La FAO llama a la acción contra el hambre: «La situación es muy dramática»
Santiago de Chile, 30 nov (EFE).- La pandemia llevó al hambre en América Latina y el Caribe a su punto más alto desde el año 2000, una situación que la FAO calificó como «muy dramática» y ante la que hizo un llamado a la acción a los Gobiernos y al sector privado para que tomen acciones concretas para combatir este problema.
Así lo expresó en una entrevista con Efe el representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué, ante las cifras que arrojó el Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y Nutricional que difundió este martes el organismo.
El informe consignó que en 2020 hubo un aumento del 30 % en el número de personas que padecen hambre en la región, lo que supone un incremento de 13,8 millones, hasta alcanzar un total de 59,7 millones de personas.
Además, 267 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria moderada o severa en 2020, 60 millones más que en 2019, lo que un representa de 9 puntos porcentuales, el más pronunciado en relación con otras regiones del mundo.
«La situación es muy dramática. Fue un golpe espantoso. No se había visto nunca que en un año aumentara el hambre el 30 %. Eso se veía en lugares donde hay una guerra, de esa magnitud es el hambre en la región», expresó Berdegué.
LA PANDEMIA EMPEORÓ AÚN MÁS LA SITUACIÓN
América Latina es la región del mundo en la que la pandemia empeoró más la situación de hambre e inseguridad alimentaria en términos porcentuales, cifras que ya venían siendo malas desde el 2014, indicó Berdegué.
En estos momentos, cuatro de cada diez personas de la región no se alimentan adecuadamente al día y casi una de cada 10 vive en condición de hambre, lo que supone un retroceso de 15 años en términos de porcentajes en la lucha contra el hambre y de 20 años en lo que respecta al número de personas, explicó la autoridad de FAO.
«Ya no podemos hablar solo de las personas en condición de pobreza: a la inseguridad alimentaria moderada y en algunos casos severa se han visto empujados hogares enteros» que perdieron su medio de vida en la pandemia, abundó Berdegué.
Mención especial hizo para los grupos de personas que se encontraban en el mercado laboral informal y perdieron su forma de vida, y para las mujeres, que se vieron especialmente afectadas por la caída de los empleos.
«De estos niveles de inseguridad alimentaria y de hambre no nos vamos a salvar si no se recuperan la economía y no aumenta el empleo, eso es lo fundamental», indicó Berdegué, quien, no obstante, advirtió de que eso no será suficiente si, al mismo tiempo, no se toman medidas enfocadas en superar la crisis alimentaria.
MEDIDAS CONCRETAS CONTRA EL HAMBRE
La FAO enfrenta esta situación «como un llamado a la acción» para que se lleve a cabo una recuperación económica de la pandemia que ponga una mirada en los sectores rezagados donde más se dan los índices de inseguridad alimentaria y de hambre.
«No bastan las medidas generales que van a recuperar la economía, el empleo y la situación social en general, se requieren medias complementarias adicionales. Una recuperación económica con foco y eso requiere programas públicos e inversión privada», expresó.
Además, Berdegué pidió a los gobiernos que mantengan los programas de ayudas que implementaron durante la pandemia para que los más vulnerables sigan teniendo protección social hasta que recuperen sus niveles de ingresos.
En este sentido, hizo hincapié en que se prolonguen y se extiendan los programas escolares que durante la pandemia siguieron brindando comida a los niños aunque estos no fueran a clase por las cuarentenas, ya que en muchos casos eran su único sustento.
«Son imprescindibles para estas familiar, pero tenemos que hacer un esfuerzo para mejorar la calidad nutricional de estos programas y poner más verdura, más fruta, más alimentos nutritivos, porque durante la pandemia las familias estaban dejando de comprarlos (por no tener dinero para ello)», explicó Berdegué.
La autoridad de la FAO habló también de comprar un porcentaje de estos productos de mejor calidad a los pequeños y medianos productores, generando así un mercado que ayuda a la recuperación del empleo y de la actividad económica.
«Con estas medidas, América Latina y el Caribe podrían recuperar una senda de progreso en la lucha contra la inseguridad alimentaria y la malnutrición», afirmó Berdegué, que espera que los datos del informe del año que viene sean más óptimos, aunque no cree que se pueda recuperar todo el terreno perdido.
Rubén Figueroa