La cultura empresarial santiaguera
Flavio Darío Espinal
El miércoles 5 de febrero, la Corporación Zona Franca Santiago celebró su 50 Aniversario en un acto que se llevó a cabo en la Sala Restauración del Gran Teatro del Cibao con la presencia del presidente y la vicepresidenta de la República, así como del liderazgo empresarial, social, profesional y comunicacional de Santiago de los Caballeros. Fue una ocasión en la que no sólo se pasó balance a la historia de esa institución, sino que, también, se miró desde una perspectiva más amplia a la «ciudad corazón» como «meca empresarial y epicentro de inversiones», como se titula el hermoso libro que se puso a circular esa noche.
Dos discursos definieron el contenido y el espíritu de esa memorable celebración. El primero fue de María Amalia León, presidenta de la Fundación Eduardo León Jiménez y del Centro León, una institución cultural de clase mundial que hace honor al origen santiaguero de la familia León Jiménez. En sus palabras, María Amalia evocó los orígenes del primer Santiago de América, desde su fundación en 1495 en las laderas del «Yaque dormilón», con el Pico Diego de Ocampo como testigo perenne, hasta su presente moderno y en constante transformación.
María Amalia destacó la vocación libertaria del pueblo de Santiago, lo que convirtió a esta ciudad en un bastión de la Guerra de Independencia y en epicentro de la Guerra de Restauración, siendo, además, cuna de pensadores y gobernantes ilustres, como Ulises Francisco Espaillat, quienes, sin embargo, no pudieron materializar su ideal liberal por el predominio de las fuerzas conservadoras y autoritarias en el país durante esa época y una gran parte de la historia dominicana. También puso de manifiesto «la vocación desarrollista, comercial y creadora» que ha hecho prosperar la ciudad a lo largo del tiempo. María Amalia puso también de relieve los hitos culturales de la historia de Santiago, destacando el papel de Manuel de Jesús Peña y Reinoso, quien en 1874 fundó la Sociedad Literaria y Cultural Amantes de la Luz, la cual ha perdurado hasta el presente. En fin, fue una presentación en la que la disertante, con un tono poético y cautivante, combinó los elementos históricos, culturales, políticos, económicos y sociales que han definido el desarrollo de la ciudad de Santiago.
El otro discurso correspondió al presidente de la Corporación Zona Franca Santiago, Miguel Lama Rodríguez, quien ofreció una visión de Santiago desde la perspectiva empresarial como centro de la productiva región del Cibao. Destacó cómo, en 1974, con el liderazgo de don Víctor Espaillat, se creó ese primer parque industrial de zona franca en un momento en el que la ciudad no tenía aeropuerto, alejada de los puertos del país y con una infraestructura vial precaria que dificultaba la movilidad de las mercancías hacia los puntos de exportación. No obstante, ese polo industrial creció a través de los años, se fue adaptando a las necesidades de los mercados de destino, para lo cual ha atraido industrias cada vez más diversificadas y competitivas, las cuales generan actualmente alrededor de 22,000 empleos directos, más el impacto en unas 50,000 personas más en la cadena de suministros.
Si bien puede decirse que en una primera etapa este parque industrial tuvo una lógica de enclave, con su modernización en las últimas décadas este ha desarrollado una relación cooperativa con las comunidades de su entorno, las cuales tienen alrededor de 250,000 personas. Como señaló Lama Rodríguez, la Corporación Zona Franca Santiago articula los procesos productivos con proyectos que impactan la salud comunitaria, el medio ambiente, emprendimiento, innovación tecnológica y educación, para lo cual cuenta con CAPEX, un centro de educación y capacitación, además de su alianza estratégica con la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) con miras a formar los profesionales y técnicos que estén a la altura de la exigencias de los cambiantes procesos productivos.
La Corporación Zona Franca Santiago nació en un contexto en el que ya habían surgido otras instituciones que impactaron positivamente a la ciudad de Santiago luego del fin del régimen de Trujillo, tales como la PUCMM, el Instituto Superior de Agricultura -hoy Universidad ISA-, el Banco Popular Dominicano, la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos, además de la Asociación para el Desarrollo, Inc. (APEDI), la cual ha sido un espacio de confluencia del liderazgo empresarial y social de la ciudad en el que se debaten ideas y proyectos con una visión estratégica sobre el desarrollo de Santiago y la región del Cibao. Vale decir, además, que con el paso del tiempo la ciudad se ha convertido en un impresionante centro de servicios de salud, además de seguir siendo el punto nodal de la actividad comercial de la región, con una oferta hotelera en constante expansión que apunta hacia la posibilidad del desarrollo de un turismo peculiar, ya sea de salud o en torno a la atractiva experiencia del cigarro y otros elementos distintivos de la ciudad. De ahí que pueda hablarse de una cultura empresarial santiaguera, pujante y visionaria.
Miguel Lama también habló de los desafíos de una realidad compleja y -según sus palabras- disruptiva, lo que plantea grandes desafíos para poder continuar por el camino del crecimiento y el desarrollo. Desde luego, la clave está precisamente en cómo articular empresa, educación e innovación para generar las capacidades humanas e institucionales que hagan posible mantener el liderazgo y la competitividad. Sin duda, Santiago tiene lo que se necesita para responder a esos requerimientos, siempre que mantenga viva la tradición santiaguera de articular intereses privados con proyectos públicos y sociales, diálogo y participación comunitaria, así como el apoyo a las instituciones educativas donde se forma el talento humano y se impulsa la innovación.
Al salir de ese acto conmemorativo del 50 Aniversario de la Corporación Zona Franca Santiago, en la que se disfrutó, además, de una exquisita muestra de la cultura de la ciudad y la región, uno no pudo más que pensar que, definitivamente, ¡Santiago es Santiago!
Santiago tiene lo que se necesita para responder a esos requerimientos, siempre que mantenga viva la tradición santiaguera de articular intereses privados con proyectos públicos y sociales, diálogo y participación comunitaria, así como el apoyo a las instituciones educativas donde se forma el talento humano y se impulsa la innovación.
Diario Libre