La democracia liberal patas arriba

PABLO MCKINNEY

Cuenta Eduardo Galeano que, “después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió́ en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana”, es el mundo patas arriba, los valores de la democracia vencidos por el uso que de ellos hacen sus enemigos; y claro que hablo de libertad, justicia, igualdad, tolerancia, derechos humanos, solidaridad.

En Europa el fascismo avanza voto a voto. Donde no gobierna es ya la fuerza decisiva para la formación de gobierno. Mientras tanto, el Departamento de Estado (EE.UU.), líder mundial de la promoción, financiación y/o realización de invasiones y atentados terroristas contra patrias ajenas y sus presidentes, el que solo respeta la voluntad de los pueblos cuando ella coincide con la suya, está lanzando a Europa a la Tercera Guerra Mundial porque Rusia -en su tufos imperialistas- hizo contra Ucrania lo que ellos han hecho desde siempre contra los pueblos del mundo, incluido aquel “Santo Domingo con su pueblo armado, con el pecho desnudo y descubierto” aplastando tanques en aquel abril de héroes”, o aquel Allende, “lindando con Dos Ríos y Ayacucho, como un libertador en Chacabuco” o La Moneda.

Es el mundo patas arriba. La democracia liberal en crisis, el fascismo avanzando en todo el mundo, incluida la vieja y cansada Europa, que gira hacia la ultraderecha en Italia, Alemania, Francia y Austria. En nuestro país, el trujillismo, (a quienes, generosas, las autoridades concedieron un partido político) acaba de obtener junto a sus amigos más del 2% de los votos emitidos. Trump, condenado, es el preferido en las encuestas en un país, donde hace 30 años tener una novia fuera del matrimonio te sacaba de la competencia por la nominación presidencial.

Arde la democracia en Occidente, fruto de un capitalismo que en 1991, en vez de humanizarse, sin adversarios, fracasado el todo el mundo el “Socialismo Real”, decidió enterrar los valores de la ilustración y la Revolución Francesa y escoger, cual José Alfredo, el peor de los caminos.

Es el demonio, hermanos. Lo peor de cada casa electo democráticamente como gobierno. Claro, si consideramos como lo peor la celebración del genocidio, el odio como bandera y, como estandarte, la desvalorización de la vida para celebrar la muerte.

Mientras tanto, satisfechos, Rusia y China sonríen…. Bienvenidos al mundo patas arriba.

Listín Diario

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