La desconfianza en la República Dominicana: Un obstáculo para el desarrollo social

Santo Domingo, 29 de agosto – En un contexto latinoamericano marcado por la desconfianza interpersonal, la situación de la República Dominicana es preocupante. Solo tres de cada diez ciudadanos confían en sus semejantes, lo que plantea serios desafíos para el desarrollo social del país.

Este panorama sombrío es resaltado por la Encuesta de Cultura Democrática (ECD) del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd), que revela que el 68.9 % de la población considera a la mayoría de sus conciudadanos como «poco» o «nada confiables».

La desconfianza en la sociedad dominicana no es un problema menor; tiene profundas implicaciones en la cohesión social y en la capacidad del país para avanzar hacia un desarrollo sostenible. Según el informe de la ECD, la falta de confianza interpersonal contribuye a la fragmentación social y debilita las bases de una sociedad más unida y comprometida con el bienestar colectivo.

El informe destaca la necesidad urgente de revertir esta tendencia, ya que «las sociedades donde la confianza interpersonal se encuentra generalizada, alcanzan un alto grado de compromiso y cohesión social, producto de la expansión de normas informales que favorecen la producción de bienes públicos».

En otras palabras, cuando la confianza entre las personas es baja, las expectativas negativas sobre el comportamiento de los demás se incrementan, lo que perpetúa un ciclo de desconfianza y fragmentación.

Desconfianza en las instituciones públicas

Este sentimiento de desconfianza no se limita a las relaciones interpersonales; también se extiende a las instituciones públicas del país. De las diez instituciones evaluadas en la encuesta, los resultados reflejan una profunda desconfianza en las instancias democráticas nacionales.

Entre las instituciones que generan mayor desconfianza se encuentran los partidos políticos, con un 76.6 % de la población afirmando que tiene poca o ninguna confianza en ellos. Le siguen los funcionarios públicos, quienes obtuvieron un nivel de desconfianza del 75.7 %.

Estos resultados evidencian un panorama preocupante en el que las instituciones que deberían ser los pilares de la democracia dominicana son vistas con escepticismo y recelo por la mayoría de la población.

En contraste, la Presidencia es la institución que mejor valúan los dominicanos, con un 22.2 % de la población manifestando que confía «mucho» en el presidente Luis Abinader. A pesar de ser la institución mejor valorada, el porcentaje sigue siendo bajo, lo que refleja una crisis de confianza generalizada que afecta a todo el espectro institucional del país.

Elecciones y la estabilidad política: Una paradoja

Cada cuatro años, la República Dominicana celebra elecciones para renovar sus autoridades, lo que demuestra la estabilidad política del país. Sin embargo, esta estabilidad no se traduce en una percepción positiva por parte de la ciudadanía respecto a cómo se gobierna. La investigación del Mepyd revela que solo un 28.9 % de los dominicanos cree que el gobierno trabaja para el bien de todo el pueblo.

Por otro lado, una mayoría significativa considera que el país es gobernado por unos pocos grupos poderosos que buscan satisfacer sus propios intereses. Según el estudio, el 67.3 % de los encuestados considera que la República Dominicana está «gobernada por unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio». Este sentimiento de exclusión y falta de representatividad ha aumentado ligeramente en el último año, pasando del 66.5 % en abril de 2022 al 68.7 % en abril de 2023.

El documento de la ECD es claro en sus conclusiones: es imperativo que las autoridades aborden la crisis de representatividad y la desconfianza hacia los actores estatales. «Es necesario mejorar la representación de los intereses ciudadanos desde la actuación gubernamental», señala el informe, destacando que solo tres de cada diez ciudadanos sienten que el país está gobernado para el bien común, mientras que dos de cada tres perciben que se gobierna para favorecer a unos cuantos grupos de poder.

La ruptura entre gobernantes y gobernados se agrava por diversos factores relacionados con el bienestar colectivo y la gestión de lo público. La clase política es percibida como un grupo que impone sus intereses sobre los de la mayoría de los ciudadanos. Este fenómeno se ve exacerbado por la percepción de corrupción que empaña la imagen de los actores políticos.

La encuesta destaca dos factores clave que influyen en la percepción negativa hacia los políticos: la corrupción y la falta de confiabilidad en los funcionarios del gobierno. La mayoría de los dominicanos cree que los políticos son «algo» o «muy» corruptos, y que los funcionarios públicos son «poco» o «nada» confiables. Esta percepción alimenta la desconfianza y refuerza la idea de que el gobierno no trabaja para el bienestar de todos, sino para satisfacer los intereses de unos pocos.

La Democracia en cuestión

A pesar de que la mayoría de los dominicanos están de acuerdo con el concepto de democracia, la satisfacción con su funcionamiento actual es baja. El 64.0 % de los encuestados afirmó estar «poco» o «nada» satisfecho con el funcionamiento del sistema democrático en el país. La insatisfacción es la opción predominante entre los encuestados, con un 35.7 % de las respuestas en 2023.

El informe de la ECD advierte sobre las consecuencias negativas de esta desafección democrática, como la disminución de la participación ciudadana y la aparición de fuerzas políticas autoritarias de corte populista. Estas tendencias son peligrosas para la estabilidad democrática del país y reflejan la incapacidad de los estados democráticos para abordar los problemas sociales de manera efectiva.

Mejoría en la representatividad: Una luz al final del túnel

Aunque el panorama actual es preocupante, el estudio del Mepyd también muestra una mejoría en la representación de los intereses ciudadanos en comparación con años anteriores.

En los últimos 16 años, se ha registrado una disminución en el porcentaje de personas que creen que el gobierno no trabaja en su beneficio. En 2008 y 2011, el Latinobarómetro registró máximos históricos de descontento, con un 89.4 % y un 90.2 % de personas que creían que no se gobernaba en su beneficio. Para 2020, este valor se redujo al 59.8 %, lo que representa el mínimo histórico en esta variable.

La encuesta de Cultura Democrática del Mepyd pone de manifiesto la urgente necesidad de un cambio en la relación entre el Estado y la ciudadanía en la República Dominicana. La desconfianza generalizada en las instituciones y en los actores políticos es un obstáculo significativo para el desarrollo social y la cohesión del país

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