposición al sol que sufren los recipientes plásticos, lo cual desprende químicos que se acumulan en el organismo y provocan daños a la salud.
Un recorrido por zonas céntricas del Distrito Nacional y algunas comunidades rurales revela una preocupante realidad: los cajones de hierro con botellones de agua se encuentran en las aceras, bajo el sol, la lluvia y hasta aguas residuales que circulan por las calles. Estos botellones están cubiertos de manera improvisada con pedazos de zinc viejo, lonas y cartón, lo que evidencia una grave falta de higiene.
Como es el caso de nuestro país, donde los colmados, que son los mayores vendedores de agua, tienen los botellones de agua en las aceras de sus negocios, expuestos al sol durante todo el día. En República Dominicana hay unas 200 marcas de agua embotelladas distintas, incluyendo las que solo se comercializan en los municipios. El botellón tiene precios que van desde los 35 a los 95 pesos.
Las familias dominicanas, especialmente las consideradas pobres, gastan alrededor del 12% de sus ingresos en agua. Según un estudio del Sistema Único de Beneficiarios (Siuben), el 95% de estas familias usa agua embotellada.
Además, se destaca que la calidad del servicio de agua es deficiente en muchos lugares, con un suministro intermitente en 6 de cada 10 hogares urbanos y 5 de cada 10 hogares rurales, lo que obliga a las familias a depender de reservorios, tanques, tinacos y cisternas para abastecerse de agua.
En el sector de Villa Juana, en el Distrito Nacional, un vendedor de colmado comenta: “Yo no sé de eso. Los botellones están ahí, pero yo lo que soy un empleado aquí”. A su lado, Nuris, una compradora, se muestra sorprendida al enterarse de que las partículas que desprende el plástico expuesto a altas temperaturas son dañinas para la salud. “Bueno, yo compro dos botellones a la semana, pero no sabía que porque estuvieran en el sol fuera malo”.
Brayan Martínez, un comerciante de la misma área, explica que el espacio de su negocio es muy pequeño y no tiene donde colocar los botellones, por lo que los mantiene en la acera. “Nosotros tratamos de ponerle cartón encima, pero cuando llueve se moja y tenemos que botarlo”.
Estos botellones están en un lugar de poca higiene, cerca del contén con aguas residuales, con el riesgo de que las ratas se deslicen entre las botellas, dejando orina que puede provocar leptospirosis, una enfermedad letal que ha causado la muerte de 24 personas en el país este año.
Este problema refleja una falta de supervisión en cuanto al expendio de agua embotellada. En 2021, el Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Pro Consumidor) hizo un llamado a los comercios que venden agua y otras bebidas en botellas plásticas a no exponerlas al sol. La subdirectora administrativa, María Teresa Paulino, afirmó que realizaron inspecciones y detectaron esta mala práctica.
Teófilo Sierra, un comunitario preocupado, señala que, además de la exposición a contaminantes, las botellas ocupan parte de la acera y dificultan el desplazamiento de las personas cuando llueve.
José Bolívar Ramos Ovalles, investigador y coordinador de maestros en ingeniería sanitaria y ambiental de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), explicó que las botellas de plástico expuestas a los rayos ultravioleta sufren un proceso de fotodegradación debido a la liberación de compuestos orgánicos volátiles (COV).
Esto es objeto de estudio por distintas entidades, y Ramos Ovalles destacó que algunas revelan que las botellas plásticas son seguras bajo condiciones de almacenamiento convencionales, pero no cuando se exponen a rayos UV por tiempo prolongado.
“El problema de la degradación plástica no solo afecta a la salud humana, sino también al medio ambiente”, dijo Ramos Ovalles. “Al ser expuestas al sol, las botellas de plástico sufren un proceso de fotodegradación, una preocupación creciente debido al uso masivo de estos productos.
La cantidad de plásticos que utilizamos diariamente está creando graves problemas tanto para nuestra salud como para el planeta”.
Emanuela Gionfriddo, profesora asociada en el Departamento de Química de la Universidad de Buffalo, resaltó que el tereftalato de polietileno (PET), material del que están hechas muchas botellas de plástico, puede descomponerse y liberar químicos al estar expuesto al sol o a altas temperaturas. Aunque los riesgos para la salud humana son mínimos, los compuestos tóxicos tienden a acumularse con el tiempo.
El crecimiento de bacterias es otro factor a considerar, ya que las temperaturas cálidas facilitan su proliferación en el agua almacenada en botellas plásticas. Por ello, Ramos Ovalles recomienda consumir agua fría, no solo por seguridad, sino también porque ayuda a regular la temperatura corporal en días calurosos.
Huase Ou, del Laboratorio Clave de Contaminación Ambiental y Salud de Guangdong en la Universidad de Jinan en China, explicó que los rayos ultravioleta degradan las botellas de plástico, creando COV. Si bien un par de sorbos de agua de una botella dejada al sol no causarán daño inmediato, es importante considerar que sus efectos son acumulativos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades diarreicas son la tercera causa de muerte en niños de 1 a 4 años, las cuales son prevenibles y pueden tratarse. Una proporción importante de las enfermedades diarreicas puede prevenirse mediante el suministro de agua potable salubre y un saneamiento e higiene adecuados. Cada año, la diarrea mata a 443,832 niños menores de 5 años y a otros 50,851 niños de 5 a 9 años.
Con datos de Listín Diario