La economía, según el chino
Por Luis Martín Gómez
Como todo chino que se respete, Haivanjoe Ng es disciplinado y riguroso. Estas cualidades, más su gran inteligencia, le han permitido destacarse como economista, funcionario público, profesor universitario y articulista. Dicen que también es tacaño, lo cual sería una prueba inequívoca de su procedencia étnica.
Con paciencia china, Ng ha publicado media docena de libros, el más reciente de los cuales es Desempeño económico pre y posciclo electoral, una recopilación de 68 artículos sobre inflación, deuda pública, crecimiento económico, política monetaria y otros temas similares, publicados en distintos medios de comunicación entre 2023 y febrero de 2025.
Empleando un lenguaje llano –contrario al usado por las instituciones económicas oficiales, cuyos comunicados hay que traducir del mandarín–, Ng trata de que el lector comprenda, por ejemplo, por qué los dominicanos pagamos la gasolina más cara del mundo o cuál es la razón por la que a gran parte de las familias no les alcance lo que ganan para comprar alimentos o medicinas, debido a lo cual, deben emplear la técnica de la ‘reduflación’, esto es, consumir menos cosas, o igual cantidad de ellas, pero de peor calidad.

Igualmente, el autor se propone en esta obra desmontar mitos gubernamentales sobre el turismo, la deuda púbica o el gasto público; o llamar la atención sobre el incumplimiento de la ley de recapitalización del Banco Central, institución que acumula “más de un billón de pesos” en certificados y cuyo déficit cuasifiscal se mueve en espiral.
Un punto crucial del libro de Ng es el referente a la desconexión que él advierte entre las fabulosas cifras oficiales y la nada maravillosa realidad de las personas. No extraña que, mientras los principales funcionarios del área económica ganan premios, reales o gestionados, por su extraordinario desempeño, “el 69%” de la población afirma que su principal problema es la inflación y “el 63%” señala que su actual situación económica es peor que la de antes.
No obstante, la utilidad de su oportuna labor divulgativa, Ng tiene un punto débil: es político, y los políticos no saben– o no les interesa– separar los datos técnicos de la intención partidaria. Su debilidad no es exclusiva, sin embargo; los técnicos del gobierno, sobre todo los que se ufanan de ser los más ‘fríos’ y ‘puros’ en procedimientos metodológicos, también hacen un uso político de la información, adelantando la cifra buena, retrasando sabichosamente la mala, o disimulando la paradoja económico-financiera a partir del séptimo párrafo del informe.
Ng también cae en la tentación de usar figuras de pensamiento en textos técnicos, por ejemplo, frases como “inflación más alta que el Pico Duarte”; en lo cual tampoco se diferencia de los oficialistas, que se autocomplacen calificando el crecimiento como “el más alto y robusto” que ojos humanos vieran, o bien reiterando como un mantra cansino récord turísticos trucados.
Contrastando lo que nos dice Ng en su más reciente libro con lo que promociona el gobierno de manera apabullante, el ciudadano pudiera tener la impresión de que, por un lado, las cifras oficiales van bien y mejorando, mientras por otro, la realidad de la población está mal y empeorando.
Acento