La gerontocracia rusa cede terreno

Moscú, 19 mayo.- El septuagenario jefe del Kremlin, Vladímir Putin, seguirá en el poder hasta 2030, pero la gerontocracia rusa está cediendo terreno ante la aparición de una nueva generación de líderes que nació poco antes de la caída de la URSS.

En un intento de evitar luchas intestinas tras la sublevación armada de junio de 2023, Putin ha ido marginando a la vieja guardia, de forma que actualmente sólo dos de sus miembros conservan sus puestos en el Gobierno, Serguéi Lavrov como ministro de Exteriores y Yuri Trutnev como viceprimer ministro al cargo del Lejano Oriente.

Cada vez son menos los funcionarios de más de 60 años que ocupan altos cargos de responsabilidad en el Ejecutivo. Su destino es la Administración del Kremlin, un retiro dorado para algunos y una sala de espera para otros.

Vieja guardia en retirada

El jefe de la diplomacia rusa desde 2004 es la excepción que confirma la regla. A sus 74 años, Putin no ha podido encontrarle un sustituto a Lavrov, por lo que ha preferido mantenerle en el cargo hasta que los cañones no callen definitivamente en Ucrania.

Putin sí decidió deponer a uno de sus colaboradores más estrechos, Serguéi Shoigú, de 68 años. Le defendió de las críticas de los halcones durante más de dos años de campaña militar, pero la rampante corrupción en las Fuerzas Armadas le costó el puesto.

Eso sí, le sustituyó por otro funcionario de la vieja escuela, el economista Andréi Beloúsov, de 65 años. Este tecnócrata asesora al presidente desde hace más de diez años.

Contra todo pronóstico, también desplazó a su mentor, considerado la quintaesencia del ‘chekista’ ruso, Nikolái Pátrushev (72 años), de la secretaría del Consejo de Seguridad, donde encajó a Shoigú.

En cuanto al Kremlin, sigue asesorando a Putin el patriarca del funcionariado ruso, Yuri Ushakov, que a sus 77 años es el asesor en asuntos internacionales y, de hecho, acompañó esta semana al presidente en su viaje a China.

Los nuevos príncipes

En contraposición, la nueva generación de líderes rusos nació a finales de los años 70 o principios de los 80 del siglo pasado, por lo que en su mayoría accedieron a la administración pública cuando Putin ya era el todopoderoso jefe del Kremlin.

El más joven de todos es Antón Alijánov, cuya carrera ha sido meteórica. Con apenas 30 años fue designado gobernador del enclave báltico de Kaliningrado y con 37 ha sido nombrado ministro de Transporte.

Con todo, los príncipes de los que todo el mundo habla en Moscú son Dmitri Pátrushev y Boris Kovalchuk, ambos nacidos hace 46 años. Y es que el primero es hijo del padrino de Putin en el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) y el segundo, hijo de uno de sus mejores amigos, el empresario Yuri Kovalchuk, para muchos el segundo hombre más poderoso de Rusia.

Dmitri ejerció como desde 2018 como ministro de Agricultura -años en los que se incrementó tanto la cosecha como las exportaciones de grano-, puesto desde el que el último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, ascendió al Kremlin en 1985.

Ahora, Pátrushev es uno de los ocho viceprimer ministros en el Gobierno de Mijaíl Mishustin y está muy bien colocado en caso de que Putin elija a un delfín de cara a 2030.

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Imagen de archivo de Maxim Oreshkin. EFE/Maxim Shipenkov

Mientras, Kovalchuk es el nuevo presidente de la Cámara de Cuentas, responsabilidad para el que fue respaldado por el Senado tras encabezar durante años el monopolio eléctrico de Rusia, Inter RAO.

Maxim Oreshkin, de 41 años, sigue siendo uno de los principales asesores económicos del Kremlin y subjefe de la Administración presidencial; mientras Mijaíl Degtariov, de 43, fue premiado con el Ministerio de Deportes tras poner orden en la conflictiva región de Jabárovsk desde 2021.

Un halcón en la recámara

Uno de los altos funcionarios cuya reputación ha ganado más enteros desde que comenzó la guerra ha sido el general Alexéi Diumin, gobernador durante los últimos ocho años de la región de Tula, sede de numerosas fábricas de armamento.

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Imagen de archivo de Vladimir Putin y de Alexei Dyumin. EPA/Alexei Nikolsky

A sus 51 años, sirvió en el Ejército, en el FSB y fue jefe de las Fuerzas de Operaciones Especiales que consumaron en 2014 la anexión de la península ucraniana de Crimea.

Antiguo jefe del servicio de seguridad presidencial, fue en su momento el candidato con más opciones para sustituir a Shoigú, pero Putin le ha nombrado asesor para asuntos relativos a la industria militar.

Eso sí, lo que une a la vieja guardia con los halcones y la nueva generación es que todos están involucrados de una u otra manera en la campaña militar en Ucrania, por lo que han sido sancionados por Occidente.

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